domingo, 6 de mayo de 2018

III – 2º PUEBLOS QUE COLONIZARON IBERIA: Los habitantes de Canaán (Hebreos, fenicios y filisteos). PUEBLOS SEMITAS -Capítulo 2º-

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general de capítulos: PARA VERLO HACER CLIK sobre: http://historiasdelflamenco.blogspot.com.es/2015/09/indice-de-entradas.html
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El artículo se desarrolla en un texto escrito en negro y se acompaña de imágenes con un amplio comentario explicativo (en rojo y cuya finalidad es razonar las ideas). Podrá leerse completo, pero si desea hacerlo entre líneas, bastará con seguir la negrilla o las letras rojas destacadas.
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IMAGEN, ARRIBA: De nuevo, el altar de Tell Beer Sheva, del que decíamos en artículos anteriores que se fecha antes del siglo VIII a.C. (es un dibujo mío, donde represento el ara tal como fue hallada en los años setenta por el profesor Aharoni). En otros estudios analizábamos esta pieza, que actualmente está en el Museo de Jerusalén, comentando se trataba de una mesa pétrea de holocausto, con "cuernos" en las esquinas (a juicio de Aharoni mediría 5 x 5 Codos S.H. -262,5 x 262,5 centímetros aprox.- por 2 codos de alto -105 ctms.- aprox-). Tiene como hecho extraño que en una de sus puntas se grabó una cobra, lo que a mi juicio sería fruto de los expoliadores o bien puede tratarse de una profanación. Pese a ello, el profesor Hitchcock -uno de los mayores especialistas en aras de este tipo canaaneas- considera que pudiera ser una figura de época, simbolizando aquella sierpe la fertilidad -de hecho hay pasajes mosáicos que refieren ofidiolatría-. A continuación analizamos la posible relación entre esas mesas sagradas canaaneas y las aparecidas en tierras de Tartessos.
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IMAGEN, ABAJO: Otro dibujito mío, aunque en este caso es una recreación del altarcillo de suelo hallado en El Carambolo (Sevilla).“Ashera” sagrada tartessia, fechada entre los siglos VII y VI a.C. y que guarda la forma de un pellejo de buey; igual que el colgante del tesoro encontrado en el mismo recinto sagrado -sobre ese cerro de Camas llamado Carambolo-. El diseño de los altares de Tartessos se corresponde exactamente con las exigencias y descripciones que el Antiguo Testamento determina para las mesas de holocausto judías -aunque los laterales semejan las patas del bovino, en vez de sus cuernos- (1) . Pues tal como manda El Levítico, debían ser realizadas sobre las arenas del terreno, sin decoración alguna y tan solo aprovechando la tierra (en forma de pequeño montículo, sobre el que habrían de sacrificar los hebreos a Yahvé). A mi juicio, estas asheras tartéssicas tienen una conexión plena con los altares judíos, adornados con cuernos; que en principio de realizaban en las arenas (tan solo aprovechando algunas piedras) (2) . Ello explicaría la aparición en la Península de esas mesas sagradas con diseño de cuero bóvido, en zonas de influencia semítica; lo que a mi entender no se produjo por una importación propiamente fenicia, sino llegada desde el Canaán judío (o filisteo). Puesto que no hay dato alguno que confirme el uso de asheras rituales con forma de toro entre los púnicos, mientras sí existen entre los cretochipriotas y los hebreos (más concretamente ente los filisteos, un pueblo conformado en gran parte por huidos desde Creta y Chipre tras las invasiones del Hierro, refugiados en Canaán y muchos de ellos mezclados o integrados entre las tribus de Israel).
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EL PRESENTE ESTUDIO PRETENDE ENCONTRAR LOS ORÍGENES DEL FLAMENCO EN MOMENTOS PREVIOS AL SIGLO XVII. ANTES DE QUE LOS GITANOS ESPAÑOLES LO TRANSFORMARAN Y CONVIRTIERAN EN SU FOLKLORE. NUESTRA FINALIDAD ES PODER APORTAR UNA NUEVA VISIÓN A LA HISTORIA DEL FLAMENCO, CUYOS TRABAJOS RELACIONADOS CON EL MUNDO GITANO SON TAN ERUDITOS, COMO SOBRADAMENTE CONOCIDOS Y ACERTADOS.
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Este artículo continúa con la historia y cronología de los pueblos de Canáan, de los que sabemos viajaron hasta nuestras tierras a finales de la Edad del Bronce y comienzos de la del Hierro (desde siglo IX a.C.; tal como narra La Biblia y como han confirmado los restos arqueológicos). Al menos, hay testimonio de dos culturas que se acercaron a las costas españolas durante esa etapa protohistórica: La fenicia, pero también la hebrea (debiendo suponerse la llegada de los filisteos como Pueblo del Mar que eran). Sobre los judíos, parece no haber rastro arqueológico propiamente indicativo de sus expediciones hasta el lejano Occidente en periodo de Tartessos; pero existen testimonios escritos y evidencias que demuestran cómo los reyes de Israel se asociaron con los de Tiro y Sidón para realizar largos viajes comerciales. Principalmente mandando barcos a este extremo Oeste, aunque también hacia el Oriente próximo y a la India. Una simbiosis entre púnicos y hebreos que nacería de una alianza necesaria para los fenicios, quienes carecían de puertos en el Mar Rojo y en cuyas costas Israel tenía buenas posiciones -desde las que los de Tiro y Sidón podrían realizar viajes comerciales con rumbo al Índico o al Cuerno de África (Arabia, la India, Sudán o Etiopía)-. Aunque aquellos emporios del Mar Rojo también los debería mantener Israel con fines defensivos -ya que se trataba del litoral frente a Egipto-. Todo lo que explica la amistad y colaboración entre los hebreos y los habitantes de Tiro y Sidón; documentada por infinidad de fuentes escritas antiguas. Pues ambas culturas apenas tenían grandes conflictos culturales, ni competencias económicas; menos aún diferencias raciales. Dado que los judíos eran también semitas, pero principalmente pastores, agricultores y mineros (habitando y trabajando tierra adentro); mientras los púnicos solían dedicarse a comerciar, pescar y navegar (viviendo en sus naves o en ciudades frente al mar).
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Debido a ello, creemos que no solo emigraron navegantes fenicios desde Canaán hasta nuestras tierras, sino que asimismo llegarían hebreos y filisteos (debido a que este último, fue uno de los Pueblos del Mar, asentado en Gaza hacia el 1190 a.C.). Una muestra de esos viajes de los israelitas hasta Iberia es el relato de Jonás; partiendo desde Joppe (Haifa) para llegar a Tarshish. Asimismo, existen numerosas citas bíblicas que nos hablan de los primeros reyes de Israel, comerciando los metales de esta tierra lejana. Sobre todo ello hemos tratado extensamente en un artículo que intitulé LA TARSHIS BÍBLICA Y LOS ALTARES APARECIDOS EN TARTESSOS, SEMEJANTES A LOS CANAANEOS. Cuyo enlace más abajo damos y en el que expliqué la evidencia de que la Tarshis citada por la Biblia era nuestro Tartessos. Un hecho histórico argumentado con datos como el puerto de partida hacia esa Tarshis, estaba situado en el Mediterráneo y era Joppe -junto a Haifa, como dijimos-. Por ello, cuando Jonás desea marchar en sentido contrario a Nínive y a tierras muy lejanas; habría de dirigirse hacia el Oeste -embarcándose por ello en Haifa y hacia esa Tarshis-. Pr lo demás, la identificación de Tarshis con la Tarso cilicia, es un error; ya que Tarso se sitúa en camino hacia Nínive y además apenas dista tres jornadas de navegación desde Israel. Lo que hace evidente que no se precisarían transportes especiales, ni grandes barcos, para navegar desde Joppe, hasta esa Tarso cilicia; muy conocida por los judíos y los fenicios -continuamente visitada por comerciantes y hasta por pescadores llegados desde Canaán-.
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Por cuanto expreso, recomendamos leer el siguiente estudio nuestro a quienes guarden alguna duda sobre la Tarshis bíblica y su relación plena con Tartessos (un artículo donde podemos demostrar la llegada de judíos, junto a los fenicios venidos desde Oriente Medio).
- LA TARSHISH BÍBLICA Y LOS ALTARES APARECIDOS EN TARTESSOS, SEMEJANTES A LOS CANAANEOS http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/04/la-tarshish-biblica-y-los-altares.html
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IMAGEN, ARRIBA: De nuevo, un panel del Museo Arqueológico de Sevilla, donde se expone el modo de adoración al "dios" tartessio y su relación con los altares en forma de piel de toro. Un modelo deificado que copiaba el diseño de los lingotes cúpreos (principalmente cretochipriotas durante la Edad del Bronce); "talentos" con el diseño de un pellejo bovino, cuyo valor pecuniario sería medido en bueyes. Tasación en pecunia (ganado) que promovería esta forma de cuero dada a los lingotes y a los altares; pero que aparece incluso en la planta de los templos del Bajo Bronce peninsular.
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IMAGEN ABAJO: Dos altares tartessios tauromorfos: A la izquierda, la famosa ashera sobre tierra, aparecida en El Carambolo; a la derecha, uno de los altarcillos fabricados en arena compacta y hallados en Coria del Río (Sevilla). Ambos receptáculos con el diseño de una piel de buey, fueron así dispuestos para celebrar holocaustos, en el interior de recintos sagrados tartessios. Su paralelismo con otras mesas sagradas encontradas en Canaán, nos obliga a considerar que las religiones y ritos que practicaban los tartessios pudieron ser importadas desde tierras de Israel, Palestina y de Fenicia. Ello nos lleva obligatoriamente a continuar con el relato histórico y cronológico de Canaán, para poder conocer las religiones y rituales de Tartessos (una civilización que -sin lugar a dudas- es el origen en gran parte del folklore Flamenco).
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7) – La “herejía” de Akhenatón y su posible influencia sobre el judaísmo:
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Por todo lo expuesto en el anterior artículo, desearíamos comenzar este -que es su continuación- indicando algunas premisas para comprender claramente las diferencias entre fenicios, canaáneos, filisteos, israelitas y judíos:
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A)-: La delimitación de lo propiamente hebreo (en nuestra opinión, como dijimos) ya aparece con Abraham, hacia el XIX a.C.. De tal manera, partiendo de que estas tribus -o pueblos- que van a formar luego Israel, proceden de las que huyen de Ur en el siglo XX a.C. (para comerciar y pastorear en el Sinaí). A mi modo de ver, los pre-israelitas de Abrahám se establecerían en estas tierras fronterizas con el Imperio faraónico con la ayuda y aceptación de Egipto (actuando como sus aliados o mercaderes).
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B)-: Partiendo de que el consentimiento y trato con Egipto fue el medio por el cual estas gentes venidas desde Mesopotamia se asientan en tierras de Canaán que dominaba el Faraón. Habríamos de tener en cuenta que en época de Abraham posiblemente ya adoptaron muchos usos, creencias o formas de vida que les impondrían los egipcios (para conservar amistad y alianza). En referencia a ello, el Yahvé de Abrahám, sí puede contener rasgos tomados del dios Osiris o una deidad egipcia enseñada desde el Nilo a los preisraelitas (impidiendo los egipcos que sacrificasen al primogénito, tal como acostumbraban a hacer los semitas). De tal manera, el “rescate” -o salvación de la víctima humana-, puede ser igualmente un rito de iniciación egipcia; practicado ya desde el III milenio en el Nilo, e impuesto a los de Abrahám; para cambiar sus ceremonias semitas, donde mataban a niños como efigie del Baal (del Señor). Algo que afirmamos, porque esta idea y “el rescate” se comprenden perfectamente en una sociedad piramidal, como era la de Egipto; donde las vidas y las almas disfrutaban de una metempsicosis extraña y escalonada. Consecuentemente, en los templos que correspondían a los estratos mas bajos, se inmolarían invertebrados, en efigie y símbolo del Faraón; mientras en los altares de recintos más elevados, se realizaría el mismo sacrificio, pero con un animal mas importante (de mayor coste en la ofrenda). Finalmente, en los templos con asistencia de nobles y familia real, se llegaría a la sustitución y rescate de vidas humanas; ofreciéndose personas y liberándolas tras el pago de un precio al sacerdocio del recinto -todo lo que quizás justificaba la esclavitud, como un medio de salvación; debiendo los hombres destacados comprar la vida otros que se llevaban ante el altar y para ser inmolados al dios-.
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Lo antes expuesto nos haría comprender el origen de la famosa ceremonia judía denominada “Rescate” , que traducida al sistema piramidal egipcio supondría una sucesión de pagos y ofrendas, de mayor a menor valor y forma escalonada. De tal manera, mientras en templos de zonas humildes del Nilo sacrificaban peces, por un motivo. Para la misma ceremonia, en un altar más rico se precisaría dar muerte a animales más valiosos (por ejemplo, aves). A su vez, el sacrificio de varios pájaros se equipararía con el de un cordero, y el de varias ovejas con el de un asno; tanto como la ofrenda de dos o más burros, equivaldría la inmolación de un buen caballo o toro. Todo ello siguiendo una escala piramidal, donde la muerte del ganado se equipararía escalonadamente con la de animales muy valorados por los egipcios, como el gato o el perro (a los que se llegaba a momificar). Procediendo así al ofrecimiento en el templo de las mascotas mas queridas por sus amos; o a los caballos, asnos y las reses superiores -de gran coste económico-. Todo ello, en rituales donde su carne no se comía, sino se ofrecía al dios (en nombre o efigie del Faraón). Lográndose una cadena piramidal que terminaría con la liberación o muerte de seres humanos en los templos; en una ceremonia que generaría el posteriormente llamado “rescate”; sobre el que la Biblia nos explica su culto y significado, del modo que a continuación analizamos.
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C)-: El Levítico comienza tratando de “El holocausto: En su ley” (Lev, 1) vemos que las ofrendas se diferencian en animales mayores (vacas), de ganado menor (cordero o cabra) o de aves. Igualmente, Exodo (22, 28) refiere los mismos sacrificios y dice textualmente: “Me darás el primogénito de tus hijos. Así harás con el primogénito de tus vacas y tus ovejas, quedará siete días con su madre y al octavo me lo darás”. Ello se realiza en una ceremonia que ha de llevar todo padre en sustitución del hijo primogénito (como la de Isaac), claramente relacionada con el “rescate” del que hablamos. En demostración de lo que exponemos, podemos leer en el Nuevo Testamento cómo Lucas (2, 21-24) narra el modo en que María y José, tras pasar esa primera semana desde el nacimiento de Jesús, le llevan a circuncidar. Pero luego han presentarle en el templo, para que sus padres queden purificados y para ese fin ofrecen como sacrificio ante el altar sagrado un par de tórtolas o palomas (tal como ordena el Levítico 2, 10). Para mostrar que se trata de ritos ancestrales y que los judíos siguen desde sus tiempos más remotos; recojo la referida pirámide de rescate, en la que puede pagarse la vida de un ser vivo superior, cambiada por varias de animales con inferior rango. Tal como lo expone Éxodo (34, 19 y ss), donde dicta textualmente Yahvé: “Todo primer nacido es mío y todo primer parto de tu ganado (...) sin embargo, el primer fruto del asno lo rescatarás con una res menor, y si no lo quieres rescatar lo has de desnucar. Rescatarás todo primogénito de los hijos y no comparecerás ante mí con las manos vacías”.
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IMÁGENES, AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, sistros egipcios de diferentes épocas (en un grabado de la Enciclopedia Diderot). Este instrumento ritual se utilizaba para simular el sonido de la serpiente, en las ceremonias de los templos faraónicos y con ello espantar al mal (identificado con los roedores que invadían los silos y transmitían enfermedades). El sonido y el nombre de sistro procede de ese siseo serpentino y su sentido ritual parece que fue igualmente copiado por los hititas; tal como muestra este otro modelo del mismo instrumento sagrado, hallado en Turquía (fechado hacia el 2200 a.C.). La difusión de la religión egipcia debió ser muy importante durante los milenios III y II a.C.; influyendo en cuantos pueblos rodeaban el imperio del Nilo (fueran a no aliados de este; pues los hititas eran conocidos enemigos del faraón, aunque contienen rasgos religiosos tomados de los egipcios).
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D)-: Comprendiendo que “el rescate” judío pueda relacionarse con la religión faraónica, en la que sacrificaban en diferentes templos diversos animales, de menor a mayor importancia y conforme a su “grado” de relevancia social -piramidal-. Ello nos hace entender la idea expresada en el Levítico, donde se afirma que varias aves equivalen a un cordero y un número de corderos a una vaca, tanto como una cantidad de vacas es igual un asno (etc). Todo, en una cadena de equivalencias, en la que habían de ofrecer al templo una cantidad de animales inferiores, para liberar a otro de una especie más importante. Lo que daría la posibilidad de rescatar a un hombre a cambio de un alto precio, pagado con animales superiores (de mayor importancia, también según el rango del humano a liberar). Ello nos obliga a pensar en ceremonias escalonadas y realizadas simultáneamente en distintos templos; en los que se irían sustituyendo de menos a más, las vidas de animales y de hombres -según la importancia de todos los inmolados o liberados en el templo-. Llegándose así a lugares y ritos sacros en los que se liberarían los hijos de los nobles a cambio de una gran cantidad de cabezas de ganado (o de oro) pagado al clero. Habiendo de pensarse que en la cumbre de esta pirámide ritual de “rescate”, siempre estarían esas vidas humanas, ordenadas de menor a mayor rango.
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E)-: Considerando que los ritos y la religión de Abraham pueden partir de una síncresis entre las creencias semitas y las egipcias; creo personalmente que no es admisible la afirmación común que considera el dios de Akhenatón, el origen del Yahvé de Moisés. Pues el Dios mosáico parece era el mismo al de Abraham; patriarca venido desde Ur, al menos cinco siglos antes de Akhenatón -lo que nos habla de la personificación de un pueblo o tribu llegado a Canaán desde Mesopotamia entorno al 1900 a.C.-
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F)-: Como conclusión penúltima, deseamos incluir que el rito de circuncisión (de origen egipcio); se llevaba a cabo entre todos los judíos el día séptimo -tras el nacimiento; en mismo periodo que se marca “el rescate” de los primogénitos-. Siendo este el único sacrificio o daño humano que tolera el Levítico y el Éxodo. Así se entiendo cómo, tras circuncidar a Jesús niño, María y José acuden al templo para purificar lo que han hecho, por lo que ofrecen la muerte de dos tórtolas (en símbolo propio y como holocausto de sangre). Además es importante añadir en el Nilo, la circuncisión se realizaba solo entre sacerdotes y se relacionaba con la salida del Sol en el Amanecer (la aparición del astro entre las dunas, tal como emerge el glande del prepucio). Este hecho religioso sí se identifica con el disco solar de Atón, pero igualmente con el de Amón-Ra y el Osiris, venerados ya desde el comienzo del Egipto Dinástico. Pues en verdad la “reforma” de Akhenatón fue una simple estratagema política y muy poco tuvo de cambio teológico. Por todo ello, desde la más remota antigüedad, el significado de la circuncisión fue muy semejante; relacionándose con la higiene y simbolizando el prepucio cortado, la flor de loto del Nilo que se abre como el Sol -o con las columnas de los templos en forma de cipo y esta flor en su capitel-. Por lo demás, el Sol al amanecer en su disco (Amón o Atón), es sígno del huevo cósmico o primigenio del que se originaba todo el Universo; por lo que nos será fácil entender por qué el pene circunciso significaba la iniciación -el comienzo hacia otra vida-. Entre los egipcios, este rito se realizaba de adulto y por voluntad propia; aunque hay que entender que las tribus del desierto carecen de agua, por lo que se hace muy necesario cortar esa parte del glande, pues facilita la limpieza del pene y evita enfermedades o infecciones. De ello -quizás- que este rito egipcio de adolescencia, se realizase al nacer entre los judíos; ya que estos últimos habitaban zonas muy pobres en agua (dado que el Nilo siempre facilitaba suficiente caudal para llevar a cabo la higiene personal).
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Hay quienes consideran a Akhenatón el primero en instituir la circuncisión; por lo que podríamos pensar que este rito que sustituía el sacrificio del niño, pudo llegar a los hebreos en tiempos de aquel Faraón (Amenofis IV). Pero sabemos que no fue así, ya que la circuncisión se practicaba a comienzos del III a.C. milenio entre los egipcios. Por lo que cuando Abrahám la toma como forma de Alianza con Dios, pactando con Yahvé este sacrificio como señal y rito (Gen. 17, 9 y ss.); la circuncisión era sagrada y practicada en el Nilo. Así creemos que se trataría de otra ceremonia común entre hebreos y egipcios; descrita en pasajes Bíblicos, donde veremos cómo Yahvé manda circuncidar a todo judío nacido (en su octavo día; y también a todo esclavo adquirido, fuera o no del linaje de Leví). Ello nos indica que además de un significado religioso tenía otro médico; pues tal como pudimos tratar en nuestra obra “higa, higo, hígado y aojo. Magia religión y medicina”, el cuidado de las zonas genitales y de sus enfermedades en Egipto era primordial. Debido a que de las mucosas venéreas procedían los peores males que vivían las civilizaciones del desierto; epidemias endémicas, como las gonorreas y la ceguera que transmite su bacteria. Por todo lo explicado queda claro que gran parte de la religión de Yahvé y sus ritos, nacieron en Egipto, aunque otros procedieran originariamente de Babilonia. Creencias que serían adoptadas por los “judíos” -errantes o que habitaban en el Nilo-, desde comienzos del II milenio a.C..
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IMÁGENES, ARRIBA Y ABAJO: Junto estas líneas tres imágenes de “El Sacrificio de Isaac”, representado por Alonso de Berruguete -escultura propiedad del Museo de Valladolid (San Gregorio) al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Esta talla (una de las mejores del artista vallisoletano) refleja el momento en el que Dios pide a Abrahám que inmole a su hijo mayor; así el padre se dispone, para ofrecerlo. Instante en que aparecerá un ángel enviado por Yahvé, que parará la mano de Abrahám y hará aparecer un carnero entre unas zarzas; para que el padre sustituya la res por el primogénito ofrecido. Este pasaje -que puede parecer extraño a día de hoy- es el que marca el origen (o tronco común) de las tres religiones monoteistas: La judía, la cristiana y el islam. Siendo un hito en la Historia, al mostrar el final de los sacrificios humanos; un hecho que debe analizarse con gran interés, ya que nos obliga a comprender el paso de las religiones del neolítico (que ofrecían personas en sus ceremonias) hasta las más adelantadas, surgidas de la Edad de los Metales (y que tan solo contemplan el sacrificio de animales).
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Hemos de considerar que a la Península Ibérica llegarían estas creencias con los visitantes venidos desde el Oriente Mediterráneo a comienzos de la Edad del Hierro. Viajeros que traerían sus nuevos cultos y ritos durante la Edad del Bronce, aunque sería entre los siglos XI al IX a.C. (al final del Bronce y comienzos del Hierro), cuando especialmente vendrían aquellas nuevas religiones hasta nuestras tierras. Con la aparición en Iberia de cretochipriotas, fenicios y canaanitas, junto a otras gentes del Egeo y de Oriente Medio. Quienes enviarían “misioneros” con la función de evangelizar o colonizar nuestras tierras, aculturándolas y sometiéndolas a través de esas nuevas religiones (más modernas y justas, con el fin de legitimar su poder sobre los indígenas peninsulares).
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AL LADO: Presentación en el templo de Jesús; tabla pintada por el portugués Gregorio Lópes (y taller), propiedad del Museo Nacional de arte antiguo de Lisboa -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. En ella vemos la circuncisión de Cristo llevada a cabo por el rabino, mientras San José entrega un par de tórtolas para purificar la sangre derramada -“rescatando” el daño sufrido por el niño, con esas dos palomas-. En el ritual vemos claramente el significado del “recate” nacido del recuerdo de Abrahám; donde ha se inmolarse un animal en sustitución del hombre, pero a su vez se circuncida al hijo (en respeto al daño que hacemos a la naturaleza, disponiendo de sus reses o aves). Como decimos; los rituales llevados a cabo sobre los altares tartessios debieron tener relación con los mosáicos comentados, ya que el diseño de sus asheras se corresponde con el de esas mesas sagradas canaánitas -especialmente con las de Israel y más aún con algunas de las primitivas de Canaán, como las halladas en Megiddo-.
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G)-: Para concluir, añadiremos como dato importante que dentro del mundo hebreo hay dos tribus consideradas de origen egipcio -o extranjero- llamadas de Efraim y de Manases. Dichos grupos son los que fundan el reino de Judá (ajeno al de Israel) y se consideran llegados tras la época de Akhenatón al Jordán; creyendo que se establecen en este momento al Sur de Canaán. Por su parte, el Génesis nos dice que Efraim y Manasés eran dos hijos gemelos de José; nacidos de ese hebreo (que llegó a visir del faraón) y de su mujer egipcia. De tal manera, estas dos tribus se pueden considerar una personificación de posibles migraciónes desde el Nilo, tras la herejía de Akhenatón -en épocas cercanas a Ramsés II (tal como la Historia recuerda)-. Quizás, la huida de dos pueblos; uno de linaje más faraónico y otro con raíces hebreas. Todo ello pudiera relacionarse con el Éxodo; aunque hemos de tener muy en cuenta que tan solo se comprendería la venida desde Egipto de dos de las Doce Tribus. Por lo demás, dichos grupos de Efraim y Manasés parece que tenían un orden y unos cultos muy distintos a los comunes entre israelitas. Tanto, que establecen un reino aparte, llamado Judá y que apenas se unifica unos setenta años con el de Israel (durante los periodos de David y Salomón). Este pueblo es el llamado Yahvista y el que mas influye en muchos de los posteriores cultos de los judíos; pues al ser más conservador y teocrático, fue el que siempre resistió más al invasor y no se dejó subyugar fácilmente. De tal manera, habríamos de hablar tan solo de este origen egipcio, en los hebreos de Judá; una nación muy relacionada con Amenofis IV. Mientras el reino de Israel -que corresponde a las tribus restantes-, no procedería de este Éxodo y su aparición en Canaán sería muy anterior. Finalmente faltarían incluir una tribu más extranjera (procedente de Creta o Chipre); asentada en Golán y de origen “Danao”, que sería la llamada de Dan (3) ; incluyendo asimismo a los filisteos, que era otro Pueblo del Mar (de origen similar a los de Dan) pero asentados en la franja de Gaza, desde comienzos del siglo XII a.C..
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H)-: Por último, hemos descartado la posibilidad de que el origen de los judíos se circunscriba a época de Akhenatón (mediados del siglo XIV a.C.); creyendo poder demostrar que es al menos cinco siglos anterior. Por ello desearíamos terminar concluyendo con un breve bosquejo de la procedencia inicial de los israelitas. Pues el inicio del pueblo de Israel se produce cuando gentes de origen Amorrita, en el siglo XIX a.C., entran en contacto con Egipto. Pactando su posible asentamiento en tierras dominadas por el faraón en Canaán, cumpliendo una misión comercial y de pastoreo favorable al Nilo. Aquellas zonas del Sinaí eran limítrofes y gobernadas por Egipto -directa o indirectamente-; por cuanto para su asentamiento en ellas hemos de suponer un pacto con quienes las dominaban. Dichos tratados deben ser los que refiere el Génesis cuando habla de que Yahvé promete una tierra al pueblo de Abraham, a cambio de una serie de alianzas, que tienen vinculación religiosa (entre las que se destaca el sustituir el carnero por el niño y la circuncisión). Con ello podemos entender cómo un pueblo que vaga errante, viajando desde Babilonia al Nilo, finalmente deciden convertirse en sedentario; otorgándoles los egipcios esas tierras del otro lado del Mar Rojo, a cambio de unos acuerdos. Lo que generaría grandes alianzas con el faraón, motivando que sus descendientes se trasladasen a vivir al mismo Egipto (en época de José). Siendo esta la teoría que más encaja con la formación y asentamiento del pueblo de Israel, desde sus principios y en sus fronteras de Canaán.
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I)-: FINAL: Tras las disertaciones anteriores sobre el origen de los hebreos, volvemos a Akhenatón; faraón del que ya dijimos cómo principalmente se dedicó a su reforma religiosa. Tanto fue así, que llega a abandonar la política, el comercio y a olvidar sus destacamentos de frontera. Su imperio se fue desmoronando en los pocos años de su reinado (apenas diecisiete); mientras el rey tan solo se ocupó de instituir su nueva “idea monoteista”, en la cual deseaba ser él mismo la cabeza y “gloria del dios Atón”. Pese a tal decadencia, su reinado es de gran importancia artística y creativa, aunque gran parte de esas obras fueron destruidas tras su muerte, por considerarlas heréticas. Nació una nueva estética y un nuevo tipo de arte figurativo, en el que se alargan y deforman las figuras humanas. Se dijo de él que el mismo Faraón era deforme y alargado, con malformaciones oseas y que para imitar sus defectos se crea esa estética. Pese a ello, el mismo tipo de esculturas comienzan levemente iniciarse durante el gobierno de su padre (Amenofis III); en cuyas representaciones ya vemos rasgos “estirados”, su cabeza apepinada y sus extremidades alargadas. Aunque es sobre todo durante el periodo de este Akhenatón, cuando se llega a presentar a los hombres, a los reyes y dioses, con formas en sus cuerpos similares a las de los insectos (a veces más parecidos a escarabajos o libélulas, que a humanos). Sobre ese hecho hay una teoría comprobada afirmando que durante los reinados de Amenofis III y IV, en toda la corte y en la alta sociedad egipcia, se impone como moda el consumo de cerveza con mandrágora rallada. Al parecer, se pudo comprobar por los estudiosos de arqueo-medicina, que dicha bebida alcohólica mezclada con limaduras del la raíz de esa planta, causa alucinaciones permanentes, que hacen ver la realidad distorsionada. Su consumo de forma continuada afecta a la visión y al nervio óptico, percibiendo la realidad de forma muy similar y tal como se representa el arte de época de Akhenatón (en una “psicodelia” del siglo XIV a.C., que alarga brazos y cabezas; nacida a todas luces del consumo desmesurado de cerveza con mandrágora).
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No deseamos afirmar que quizás esta pócima -que se tiene como la inspiradora de aquella estética de rasgos alargados-, posiblemente también produjo el empeño del rey por su “reforma”. Aunque es una hipótesis a estudiar la de que el “visionario estado” de Akhenatón y su empecinamiento por temas religiosos, pueda explicarse en relación a su abuso de cerveza con mandrágora. Ya que la herejía que comienza en época de su padre, fue dirigida por él de forma muy virulenta; llegando a la persecución e intento de destrucción de la religión anterior egipcia. Por ello, deseamos exponer que fue quizás esa cerveza mezclada con mandrágora, el motivo que lleva a Akhenatón a ser como fue: Olvidado todo asunto de política, comercio o fronteras y únicamente pensando en imponer su nuevo dios en Egipto; un dios del cual él era su única cabeza. Pues el consumo de esta droga era muy habitual en época que tratamos (algo que está arqueológicamente probado y comprobado -en restos de momias que la contienen-).
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Debido a la situación que narramos, la nación egipcia se escinde prácticamente en tiempos de Akhenatón, dividida en partidarios y detractores del nuevo culto. Luego, el fanatismo de unos y otros, hace que se hunda el Nilo en una gran crisis, que casi hizo desaparecer el reino de Egipto (un debilitamiento tan solo similar a la situación que produjo la llegada de los Hicsos). Por su parte, los Hittitas aprovecharán esta situación de conflictos internos; llegando desde Anatolia a tierras del faraón y arrollando todos los puestos avanzados que tenía Egipto hasta el Norte de Siria. Alcanzando Líbano y aliándose con los Canaaneos, quienes les ven como libertadores y les facilitan el camino hacia el Sur. De ese modo consiguen los hittitas en pocos años dominar desde el Líbano al Sinaí -con alianzas o victorias- ; alcanzando -por el este- hasta la entonces egipcia Mitani, creando así los de Hattusa un imperio de extensiones desmedidas. Por su parte, algunas ciudades Oriente Medio, que estaban ocupadas por egipcios -como lo fué Biblos-, deciden continuar fieles al faraón, pero Akhenatón no envían ayuda a fronteras y pronto caen pasto de los caudillos Caananitas revueltos, que ayudados por los Hittitas destruyen sus emporios. La fama de Egipto se desvanece y nadie puede permitirse mantenerse ya fiel a Amenofis IV (Akhenatón); quien mientras su reino se hundía, dedicaba sus principales esfuerzos para que los egipcios adorasen a Atón en vez de a Amón... .
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De este modo, el reino del “Faraón hereje” se convierte en una anarquía y en ese periodo de declive -dicen- aparece por primera vez en la zona del Sinaí un pueblo que los del Nilo llamaron “Apiru” y que al creemos se traduce como “los del otro lado”. Dichos Apiru (o Hapiru) son según muchos autores los que luego se llamarían hebreos; quienes durante el reinado de Akhenaton se intentan establecer al Oeste del Jordán y más tarde parece que consiguen hacerlo al Este de aquel río. Pese a todo, en nuestro modo de ver, quizás es entonces cuando los hebreos (o Apiru) se escinden de Egipto, huyendo a tierras más lejanas, al otro lado del Mar Rojo. Muchos creen que es entonces cuando huyen del Nilo, pero no debemos de pensar tanto en una huida como en el hecho de que en ese momento Egipto pierde la hegemonía en esas tierras de Canaán y del Sinaí. Que sin tener un señor, ni un gobernante; obligan a aquellos que las habitan, a organizarse de forma independiente y autosuficiente. Es decir, que quizás la crisis de Akhenatón, provoca la necesidad obligada de organizarse para subsistir, a quienes por entonces habitaban en Canaán o en el Sinaí (dominado hasta esos días por el faraón). Sobre todo, ante la llegada de otros tiempos; en los que los egipcios no gobernarían esas tierras ni protegerían más a los habitantes de Canaán.
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IMAGEN, AL LADO: Junto a estas lineas, de nuevo un cuadro portugués con la presentación de Jesús en el templo (en este caso se trata de una obra de Jorge Alfonso, perteneciente al precioso monasterio de San José en Setúbal -actualmente cerrado por reformas y al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-). De nuevo vemos a San José ofreciendo dos palomas y al rabino, que muestra o realiza la circuncisión del niño. Tras cuanto hemos relatado acerca de las religiones de “rescate” nacidas en la Edad del Bronce, comprendemos perfectamente los elementos de la escena (la circuncisión como elemento de alianza con Yahvé, a cambio del niño). Por lo demás, el hecho de que “el rescate” se lleve a cabo con el primogénito, se debe -a mi juicio- a una costumbre pastoril; porque entre el ganado, las cabras, ovejas y algunas vacas, rechazan al primer parido. No sabemos bien a qué se debe este comportamieto de las primerizas (muy común entre las ovejas), pero parece que en el género humano también existe esa tendencia de temor o de rechazo hacia el primer hijo; por motivos psíquicos postparto. Todo ello, unido al sentido del linaje; explicaría el rito de rescate, como una alianza impuesta en estas religiones que debían liberar al primogénito. Aunque en los cultos semitas más antiguos, se practicaría la entrega del primogénito al templo (normalmente para inmolarlo en efigie del Baal o señor -tal como aún hacían los fenicios hasta tiempos de Roma-).
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ABAJO: Imagen de Akhenatón tomada de la antigua fototeca de la Universidad de Bruselas (a la que agradecemos nos permita divulgarla). En ella vemos una de las esculturas de este faraón, donde se aprecian los rasgos alargados, como signo de esa deformación que yo atribuyo -personalmente- al abuso de la cerveza con mandrágora rallada. Este rey, quiso ser el centro de toda la actividad religiosa de Egipto; probablemente movido por ideas surgidas del consumo de aquella bebida alucinógena. Pretendiendo una reforma en la que él fuese la única figura y persona que representase al dios Atón (Amón) en la Tierra. Abandonó sus deberes como gobernante, dividió el reino en dos facciones (partidarios y contrarios a su reforma) e internó al Nilo en una guerra civil, que debilitó casi por completo sus fronteras y su poder. Es entonces cuando -a mi juicio- aquellos pueblos que habitaban en tierras limítrofes con Egipto, hasta entonces dominadas por el faraón; necesitarán ser autosuficientes y deberán defenderse por sí mismos -fundando Estados-. Generándose en la zona de Canáan y del Sinaí el pueblo israelí y el judío -durante aquella época-; ya con plena consciencia y separados del Nilo, bajo la necesidad imperiosa de crear una nación propia (al verse solos y sin el dominio, ni la defensa, de los ejércitos del faraón).
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8) – El cautiverio judío, El Éxodo y Moisés (su relación con Akhenatón):
Hasta este momento no hemos tratado la figura de Moisés, el gran libertador del pueblo judío; ni sobre del significado de El Éxodo -propiamente-. Pero tras llegar a este punto de la Historia, nos será más fácil comprender las situaciones que se generaron. Aunque regresaremos a la entrada de los hebreos en Egipto, para ir comprendiendo las fases de este pueblo: Acerca de esos judíos emigrados al Nilo (en época de los Hicsos), nos dice la Biblia que los descendientes de Jacob -venidos con José- luego hubieron de sufrir un largo periodo de “cautiverio”. Lo que interpretamos como una esclavitud o una dominación -reducidos a casta inferior-, ocurrida desde la caída de los reyes Hicsos. Faraones extranjeros que les traerían a esas tierras, para trabajar como funcionarios o como burguesía (durante el siglo XVII a.C.); lo que les granjeó el odio de los verdaderos súbditos de Egipto, que les subyugan tras recuperar su reino del Norte y echar a la dinastía Hicsa. Permaneciendo así cautivos los hebreos unos doscientos años y hasta la crisis de Akhenatón (sucedida hacia el 1350 a.C.).
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Difícil es comprender que los judíos fueran totalmente esclavizados en tierras ajenas y no perdieran su lengua, ni sus costumbres. Debiendo considerarse más bien que tras el final del imperio Hicso (acontecido hacia el 1580 a.C.), los hebreos debieron caer en “desgracia” y serían desplazados desde la clase alta, hasta los mas bajos estratos sociales. Con ello se entiende el relato bíblico en el que los descendientes de Jacob, pasan de ser la élite social, a trabajar en labores de clase media baja (entre las que estaba el oficio de albañilería, ladrillero y las faenas del campo) (4) . Muy posiblemente ello ocurrió durante el periodo que hemos marcado (entre el 1580 y el 1350 a.C.). Debiendo por entonces soportar el yugo de los faraones más guerreros y más fuertes del Imperio Nuevo (antes mencionados, de la XVIII Dinastía; entre ellos: Amosis, los Amenofis y los Tutmosis). Aunque con la llegada de Akhenatón, los canaaneos dejan de sufrir este férreo control del Nilo; ya que el “rey hereje” no impedirá que Canaán se “independice”, o que sea tomado por los Hittitas (olvidando toda obligación política y militar en esas tierras). Siendo obvio que tras sublevarse los territorios faraónicos del otro lado del Mar Rojo; caerían bajo infuencia Hittita. Así, los hebreos que habitaban aún en Egipto verían la posibilidad de salir del territorio y del Imperio, para establecerse en lo que ya considerarían como su tierra (liberada). Lo que sucedería durante este periodo, en el que -como dijimos- incluso se escinde Egipto; dividido en guerras civiles entre partidarios y oponentes a la nueva religión.
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Muchos de los pueblos subyugados y esclavizados aprovecharían esa etapa de debilidad para huir del poder farónico y establecerse donde los hittitas les permitieran. Para ganarse la amistad de los enemigos de Egipto, quizás debieron exagerar su propia historia; relatando que habían sido terriblemente esclavizados y perseguidos en tierras del Nilo. Con lo que se ganarían la confianza de los hittias, para que les permitieran establecerse en esa franja de Canán; dominadas por los que verían un buen socio a todo pueblo que odiaba al faraón. Probablemente ello explique cómo los judíos conservaron todas sus tradiciones y lengua desde la marcha de los Hicsos y hasta la llegada de Akhenatón; pues probablemente no fueron tan cautivos, sino mas bien ciudadanos sometidos a duros tributos y a trabajos incómodos (ordenados por el rey del Nilo). Es decir, que desde la caída del reinado Hicso, los faraones consideraron a estas gentes de origen Canaánita como colonos de sus tierras allende el Mar Rojo; pero sometiéndolos con dureza, obligados a fuertes tributos. De ello, posiblemente tras la decadencia de Akhenatón y cuando logran independizarse definitivamente de Egipto; los israelitas prefirieron narrar una dura historia de cautiverio y enemistad con el Faraón. Momento en el que creemos surge la figura de Moisés y también en el que aparecen los denominados “Apiru” en territorios del Jordán. Apiru ó Hapiru (Hebreos) que más bien hemos de identificar con las tribus de Manasés y Efraim, quienes más tarde conforman el Estado de Judá (como reino del Sur y distinto al de Israel). Aunque ello no explica plenamente la historia bíblica que nos narra El Éxodo, en la que un hombre de origen levítico, criado entre los faraones, es quien lleva al pueblo de Israel hasta le Tierra de Canáan.
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Para comprender la figura de este salvador de los judíos -llamado Moisés-, hemos de avanzar un poco más en la Historia de Egipto; estudiando lo sucedido tras la muerte de Akhenatón, siéndonos así más fácil comprender a quien personifica esta figura mesiánica. Pues sabemos que tras el fallecimiento del “rey monoteista” en el 1362 a.C (+,-) la anarquía se adueña de un dividido Egipto; que heredará su yerno, el famoso Tutankhamón. El nuevo soberano abjura de la religión de su suegro, e intenta reconvertir el reino al sistema antiguo; reponiendo la capital en Tebas y sustituyendo la que fundó Akhenatón -con su mismo nombre, en el término medio del Nilo; ciudad que así fue destruida y olvidada-. Tutankhamón (que en vida de su suegro se llamaba Tutankh-Atón, en honor del Atón) pronto pasa a denominarse como mandaba el antiguo culto a Amón, para honra y orgullo del dios anterior a Akhenatón -ya restituido-. Así, el nuevo rey, se reconcilia con los sacerdotes y vuelve al culto de Amón, mandando destruir los templos, palacios y hasta las tumbas y esculturas realizadas por Akhenatón. Su desprecio hacia su padre político -del que había heredado el trono- lleva a inclusive a desahuciar y expoliar las tumbas de las familias de Amarna. Sabiéndose recientemente que vaciaron hasta el cenotafio de la madre de su mujer; pues este sepulcro fue el que poco después sirvió para enterrarle, cuando parece que le asesinaron –es la tumba que encontró en 1922 Howard Carter; que antes de ser de Tutankhamón parecer que fue la de Nefertiti- (5) .
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En dicha decadencia del reino de Egipto, donde llegaban a asesinar al joven faraón; los que le suceden solo intentan reconquistar diversas tierras perdidas y algo del orden olvidado. Así se llega -tras Hotrembeb- a Ramses I, y luego a Seti I en 1319 a.C.. Reyes guerreros que pretenden la reconstrucción del Reino Nuevo, con campañas en Siria y Líbano, durante los cuales hemos de imaginar que los hebreos aún permanecían en semi esclavitud o huyendo de Egipto; mientras en las fronteras de Oriente Medio se libraban múltiples batallas. Finalmente, sube al trono el famoso Ramsés II, quien deseoso de reconquistar Canaán, pierde la guerra frente a los Hittitas en 1299 a.C. (en Siria y Líbano); derrota tras la que jamás volverá a gobernar Egipto plenamente aquella zona. Así, sobre 1283 a. C. (+,-) teóricamente los hittitas y egipcios se reparten Canaán en dos mitades, pero realmente ya ni unos, ni otros, la dominarán plenamente; pues están naciendo allí nuevos reinos y ciudades (entre los que se encontrarán los Estados fenicios y los judíos). Ramsés II se casará entonces con una princesa Hittita, para forzar el dominio de Oriente Medio; pero tras ello realmente, tanto Biblos como otras ciudades costeras -y casi todo Canaán-, pasan a ser considerados de algún modo tierras enemigas de ambos imperios y de frontera entre esos dos “agresores”. Ello produce un fuerte sentido nacional común entre los habitantes de aquellas zonas; intentando así fenicios, caananitas y judíos, independizarse del vasallaje del Nilo. Hasta el mismo Biblos comienza a ser totalmente autónomo, consiguiendo marcar una frontera con Egipto y con los Hittitas (lograda plenamente sobre el siglo XII a.C.). A todo ello se sumarán dos hechos, que posteriormente trataremos y que son: La aparición de los Pueblos del Mar, pero sobre todo la del Hierro. Lo que desde el siglo XII genera unas nuevas migraciones y una nueva etapa en Oriente Medio. Un periodo durante el que se crean las tres civilizaciones que perviven en Canaán: La Fenicia, el reino de Judá-Israel y el de los Pueblos del Mar (los huidos del Hierro). Quienes habitaron la zona promoviendo gran prosperidad durante unos cinco siglos; hasta que los Babilonios atacan Oriente Medio en el 722 a.C.; llegando a destruir sus ciudades principales unos ciento cincuenta años después. Pero antes de explicar cómo nacen, se desarrollan y caen estas civilizaciones -que vivieron en Canaán y colonizaron el Sur peninsular español por tantos siglos-, explicaremos el sentido de sus figuras históricas más importantes.
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IMÁGENES, AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, altar tartessio hallado en de Coria del Rio. Se trata de una mesa ritual hecha con tierra compacta y cuya forma recuerda a la piel de un bovino. Su diseño es asimismo igual al del pectoral más pequeño en el tesoro de El Carambolo. En la foto -bajo estas lineas- vemos estos colgantes, tal como los muestra una vitrina del Museo Arqueológico Nacional, donde se encuentra la reproducción de el ajuar hallado en El Carambolo (agradecemos al MAN nos permita divulgar su imagen). Asimismo podemos observar en la parte alta de la foto; un dibujo con el altar de El Carambolo, construido sobre el suelo. Muy parecido al anterior -de Coria- tanto como a los colgantes en forma de pellejo.
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ABAJO: Altar de Beersheva, tal como lo muestra el Museo de Jerusalén (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Estas asheras sagradas estaban construidas tan como ordenaba El Levítico: Con unas piedras, sobre la arena y sin apenas más recursos. Finalmente se sincretizaron con asheras venidas de otros cultos (especialmente con los micenios y los cretochipriotas); por lo que sus cuernos pasan simbolizar al mismo dios, o al poder. De tal manera eran atributo de deidad sus astas, que para pedir asilo al templo habían de agarrarse a una esquina de estas mesas, pudiendo los sacerdotes conceder protección al que allí se sujetase. Aunque si altar perdía uno solo de sus cuernos, quedaba sin valor y se consideraba profanado. No pudiendo cumplir con sus funciones sagradas y menos con la potestad de asilar o salvar al que allí se asiera. Esta potestad del cuerno, que asimismo el pueblo judío ritualizaba en el sonido del “shofar” (trompeta sagrada construida con el asta de carnero), nos habla de cultos venidos de la ganadería. Especialmente de religiones ancestrales, donde las reses tenían un simbolismo fundamental; por cuanto asir al ganado por los cuernos, significaba vencer al animal. De allí procedería el valor de las esquinas en los altares judíos; un simbolismo que quizás tuvieron también los laterales de las mesas sagradas de Tartessos (igualmente con forma de bovino).
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9– Moisés y la Tierra de Canaán (los “proto-fenicios”):
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9 - a) Moisés visto por Freud, Campbell y otros teóricos del Éxodo:
Antes hemos explicado la historia de los judíos, como un pueblo de origen canaaneo (amorrita) que se trasladó al Nilo y que tras la caída de los Hicsos permaneció -en gran parte- subyugado por Egipto (aunque finalmente se liberarían; posiblemente desde el siglo XIV a.C.). Los que comenzarían a huir y a independizarse en tiempos de Akhenatón; son considerados por muchos autores como exiliados; quienes época de Ramsés II deciden abandonar totalmente Egipto. Pero según varios estudiosos, el secreto de su huida parece estar más relacionado con la escisión de Egipto -en partidarios y detractores de Akhenatón-, que con el éxodo de un pueblo esclavizado. Asimismo para otros, serían los pertenecientes a las tribus de Efraím y Manasés, que como sabemos no pertenecían a israel, sino fundaron Judá en el Sur de Canaán. De tal manera, dicen estos expertos en el tema, que tras el fallecimiento de Amenofis IV; los aún partidarios de la religión de ese faraón (“hereje”y monoteista), se sublevan durante decenios. Hablando de que lucharían hasta contra Ramsés II, al que los judíos -unidos a esos egipcios partidarios de la “herejía”-, habrían solicitando un territorio, para crear una nación diferente a Egipto. Esta es la hipótesis que muchos historiadores siguen y que por primera vez intuyó ese magnífico “arqueólogo” aficionado de origen judío -el inigualable psicólogo, que fué padre del psicoanálisis-. Sigmund Freud en su libro “Moisés y la religión monoteista” plantea que el principio del pueblo judío fue solo como una escisión del egipcio; separándose una parte de seguidores de Akhenatón, cuando deciden emigrar de su tierra y huir al desierto -para evitar la confrontación y crear un nuevo reino-. Esos hechos los fecha Freud, tras la muerte del “Faraón hereje”, datándolos en su opinión entre el 1350 y el 1310 a.C.
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Joseph Campbell narra en “Las Mascaras de Dios” del siguiente modo las consecuencias de tal teoría, expuesta por primera vez por el psiquiatra-arqueólogo: “Sigmung Feud dió un susto a muchos de sus admiradores cuando propuso en su última gran obra `Moisés y la religión monoteista´ que Moisés no era judío sinó un noble egipcio -especificamente de la casa del faraón herético Aknatón, quien reinó entre 1377 y 1358 a.C.-. Que en los años inmediatamente siguientes a la muerte de este Faraón, que supuso el colapso tanto de su corte como de su culto al monoteismo; Moisés partió de Egipto acompañado de colonos semitas del Delta, a quienes procuró inculcar las creencias monoteistas de Aknatón. Sin embargo, en el desierto, esta gente oprimida por sus castigos le mató y su liderazgo fué ocupado por el sacerdote madianita de un dios volcánico árabe: Yahvé”. Continúa relatando como el recuerdo de Moisés entre los huidos consiguió ir transformando el dios Yahvé en un dios mosaico, dando nueva vida a esa religión judaica (6) .
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Tal y como afirma el profesor Campbell, no debemos rebatir directamente tal teoría de Freud, cuando menos meritoria por haberse escrito hace más de cien años (7) . Aún más siendo el mismo padre del psicoanálisis de origen judío, mientras niega que uno de los hombres más ilustres de su pueblo, no lo fuera. Pues la creatividad de tal idea y la razón arqueológica asisten al genial Freud; que quizás sin suficientes argumentos o datos -pero con gran sentido común- intuye una verdad que puede convertir un mito, en una leyenda con visos de realidad histórica. Porque su interpretación de Moisés verdaderamente alcanza a hechos históricos que pudieron suceder perfectamente en los orígenes del pueblo de Israel. Pese a ello, Joseph Campbell, cree que tal mito de Moisés no es de origen egipcio, sino semita y que se trata de una leyenda compuesta hacia el siglo VIII en Israel, pero inspirada en una historia nacida en Summer. Dicho planteamiento (del también genial Campbell), no podemos compartirlo, pues dejaría fuera de toda realidad histórica a Moisés y a El Éxodo. De tal manera, si pensamos que la narración del Éxodo solo es un relato babilónico revivido, habríamos de plantearnos la veracidad histórica y la autenticidad del Antiguo Testamento (sin tener sentido el cautiverio, la huida, ni la llegada a Egipto de los judíos... Siquiera ni el mismo Abraham puede explicarse arqueológicamente). Todo ello, es lo mismo que negar cualquier viso de hechos históricos en el Génesis y el Éxodo, hipótesis que no podemos admitir; ya que no explica siquiera por qué no pueden encajar sus figuras históricas, las fechas y personificaciones; en etapas que realmente vivió el pueblo hebreo.
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Es decir: Si sabemos por restos arqueológicos y culturales, que los judíos son de origen Amorrita, venidos de la zona de Mesopotamia; que luego vivieron cerca de los egipcios (o entre ellos) y que hacia el reinado de Akhenatón, regresaron al Sinaí. Se hace imposible pensar que El Génesis y El Éxodo no nos hablan de etapas, personificaciones y gentes coetáneas o paralelas. Pues el Antiguo Testamento narra que el pueblo de Abraham, nacido en Ur y venido hasta Canaán; por sus penalidades, emigró en época de José a Egipto, tras lo que triunfan en el Nilo. Aunque luego son allí sometidos, por lo que deciden huir o en regresar a Canaán, en tiempos la de Moisés. Unos hechos y etapas que concuerdan con lo que la Historia dice y descubre; por tanto, si todo el Génesis y el Éxodo es falso -tal como Joseph Cambel afirma- ¿Por qué encajan sus relatos con lo que la arqueología y los arqueólogos van hallando?. Así pues, si partimos, tal como dice Campbell, de que el Éxodo es un mito semita transcrito en el siglo VII, sin contener realidades vividas por los judíos; jamás llegaremos a entender por qué estos Libros del Antiguo Testamento coinciden con las etapas y sucesos de Egipto o de Canaán... . Por lo tanto, la única hipótesis admisible sería considerar a Moisés como un personaje histórico (más o menos legendario). Aunque Campbell cree que los judíos del siglo VII a.C. -al ser invadidos por los babilonios- le añaden las cualidades y leyendas de un rey semita (akkadio), llamado Sargón. Asimilando los israelitas su más venerado héroe, con un monarca de Mesopotamia, cuyo gobierno se fecha en el III milenio a.C. y cuyo recuerdo se pierde en la memoria. Aunque es casi imposible creer esta hipótesis de Campbell, considerando que los israelitas, durante su cautiverio en Babilonia, estudiasen y conocieran a Sargón el akkadio (Sargón I de Argade); tanto como para incluir pasajes en La Biblia inspirados en la historia de aquel monarca del siglo XXIII a.C..
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IMÁGENES, AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, famosa cabeza en bronce akkadia, que se supone la del rey Sargón (2270 al 2215 a.C. +/-). La fotografía es una de las primeras tomadas a este busto, que considera representa al famoso monarca akkadio. Perteneció a la serie de imágenes que hizo su descubridor en 1931 (el profesor R.Campbell Thomson); mientras en un igual tiempo (desde 1925 a 1935) otro profesor Campbell (Joseph Campbell) iniciaba sus estudios de antiguas religiones y de filosofía comparada. Creo que el parentesco con el descubridor del busto akkadio, o bien su mismo apellido, llevaron al joven Joseph a interesarse por la historia del antiguo rey Sargón -estudiado y descubierto por R. Campbell-. Quizás confundiéndolo con el Sargón de Siria (contemporáneo al cautiverio de los judíos); por lo que en mi opinión, Joseph Cambell construyó esta extraña teoría en la que identifica al Sargón de Akkadia, con Moisés. Personajes cuyo único nexo de unión es que al nacer fueron dejados por la madre en un cestillo flotando en el río. Aunque Sargón sería recogido por un jardinero, quien tras transmitirle su profesión, vio como la diosa Ihstar se enamoró de ese chico que trabajaba el jardín de su templo, concediéndole dones para llegar a general -y más tarde a rey-. Una historia que muy poco tiene que ver con la de Moisés, existiendo cientos de leyendas antiguas que tratan de niños abandonados en cestillos en el río; entre las que podemos destacar Rómulo y Remo (en Roma), o Habis (en Tartessos).
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ABAJO: Moisés colérico, rompiendo las Tablas de la Ley, al ver adorar a su pueblo el becerro de oro (grabado de Gustavo Doré). Este pasaje bíblico muestra el modo en que Israel todavía en pleno Éxodo, practicaba ritos pertenecientes a diversas religiones de la Edad del Bronce y de culturas coetáneas (como la minóica o la egipcia).
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Pese a todo lo expuesto, Joseph Campell defiende que el “mito de Moisés” es una transcripción del de Sargón rey de Argade (Akkadia); un monarca que data de los comienzos de Babilonia, hacia el 2350 a. C.. Personaje que igualmente fué dejado en un cestillo por sus padres y luego gobernó su reinó junto al Eúfrates (8) . Para su razonamiento se sirve de otros ejemplos que fundamentalmente estudió Otto Rank (9) en los que este autor escribe una monografía comparando más de setenta variantes de esta leyenda, con otras similares: El hombre nacido de padres desconocidos o de virgen, abandonado en las aguas de niño, recogido por animales (o padres adoptivos), que finalmente triunfa, llegando a gobernar un reino. Entre ellos son sobradamente conocidos para nosotros niños-héroes cuya historia es parecida a la de Moisés; como Rómulo y Remo, fundadores de Roma; o Gárgoris y Habis, creadores de las primeras dinastías en la Hispania prerromana (10) . Aunque nunca nos atreveríamos a afirmar que la historia de Habis se relaciona plenamente con la Moisés, ni aún menos la de Rómulo y Remo. Pese a todo para el profesor Campbell, Moisés no es ningún personaje histórico, sino más bien hemos de hablar de un mito babilónico “traducido” al mundo judío.
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Sin desear contradecir a una autoridad tan destacada como Campbell, hemos de manifestar nuestro absoluto desacuerdo con tal planteamiento (que nos parece más bien surgido del paralelismo de nombres entre el descubridor del busto de Sargón de Akkadia -Campbell Thomson- y Joseph Campbell). Pues para afirmar que El Génesis o El Éxodo no tienen relación con hechos históricos, argumenta ese profesor americano que nadie ha conseguido diferenciar las etapas de Abraham, José, la de cautiverio y la de Moisés. Todo lo que no es cierto, ya que hay diferentes teorías que encajan perfectamente con las Historia de Egipto, en esas narraciones de El Antiguo Testamento. Tanto que el mismo Campbell expone una relación de ellas, en las que destacan: La de J.W. Jack, que piensa que el Exodo se produce en época de Tutmosis III (sobre el 1502 al 1480 a. C +,-). La de Freud, que fecha la salida de Egipto en los años de Tutankhamón (1358 al 1349 a. C. +,-). La de Albright, que la data en el reinado de Ramses II (1301 al 1234 a.C.) y la de Scharff que piensa que se produce entre Ramses II y Merneptah (del 1240 al 1230 a. C.), por encontrarse en esta época estelas egipcias hablando de las revueltas judías y hallarse entonces ya el término Israel escrito. Aun habiendo quien piensa, como el prof. Meek, que la huida de los israelitas se produce al final de la XVIII Dinastía (entre el 1220 y el 1200 a. C. +,-); con Seti II, cuando estos abandorían Egipto aprovechando las revueltas internas.
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Tal diferencia de dataciones las considera Campbell una incongruencia, por lo que descarta que la historia narrada por el Exodo concuerde con hechos ciertos. Pese a todo, lo que no observa este gran autor es que la Biblia hubo de recordarse en la memoria, durante varios siglos, hasta ser escrita (pues los alfabetos sináicos comienzan a extenderse en los siglos XIV al XII a.C.). Ello que deja la posibilidad de que los hechos que se narran -recogidos en un solo momento- quizás sucedieron en varias épocas, o en un largo periodo de tiempo. Por lo que cabe la posibilidad de que la huida de Egipto pudo hacerse en oleadas distintas, hasta con centenares de años de distancia entre unos y otros éxodos.
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9 - b) Moisés como personificación de los canaáneos navegantes, que se enfrentaron a Egipto:
De tal manera, y a mi modo de ver; la conclusión lógica ante lo que estudiamos en El Antiguo Testamento, creemos sería pensar que: En los ciento cincuenta años que median desde la muerte de Akhenatón, hasta el final de la XVIII Dinastía (desde el 1358 al 1200 a.C. +,-). Los canaaneos que habían vivido bajo el yugo egipcio, tras el comienzo del Reino Nuevo, van liberándose gracias a la decadencia de Egipto. Asimismo, se hace evidente, la existencia de un pueblo de origen canaaneo que vino a vivir cerca o en el mismo Egipto -durante el periodo Hicso-. Gentes que se quedan en el Nilo o en la frontera egipcia, siendo subyugado o semiesclavizado, tras el nacimiento de la XVIII Dinastía (con la caída de los monarcas extranjeros). Pueblo o tribus que habrían llegado desde el Sinaí; como comerciantes, emigrantes o colaboradores de esos reyes Hicsos. Estos se relacionaban con los Apiru (Habiru o hebreos) que vemos citados desde Akhenatón como gentes que van asentándose junto al Jordán. Cuando muchos de los que quedaron bajo mandato del faraón, tras las crisis y las muertes de Amenofis IV y de Tutankhamón; finalmente decidirían huir de Egipto e irse a las inmediaciones del Jordán. Lo que consiguen gracias a la ayuda de algunos egipcios y hasta de miembros de la realeza del Nilo; quienes o bien huyen con ellos -debido a estas crisis-, o bien les apoyan a salir del territorio, al estar emparentados religiosa o familiarmente con los israelitas. Esta creemos que es la conclusión lógica y no podemos aceptar las teorías de ese magnífico especialista que es Campbell, quien extrañamente desestima toda posibilidad de hechos históricos en los relatos de El Éxodo. Siendo la teoría generalizada, que este texto recoge lo que sucedió (de manera idealizada) del mismo modo que sucede con la Troya de Homero. Pues aunque la Iliada sea un poema épico; las evidencias arqueológicas manifiestan gran parte de su veracidad histórica (no de lo narrado, pero sí de lo acontecido).
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En esta conclusión nuestra, por cuanto es importante lograr descifrar el significado de lo que Él Génesis y El Éxodo nos narran. Cuyo valor sería incalculable, pues ha de suponerse que se mantuvo en la memoria de los judíos durante miles de años (hasta llegar a escribirse). Dicha memoria -no escrita- es lo que nos obliga a destacar aún más todo ello; pues demuestra que durante milenios se puede recordar una Historia y unos orígenes, trasmitidos de padres a hijos de manera inalterable. Y como antes hemos apuntado, algo muy similar sucedió con la Iliada o la Odisea: Cuya transcripción se ha de datar aproximadamente cuatro siglos después de la guerra de Troya, porque esa contienda troyana tuvo lugar a fines del siglo XIII a.C., mientras el alfabeto griego no se comienza a desarrollar hasta el IX y VIII a.C.. Lo que significa que la Iliada no se pudo escribir hasta la centuria del 700 a.C., en la que ha de “situarse” a Homero. Diciéndose por ello (de seguro) que su autor, fue el gran ciego-poeta; una invidencia que obliga a entender que jamás pudo escribir la obra, y que en todo caso, la recitaba de memoria... . Lo que nos lleva a pensar que el significado del mismo Homero -como ya dijimos en otros estudios- es el de la personificación de esos poetas o aedas (trovadores y bardos griegos) que cantaban versos heredados, guardando la memoria histórica en poemas cantados (que siglos después, otros escribirían). Del mismo modo, El Génesis y El Éxodo hubieron de mantenerse cantados y recitados en versos; cuidadosamente guardados durante milenios, posiblemente junto a melodías muy similares a las que aún entonan los judíos. Cánticos que hubieron de ser en varios aspectos, muy cercanos a los del Flamenco (aunque de este tema trataremos mas tarde).
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IMAGEN, ARRIBA : Sobre estas lineas, dibujo mío de un bajorrelieve asirio, perteneciente al Museo del Louvre y en el que se representa a Sargón II y su hijo (o bien junto a un dignatario). En mi dibujito, coloqué las joyas de El Tesoro del Carambolo sobre estos reyes se Assur, poniendo las placas montadas como diadema-corona, los colgantes como pectorales y el collar en el pecho del más joven, mientras Sargón luce los brazaletes. Pese a ello, sigo considerando que el segundo juego de joyas (menos pesado y decorado de manera femenil) pertenecería a una princesa y no a un príncipe; algo que afirmo porque el collar apenas puede ser lucido por un hombre maduro -al tener unos cincuenta centímetros de cadena, que no sobresaldría por debajo de la barba masculina-. Este rey que vemos dibujado (Sargón de Asiria) es uno de los que atacan Israel; que invadida por Salmansar, finalmente cayó en manos de Sargón, en el 722 a.C.. Más tarde, sufrirán los israelitas el famoso cautiverio en Babilonia; donde según Joseph Cammbell copiaron la figura de Moisés desde la del antiguo monarca Sargón de Akkadia. Pese a todo, los datos que aporta Cambell no sabemos si pueden referirse a estos Sargón de Asiria, que vencen y llevan a la esclavitud a los judíos. Confundiendo quizás el profesor norteamericano al rey de Akkad con el sargón de Assur; que sí conocieron los israelitas (pero que en nada podría ser identificado con su libertador Moisés).
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ABAJO: Crátera de autor desconocido; representa a Aquiles armado por Atenea junto otros dioses (fechada hacia 575 a.C) y pertenece al Museo Louvre -colección de Campania; al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Tal como decimos, Moisés al igual que Aquiles, son personajes históricos sublimados; seguramente como personificación del pueblo al que representan. Tanto que Aquiles simbolizaría a los aqueos, cuyo héroe homónimo recuerda las gestas de su pueblo en Troya. De un mismo modo que el nombre y los hechos de Moisés, sublimarían lo acontecido entre los judíos durante su etapa de huida de Egipto (o bien en el tiempo en que se independizaron de la ocupación militar faraónica, en sus territorios de Canaan).
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Volviendo a Moisés y su significado dado por Campbell, verdad es que su personaje esconde unas claves mitológicas comunes a muchas otras leyendas mediterráneas o mesopotámicas. Pero si tuviéramos que analizar lo que significan esos niños arrojados al mar y salvados, que luego reinan; a mi entender su figura se explicaría del siguiente modo: Siendo mitos o leyendas que personifican a “culturas” o “pueblos” surgidos del mar y a gentes llegadas cruzando los mares, que logran colonizar o gobernar unas tierras (como los griegos, los fenicios o infinidad de navegantes llegados hasta un lugar que más tarde convirtieron en sus dominios). Debido a ello, todos se relacionan con la “navegación”; tanto que como dice la Biblia: Moisés significa “nacido de las aguas” (11) . Al igual que el nombre de Habis tiene el mismo sentido (nacido de las aguas); o tal como Rómulo y Remo, se relacionan con la acción de navegar, salvar el agua y remar (del latín Remo=Remus y Remigo=Remar). Por ello, creemos que el Moisés histórico pudo ser un familiar del faraón, que ayuda a cruzar el Mar Rojo a los israelitas (tal como defendía Freud). Quizás un príncipe o un noble de la casa de Akhenatón (relacionado con gentes del mar, con los Hicsos o con Biblos); que decide escindirse de Egipto y fundar un nuevo reino al otro margen del Mar Rojo, para lo que se sirve de una parte de los esclavos del faraón, a los que apoya en su huída.
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Pese a ello Flavio Josefo niega este origen egipcio del libertador de los israelitas (tal como más abajo veremos); tanto que replica con gran desprecio la obra de Manetón “HISTORIA DE EGIPTO” donde se defiende un Moisés de estirpe faraónica (12) . Argumentando Josefo que Manetón, fue un historiador greco egipcio del siglo III a.C. y un sacerdote en el Nilo; por lo que solo añade falsedades acerca de esa figura. Aunque realmente el libro referido de Manetón aporta importantísimos datos sobre la historia de los faraones y acerca del mítico Moisés. Narrando cómo en tiempos de Akhenatón hubo una tremenda sublevación de esclavos; unos ochenta mil, que estaban enfermos y leprosos, trabajando en condiciones infrahumanas. No recibiendo atención del rey del Nilo, estos sublevados se habían hecho fuertes en el delta, estableciéndose en la antigua ciudad de Avaris, capital de los reyes Hicsos abandonada a tras la caída de esa dinastía de origen extranjero. Aquellos faraones bárbaros expulsados y los esclavos, tendrían una unión -cultural o sanguínea-; y así desde Avaris los sublevados mandaron una embajada a tierras de Canaán, donde por entonces estaban asentados los reyes Hicsos (quienes tras su marcha de Egipto se establecieron en esta zona de Oriente Medio). Siendo atendida su petición, los Hicsos y otros habitantes de Canaán deciden ayudarles, enviando doscientos mil hombres hasta Avaris para hacer frente al ejército de Akhenatón; liberando entonces el faraón los ochenta mil esclavos y pudiendo huir del Nilo. Todo ello se logró gracias a que estaban liderados por un egipcio llamado Orsasef, un sacerdote de Heliópolis de sangre real, quien tomó luego el nombre de Moisés (13) .
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Más tarde analizaremos esta figura de Orsasef, tanto como la de un hermano de Akhenatón, que ostentaba el cargo de sacerdote supremo y que curiosamente tenía un nombre muy cercano a Moisés: Tut-Mose. De todo ello hablaremos en los siguientes epígrafes, con el fin de hallar una explicación al origen del pueblo hebreo y al problema histórico de El Éxodo. Porque no parece posible un Moisés mítico, “alegoríco-poético”; tal como plantea Joseph Campbell. Ya que -a mi juicio- que debemos entender su figura como una personificación. Un personaje legendario pero con grandes raíces históricas; seguramente basadas en lo sucedido entre los nobles egipcios, cuando aquel país entra en guerra civil durante el periodo de Amenofis IV. Pero también veremos que si fuera tan solo de origen egipcio el príncipe que liberó a los judíos -tal como afirma Freud-; su nombre en hebreo y el significado de su leyenda se desvanece en gran parte. Pues bajo esta hipótesis y con un Moisés tan solo personificado en la aristocracia egipcia partidaria de la fé de Akhenatón -deseosos de independizarse y establecer su credo-. Nos quedan muchos otros puntos sin aclarar; dejando sin explicación cuanto en El Éxodo se narra sobre su de nacimiento, su origen judío, su salvación en las aguas del Nilo -incluso el por qué de su nombre-.
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Muy por el contrario, si interpretamos a nuestro modo el mito histórico, concluiríamos que ese príncipe faraónico sí puede ser la personificación de los pueblos proto-hebráicos. Entendiendo por proto-hebreos a las ciudades y culturas caananeas de esa época: Los Fenicios, a los habitantes Canaán y a los de las zonas de Biblos, Tiro, Sidón etc.; y que ya desde este siglo XV a. C. van tomando gran relevancia. Tanta como para poder liberarse de Egipto y crear sus propios reinos (o ciudades estado en las costas de Oriente Medio). De tal modo, al igual que Rómulo y Remo -o Habis- personificaron las primeras civilizaciones y pueblos llegados por mar hasta Italia -o a nuestras tierras- para colonizarla. Moisés también pertenecería (a mi juicio) a este ciclo de “gentes nacidas de las aguas”, que “huyeron” o vinieron en barco desde un lugar remoto, para asentarse y colonizar otras tierras. Siendo una historia común en todos los casos el abandono por sus padres, quienes exponen al recién nacido al ahogamiento. Lo que a mi entender se explica como una sublimación de aquellos que, tras haber sido expulsados o abandonados por sus culturas “progenitoras”; logran escapar a través del mar. Después de que esas civilizaciones de las que se originan, incluso deseaban la desaparición del “neonato” (motivo por el cual se ven obligados a emigrar al otro lado de las aguas). Aunque el caso de Moisés es un tanto diferente, pues es abandonado a la fuerza y recogido por la familia faraónica; lo que bien puede significar la llegada a Egipto de los canaaneos, en barco (los que hemos llamado proto-hebráicos y que se subliman en La Biblia con el pasaje de José). Refiriéndonos a pueblos venidos desde Oriente Medio navegando; de los que se sabe, se aliaron con los faraones para comerciar, llegando incluso a casar a sus princesas con hijos de nobles egipcios (y viceversa).
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JUNTO BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos imágenes de los frescos del palacio Hicso de Avaris (paredes en reconstrucción del edificio de Tell el-Daba; que ya habíamos publicado en el artículo anterior). Agradecemos a Jose Luis Santos (de TERRAE ANTIQVUAE) nos permita divulgar estas fotografías que desde su valiosa página ha dado a conocer en la Red. En ambos frescos podemos observar varias fases de “taurokatapsia” (lucha o juego con el toro) muy semejantes a las del Palacio de Cnossos. El carácter de estas escenas, lo que representan, su colorido y su técnica; demuestran que las decoraciones del palacio hicso de Avaris (Tell-el-Daba) son absolutamente paralelas con las de Creta y muy similares a los frescos coetáneos hallados en Tera (bajo las cenizas del volcán). Todo lo que demostraría que estos reyes hicsos tendrían un enorme componente cretense; pudiendo haberse tratado de cretochipriotas huidos del desastre volcánico, unidos a gentes e Mitani y ayudados por los canaánitas -que también marcharían de sus tierras por idéntico motivo-.
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ABAJO: De Nuevo el mapa que habíamos trazado del reino Hicso y de la zona de influencia hicsa, durante los siglos XVII y XV a.C. (sobre un mapa de Israel publicado en el libro de M.J.STEVE “Por los caminos de la Biblia” página 86 -Barcelona 1967-). En lineas discontinuas rojas he marcado las fronteras de ese reino hicso; en lineas azules, el área de gran influencia de su gobierno, que tenía como frente Norte de importancia la zona de Meggido y Hazor (señaladas con un círculo rojo). Asimismo podemos ver en letras rojas la capital hicsa Avaris y su segunda ciudad Memfis; y en letras verdes la situación de Biblos. Puerto de influencia egipcia, de cuya destrucción o sustitución nacerían los emporios fenicios desde el siglo XV a.C. (Sidón y Tiro), fronterizos con Israel y con las tierras de los filisteos (Gath -Gaza- y Golán).
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Pese a todo, a mi juicio, el abandono de Moisés en las aguas quizás debe explicarse en relación a la invasión y subyugación de Canaán, llevada a cabo por Egipto desde el 1580 a.C. -tras la expulsión de los Hicsos-. De tal manera, podemos interpretar cuanto narra la Biblia cuando el Faraón ordena la muerte de todos los niños varones nacidos de Leví; como el reflejo de la época en la que estos reyes se dedicaron a asediar y dominar las ciudades de Oriente Medio -sobre todo sus ejércitos-. Un momento que ya sabemos se corresponde con la etapa de gran expansión de los primeros faraones de la XVIII Dinastía; quienes como dijimos, tras Tutmosis III subyugaron duramente Canaán y gran parte de las tierras, entre Biblos y Mitani. Consecuentemente, el nacimiento de Moisés -recogido en Éxodo (2, 1-4)- creemos que puede situarse esta época; significando esta orden dada por el rey egipcio de matar a todo niño nacido de Leví, la prohibición a todo canaaneo de vivir libre en el Nilo o de realizar labores y trabajos de hombre en Egipto -entiéndase con ello la imposibilidad de estar reclutado para milicias, llevar armas e incluso realizar funciones de contabilidad o gobierno-. Naciendo así un Moisés, niño del linaje de Leví y que -en nuestro modo de interpretar- hemos de identificar con la creación en esa época de una gran fuerza militar secreta en Canaán (un pueblo fuerte en sentido castrense). Aunque quizás sería mejor hablar de una armada poderosa -con enormes naves- nacida en las ciudades costeras de Oriente Medio. Por cuanto Moisés (esa fuerza naval) es mantenido en secreto y vive entre sus padres que lo guardan durante tres meses, hasta que no pueden ocultarlo más. Ello podría significar que estos guerreros o marinos armados procedentes de puertos o ciudades de Fenicia ( Líbano) se escondían ante los egipcios. Viajando y sin hacer acto de presencia en las costas del faraón, evitando ser vistos por los egipcios; mientras recibían ayuda y apoyo de las ciudades y reinos de donde eran originarios (con grave riesgo para todos de ser descubiertos).
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Consecuentemente, a continuación narra El Exodo, que cuando sus padres no pudieron cuidarle, ante el temor de que mataran al niño y a ellos, deciden ponerle en un canastillo y dejarle abandonado sobre el Nilo -única solución para que los egipcios no lo ejecutasen (tal y como mandaba la orden del faraón)-. Este último dato, creemos que debemos interpretarlo como el momento en que las ciudades costeras de Canaán ya no pueden arriesgarse a esconder más la existencia de sus marineros y de su verdadero potencial bélico. Unos ejércitos vivientes, localizados en los barcos con los que comerciaban metales y armas para Egipto; procedentes de todos los puertos canaanitas (desde Biblos a Haifa, pasando por Fenicia y Chipre). Así, ante el temor a ser descubiertos y antes de que los egipcios tomasen represalias contra unos y otros (marinos y ciudadanos de los emporios costeros). Obligarán a los navegantes a resolver la situación; bien marchando hacia el Nilo a buscar allí suerte y aceptación del faraón, o bien asentándose en otras tierras lejos de Canaán. Posiblemente significando ese abandono de Moisés, el momento en que ciudades como Biblos (o Tiro y Sidón) no pudiendo arriesgarse a convivir con unas naves que comerciaban con armas y metales a espaldas de los egipcios; ordenan a sus marinos que partan en sus barcos a fundar nuevos reinos -o bien que a entren en contacto con el Faraón, solicitando su permiso para realizar dichas labores de compraventa y distribución de metales en el Nilo.
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El hecho histórico sabido, es que múltiples naves cargadas de marinos, venidos todos desde las costas de Canaán, llegaron hasta Egipto durante el siglo XVI a.C.. La presencia de estos en las costas del Delta les fue muy útil a los ejércitos del faraón, pues los súbditos egipcios tomaron tanto “rechazo” a los extranjeros -tras los Hicsos-, que apenas había quienes desearan comerciar o navegar fuera de sus dominios. Siquiera deseaban por entonces los egipcios salir de su país, a menos que se tratase de campañas y misiones militares; por cuanto la llegada de esas naves marineras canaánitas, les fue de gran utilidad. Pues gracias a esa flota de complemento puderon comerciar. Ya que Egipto durante el Reino Antiguo y Medio había sido un Estado aislado -sin apenas expediciones ni navegaciones por el Mediterráneo- temiendo siempre abrir sus puertas a extraños. Pero en esta época del Imperio Nuevo (después del dominio Hicso) se convirtieron en una sociedad en plenamente xenófoba. Tanto como para no desear contacto económico con países desconocidos; siquiera despertando su interés por crear una marina mercante -aún menos, enviar expediciones por mar-. Debido a ello, tan solo dedicaron sus astilleros y sus marineros, a la guarda y custodia de sus costas; aunque con su capital en Tebas (hoy Luxor) y a setecientos kilómetros tierra adentro, poco le preocupaba un ataque naval en el Delta. Por lo demás, sin tener marinos mercantes y necesitando quienes realizaran esta labor comercial, la aparición de naves venidas desde las costas cercanas a Biblos, fue bienvenida. Aún más, tras la destrucción de Creta; civilización que les había proporcionado barcos y realizado el trabajo comercial marino para el faraón, durante casi un milenio.
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En mi opinión, el hecho antes apuntado fue crucial para que Egipto permitiera crear barcos y armadas mercantes en los puertos de litoral de Oriente Medio. Cuando tras la caída y destrucción del Imperio Minoico -debido a los terribles terremotos sucedidos en la isla desde 1680 a 1580 a.C.-, desapareció casi por completo la armada de Creta y Chipre, que hasta entonces habían cumplido esa función para el Nilo. Ante esta situación, hemos de pensar que desde el siglo XVI a.C. hubieron de abrirse nuevos puertos y astilleros; lo que se lleva a cabo principalmente en las costas de Canaán, gracias a los bosques con cipreses del Líbano. Siendo históricamente evidente que los caananeos heredaron esa función ante el Faraón, y que hasta entonces estuvo en manos de bibliotas, cretenses o chipriotas. Sabemos que los habitantes de ese litoral de Oriente Medio prestaron ayuda y apoyo a los grandes afectados, tras el desastre del Tera en el 1680 a.C.; facilitando su salida de Creta y Chipre, para dejarles a refugiarse en el litoral de Canaán. Con ello, de seguro recibieron a cambio grandes secretos de marina, navegación e ingeniería naval; transmitidos por estos cretochipriotas “huidos” a sus costas. Siendo este el momento en que comienza a nacer lo que luego sería Fenicia; lo que aún en el siglo XV a.C. era solo un “proyecto”, aunque en el centenio siguiente se inicia como el gran emporio comercial de las costas de Oriente Medio. Creando fortalezas sobre islas y cabos, suficientemente distantes o protegidos, como para poder defender sus ciudades solamente valiéndose de barcos.
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SOBRE ESTE PÁRRAFO: Arriba, un fresco del palacio de Cnossos (publicado en nuestro artículo anterior), fechado hacia el 1500 a.C. y propiedad del Museo de Heraklion -al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. En la imagen podemos observar el enorme parecido con los frescos del palacio hicso de Avaris, fechados hacia el 1600 a.C. (un siglo antes).
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Otras dos imágenes de los frescos del palacio Hicso de Avaris (paredes en reconstrucción del edificio de Tell el-Daba). Agradecemos a Jose Luis Santos (de TERRAE ANTIQVUAE) nos permita divulgar las fotografías que desde su valiosa página ha dado a conocer en la Red. En los frescos de nuevo podemos observar la lucha y juego con el toro; pintada de un modo muy semejante a como las veremos en el Palacio de Cnossos. Estas decoraciones del palacio hicso de Avaris (Tell-el-Daba) son absolutamente paralelas a las de Creta y muy similares a los frescos hallados en Tera (bajo las cenizas del volcán). Todo lo que demostraría que los reyes hicsos tendrían un enorme componente cretense; pudiendo haberse tratado de cretochipriotas huidos del desastre volcánico. Asimismo, si sabemos que los sublevados en Egipto en tiempos de Amenoras IV, que liberó Moisés, estaban muy unidos a los Hicos (cultural o sanguineamente). Podemos entender que los canaaneos tenían este origen cretochipriota -fueran fenicios, israelitas o filisteos-. Todo ello puede ayudarnos enormemente a enteder los pueblos que colonizaron la Península desde el Bajo Bronce; muchos de ellos procedentes de Oriente Medio, pero anteriormente de Ugarit, Creta y Chipre. Debiendo suponerse que tanto los fenicios como los judíos, compartían muchísmos rasgos culturales con las civilizaciones minóicas y micénicas (de las que procedería una gran parte de sus conocimientos y forma de vida). Tantas que sustituyeron a los cretenses a los chipriotas y a los bibliotas; en su labor para el faraón como fabricantes de barcos, navegantes y comerciantes.
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Esta nueva civilización de los hombres rojos (púnicos o púrprueos), comienza a gestarse por entonces; al tener un gran éxito en su comercio con Egipto durante el Imperio Nuevo -que, como dijimos empieza en el 1580 a.C (+,-)-. Así, los Faraones de la XVIII Dinastia no solo dan a los canaaneos de las costas el “monopolio” o confianza para ser sus marinos mercantes; sino incluso, les dejan establecerse en pequeños barrios del Nilo -debido a que estaban originariamente mezclados y muy unidos a egipcios que habían emigrado a Canaán-. Así comenzaron a instiruir sus negocios en Egipto, esos proto-fenicios; tanto como para institucionalizarse como comerciantes, asesores y banqueros de ricos y nobles nilotas. Y aquel pueblo, de orígenes semítico-amorritas, luego mezclado con egipcios, cretenses e hittitas; es el que finalmente formaría Fenicia. Gentes que aparecen muy integradas en el siglo XV a.C. en el delta; viajando continuadamente desde allí hasta sus tierras originarias, por mar -para realizar labores mercantiles-.
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Creemos que en gran parte, es esto lo que simbolizaría Moisés (el nacido del agua), como personificación de los navegantes canaáneos (fenicios). Una civilización que tuvo tanta importancia comercial para el Egipto de la XVIII Dinastía, que su mitololgía llegó a identificarlo con el ave Fenix. De tal manera, a mi juicio, es así como vieron los súbditos del faraón a los venidos por mar desde las costas de Canaán. Quienes llegando con sus mercancías, son interpretados como aquellas aves zancudas que aparecían en el Nilo; anunciando el buen tiempo y la inundación -que traería fertilidad y riqueza-. Además, poco después, dichos mercaderes abrirán también rutas hacia el Sur, por el Mar Rojo, llegando con sus barcos hasta zonas muy próximas a la India. Importando hasta el reino del Faraón, piedras preciosas, pavos reales, marfil en abundancia, metales preciosos, telas (y toda clase de riquezas que Asia desde el II milenio a.C. fabricaba). Debido a ello, esos navegantes canaanitas fueron identificados por los egipcios con la llegada de la garza real (o las zancudas) en el momento en que el Nilo crecía, para traer la abundancia. Pues de manera similar, los barcos de Canaán venían por mar, impulsados por sus velas como las alas del ave Fenix y las palas de sus remos (las patas de las palmípedas). Todo ello, identificará finalmente a los fenicios con la garza o el flamenco; zancudas benéficas que aparecían en tierras de Egipto anunciando la inundación, ayudando al agricultor -comiendo insectos, ratas, ranas y sobre todo, las culebras de los barrizales-.
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Esos hombres a los que luego llamaron “de púrpura”, que viajaban con su oro, sus telas rojizas y sus mercancías para la prosperidad de Egipto; se identificaron con el Ave Fénix. Un mito nacido en Egipto, pero que se exporta a otras religiones antiguas; donde también hablarán de esa zancuda llamada en el Nilo “Bennu” (Bnnw) y que era la fuente del la luz y la riqueza. Aunque la leyenda del Fénix se sublimó más, porque los fenicios eran adoradores del Sol, del oro y sobre todo del fuego sagrado; cuanto les identificaba claramente con el mito del ave sagrada. Pues se decía que esta gran palmípeda, sobrevolaba anualmente la capital egipcia (Heliópolis), tras lo que construía su nido para procrear y renacer de la luz del Sol. En su propio hogar moría y ardía por los rayos solares, tras lo que renacía de sus cenizas en ese nido que se había construido sobre la colina mas alta de la ciudad del Sol: Heliópolis. Su rito se relacionaba con el huevo cósmico y el disco solar naciente en el alba, y su cosmogonía creemos que está muy unida a las ceremonias de los templos de Melkarte de los fenicios. Pues en tales templos, se adoraba al Sol como dios y se tenía por costumbre, quemar a seres humanos vivos, en pebeteros dedicados a Melkarte -dios solar del fuego- (preferentemente niños primogénitos, como efigie del rey ó Baal Melkart). El mito del Ave Fénix (Bennu) que renacía de sus cenizas pudiera entenderse como este horrible culto en el que el inmolado se sacrificaba como “sustituto” del soberano (el Baal), quien renacía en cada holocausto como nuevo rey impuesto, tras la ceremonia en la que la familia -junto a los oficiantes- ejecutaban y abrasaban a la pobre víctima, que simbolizaba al señor.
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Así, tras mencionar nuevamente esos terribles ritos llevados a cabo con los primogénitos fenicios en los templos de Melkarte, podemos regresar a Moisés. Un niño sacrificado y salvado de las aguas; aunque inmolado por dos veces: Primero al ser abandonado en el Nilo y más tarde cuando él deja caer una corona real -con muy pocos años de edad; tal como recoge Flavio Josefo (14) -. Narrándose que en su más tierna infancia fue llevado por su padre adoptivo al templo egipcio; donde el niño hizo que rodase una diadema faraónica. Al ver lo que Moisés hizo con ese símbolo del Nilo, un escriba deseó acabar con su vida (por considerarlo un mal presagio) aunque el propio faraón salvó al infante de ese destino. Una escena recogida por Flavio Josefo y que sin lugar a dudas -para mí-, habla una de religiosidad procedente de Canaaón o de Biblos, donde se adoraba a una extraña Isis bibliota. Cuya historia narra que cada noche quemaba una extremidad de su hijo Horus; al que la mañana siguiente volvía a crecerle aquella parte del cuerpo que por la noche calcinaba su madre. Esa leyenda, a mi entender, sincretiza la religión del Egipto con las de Oriente Medio, donde ya dijimos que se inmolaba al primogénito. Así y sabiendo que desde el cuarto milenio a.C., el puerto y los astilleros de Egipto estuvo en Biblos (situado costas de la actual Siria); hemos de pensar que el ritual llevado a cabo con Moisés es una ceremonia de sustitución, de tipo bibliota y donde el niño se ofrecía, en efigie o a cambio del rey. Siendo así, se comprende que posteriormente aquel infante que había sido llevado a sacrificio, quedase dentro de la casa real, como sirviente y hasta siendo considerado un familiar del faraón (al haber sido entregado en sustitución del príncipe faraón). Algo que explica también a figura de Moisés, como un nacido origen canaaneo y admitido como príncipe egipcio.
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Por cuanto hemos expresado, tanto el Ave Fénix como Moisés consideramos serían la personificación de esos pueblos y personas, llegados en barco desde las costas de Canaán y que convivieron con los egipcios durante la XVIII dinastía. Quienes incluso se casaron con la aristocracia del Nilo. De tal manera, la historia de Moisés se iniciaría con aquellos hombres venidos por mar a comerciar hasta el delta; procedentes de Biblos, Tiro, Sidón o Haifa. Quienes consiguieron hacerse famosos como banqueros, ganándose la confianza de los faraones y que personificarían la figura luego del salvador de los judíos. Pudiéndose de este modo sintetizar el simbolismo de Moisés y su historia -con los datos que hemos ofrecido- para definitivamente descifrarla. Pues con ello llegaremos a saber quiénes fueron realmente estos pueblos venidos de Siria, Libano y Oriente Medio, que colonizaron y civilizaron la Península. Importando a Iberia su cultura, su arte y su folklore, a final de la Edad de Bronce y comienzos de la del Hierro. Unos Pueblos que -sin lugar a dudas- nos trajeron los orígenes más remotos del Flamenco.
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos imágenes de tauromaquia en la Antigüedad. Al lado, dibujo mío de un sello en un anillo minóico, cuyo engaste representa una taurokathapsia (captura del toro o lucha sin armas contra el bovino). El original se halla en el Museo de Heraklion y se fecha entorno al siglo XIV a.C.; en etapa contemporánea a Cnossos y al esplendor de esta civilización que jugaba o luchaba contra el morlaco. Abajo podemos ver una recreación mía de la famosa “estela de Clunia”, desde un modelo que Loperraez dibujó (antes de que se perdiera esta losa en la que se representaba un guerrero ibérico enfrentándose a un toro, con escudo y capa).
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En mi teoría sobre el origen de la tauromaquia antigua, existe una hipótesis que la explica como un sacrificio ritual sustitutorio; por el cual quien lucha o mata al toro, liberaría a la víctima ofrecida a este totem. Lo que se explica mejor sabiendo que desde el Neolítico eran comunes los templos de adoración a los daimones: Diablos infernales que habitaban bajo la tierra o en cuevas y a los que entregaban vidas humanas; venerándolos en las cavernas, en los bosques, o a cielo abierto y preferentemente durante la noche. Estos demonios estaban representados en totems terribles e invencibles y que se vinculaban con la protección (por animales como una gran sierpe -pitón-, cocodrilos sagrados, tiburones, fieras -osos o leones- y sobre todo toros salvajes). Ofreciéndose desde el neolítico seres humanos a esas deidades figuradas en bestias terribles, que se guardaban en recintos o cuevas sagradas. Siendo así común la entrega del primogénito, hemos de considerar también la posibilidad de que en ocasiones, aquellos que se atrevieran a luchar y vencer al totem, tendrían la capacidad de liberar a la víctima ofrecida (una ceremonia que especialmente podría hacerse en culturas como la cretense o la ibérica; donde el totem del dios de la guerra era el toro bravo). Todo ello mediría el valor del héroe y concedería un rango sagrado al que rescataba a la víctima; naciendo de ello religiones presididas por figuras como Hércules o Jasón.
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10)- El Exodo y su significado histórico (ante el nacimiento de Israel):
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La teoría oficial sobre la llegada de los judíos a la zona del Sinaí habla de que en el siglo XIII a.C. apareceran en tierras cercanas al Jordán unas tribus venidas desde Egipto, que se autodenominaban la “Casa de José”. Grupos tribales que al parecer eran muy distintos a los que ya estaban establecidos allí, como nómadas o sedentarios, pero que también se reconocían descendientes de Abrahám. Teóricamente esos “hijos de José” vinieron desde el Nilo y formaron las Tribus llamadas de Efraim y Manases, muy distintas a las demás -incluso en culto y forma de vida-. Tanto que entablaron continuos conflictos y luchas con los hebreos que ya vivían desde antiguo, establecidos en Canaán. Conflictos que terminarán en el siglo X a.C., cuando David consigue unificar las dos facciones -los dos reinos- en uno solo: El de Israel y Judá. Pero dicha unidad poco duró, pues a la muerte de su hijo Salomón (en el 933 a. C.) volvieron a separarse en el reino del Norte (Israel) y el del Sur (Judá); y ya no se unificarían, al menos hasta la destrucción y conquista de Canáan llevada a cabo por los asirios -en los siglos VII y VI a.C.-.
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Pese a ello, muchos son los autores que niegan o dudan sobre la existencia histórica de El Éxodo o acerca del retorno de los judíos desde Egipto al Sinaí. Nada tenemos que objetar ante este escepticismo histórico, sino solo añadir que posiblemente los hebreos nunca se establecen en tierras del Nilo con un sentido de unidad nacional (al oeste del Mar Rojo). Aunque sí es evidente que los faraones mantuvieron como suyo ese territorio que luego sería Israel y Judá; dominando Egipto durante grandes periodos históricos el área comprendida desde el Sinaí, hasta Líbano. Es decir, que fueron los egipcios quienes primero se establecieron y gobernaron durante centenares de años, las zonas del actual Israel y Palestina. Por lo demás creemos que en muchas épocas, este dominio fue posible gracias a que el pueblo judío colaboró con el faraón, como aliado del Nilo. Y de tal manera, esas zonas pudieron ser un territorio egipcio, que con carácter “colonial” fuesen cedidas a los “hijos de Abraham”. Por cuanto los israelitas se pueden catalogar perfectamente como uno de los pueblos que inicialmente colaboraba con Egipto; viviendo sus dominios tras la frontera natural del Mar Rojo. De ello, el Yahvé de Abrahám que le entrega la “Tierra Prometida”, tras establecer con él una alianza, puede interpretarse perfectamente como la voluntad del mismo Faraón (o sus mensajeros); con los que establecerían los pre-israelitas pactos de colaboración y amistad.
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Debe entenderse así por que aquellos que vinieron como nómadas desde Babilonia a establecerse en la zona (entorno al siglo XX a.C., en las tribus de Abraham); se asentarían allí durante unos ciento cincuenta años. Asimismo, tras la llegada de nuevos invasores aparecidos en Canaán entorno al 1700 a.C. y llamados Hicsos. Los hebreos pudieron adaptarse perfectamente a ellos; pues no solo compartían sus orígenes, sino incluso permitirían a los de Abraham fortalecerse, para independizarse de sus amos (los faraones). Ello obliga a pensar que tras la llegada de los Hicsos al Sinaí, las tribus prehebráicas pactasen con ellos, para conseguir el dominio de sus propias tierras (a cambio de proporcionarles paso, ayuda y hasta hombres; para conquistar el Nilo). Con ello, se abría la posibilidad de que los descendientes de Abrahám quedasen liberados de Egipto; algo que realmente sucedería cuando los Hicsos triunfaron en el delta del Nilo, gracias al apoyo de los pueblos canaaneos. Ayudas que de seguro los nuevos Faraones agradecieron sobremanera a las “tribus de Abrahám”, quienes llegarían en ese periodo Hicso a ocupar puestos de gobierno y responsabilidad en el reino del Nilo (tal como narra la historia de José).
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Pero como ya dijimos, la caída de esos faraones extranjeros debió sumir a los hebreos en un periodo de dominio y explotación por parte de los antiguos egipcios, tras imponerse de la XVIII dinastía (que restaura el poder, para las familias y gentes autóctonas). Subyugación judía que no tuvo que ser propiamente una esclavitud en tierras del Nilo, ni aún menos un periodo de cautiverio bajo las fronteras nilotas del Imperio Faraónico (tal como recoge la Biblia). Sino, muy posiblemente consistió en que durante doscientos años, las tierras que ocupaban los judíos en el Sinaí fueran nuevamente sometidas fuertemente, e incluso atacadas con dureza por los ejércitos de los Faraones -atemorizándoles y haciéndoles pagar duros impuestos a sus habitantes-. Es desde entonces -del 1580 a.C., hasta el 1377 a.C. aprox.-, cuando debió ser subyugada de manera extrema aquella zona en que habrían vivido las Tribus descendientes de Abrahám -desde su llegada en el siglo XIX a.C.-. Tanto que la Biblia recuerda este periodo como el de un cautiverio y una esclavitud sometida y rigurosa. Un yugo que sabemos permaneció férreo para las colonias egipcias de Oriente; al menos hasta la llegada de Akhenatón, el rey que olvidó sus deberes políticos y militares, dedicándose tan solo a la reforma religiosa, provocando una escisión y una debilitación del Imperio. Viéndose obligado a retirar sus ejércitos en tierras de frontera; en especial en las de Mitani, El Sinaí y Canaán.
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Así debió suceder, como hacia 1370 a.C. y tras doscientos años de un fuerte dominio egipcio militar; los habitantes del Sinaí vieron de nuevo una posibilidad de liberarse del Faraón. Aunque, pese a cuanto exponemos como teoría sobre El Éxodo, también hay que contemplar que la historia narrada por La Biblia (cuando menciona a los judíos esclavizados para labores del campo y construcción en el Nilo) posiblemente tenga una gran base real. Quizás haciendo referencia al pago de una cuota o porcentaje de población joven (para servir como esclavos, de fuerza y trabajo en el Nilo) y que los hebreos estaban obligados enviar a Egipto, como una forma de impuestos sobre sus dominios. Un hecho muy normal en la Edad del Bronce, donde las ciudades o Estados dominantes exigían una cuota anual de jóvenes -como imposición común en la mayoría de casos de invasión o de victorias bélicas-. Sea como fuere (si los judíos fueron esclavos en el Nilo o sometidos en el Sinaí); parece evidente que tras Amenofis IV, Canaán vió la posibilidad de ser libre; algo que tan solo podrían llevar a cabo bajo la unión de todos los pueblos que habitaban estas tierras y contando con la ayuda de los Hittitas.
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos imágenes del libro de Athanasius Kircher “Oedipus Aegyptiacus”, editado por primera vez entre 1652 y 1655. En ellas se representa al dios Moloch de los infieles, que se identifica con el Melkart de los fenicios y al que se entregaban vidas de niños para rogarle protección. Citado por La Biblia y mencionado por los israelitas como una de la más profanas deidades; se sabe que en sus templos existía una gran estatua de bronce, donde Moloch (Melkart) se representaba con los brazos extendidos y con un enorme pebetero -horno- en su pecho. Hay diferentes versiones acerca del modo en que se inmolaban sus víctimas, aunque todos coinciden que los cuerpos de los niños se ponían entre aquellos brazos de bronce, para que rodasen hasta el horno; donde ardían, tras caer por su peso. Se supone que el sacrificio ritual era realizado con hijos que los padres no deseaban y por ello ofrecidos al templo; aunque en caso de grandes desgracias, de guerras o de epidemias, sabemos que los nobles tenían la obligación de entregar a sus primogénitos (recordando la Historia holocaustos en los que se inmolaron trescientos niños a la vez, en un mismo altar de Moloch). Esta religión de origen semita y que obligaba sacrificar al hijo primero, era profesada desde la Alta Edad del Bronce por algunos pueblos canaanitas. Unos cultos que se negaron a seguir los israelitas (desde el siglo XX a.C.), narrando la historia bíblica el modo en que el Patriarca Abrahám logra una nueva “alianza”, consiguiendo no estar obligado a matar a Isaac. A cambio, circuncida a su hijo y puede ofrecer un carnero a Yahvé; quien le manda el ángel y la res, para indicar cómo han de ser los nuevos sacrificios desde aquel momento.
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Como ya dijimos, después del siglo XIV a.C. el poder del Faraón tras el Mar Rojo se debilitó enormemente; tanto, que el último intento para llegar hasta Canaán y dominar de nuevo aquellas tierras, fue hecho por Ramsés II. Quién llega a zonas de Palestina con sus ejércitos, adentrándose hasta Siria, en el 1299 a.C.. Pero el hecho cierto fue que fue vencido, pues ese área ya llevaba casi setenta años “independizada” de Egipto; con grandes apoyos del reino Hittita, que deseaba desgastar a sus enemigos del Nilo. Por tal circunstancia y viéndose ya muy débil el faraón, sin capacidad de parar la fuerza de los canaaneos -pero intentando dominarles-, decide Ramsés II casarse con una princesa Hittita, con el fin de “emparedar”, o de cercar Canaán y repartirse entre ambos reinos esa zona. Siendo así cómo la dividen en dos partes en 1283 a.C. (+,-), quedando el Sur para Egipto y el norte para los anatolios de Hatti. Aunque esta situación de nuevo dominio creó un sentimiento de nación y territorio común entre todos los pueblos originarios de Canaán, que desde entonces buscaron definitivamente unirse e independizarse de ambas culturas (la faraónica y la hittita).
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Es en este momento cuando aparecen los llamados “Hijos de Israel” protegiendo el Canaán ocupado; sabiéndose que antes del final del reinado de Ramses II (hacia el 1240) ya los judíos estaban establecidos en tierras del Jordán. Por ello, El Éxodo se fecha en estos años; aunque -como hemos mencionado- las últimas teorías arqueológicas no aceptan el hecho histórico de una migración llegada desde Egipto, hasta el Sinaí. Pero a nuestro parecer y a mi modo de ver la Historia; El Éxodo atiende no solo a hechos arqueológicamente probados (como es la permanencia de tribus judías en las zonas de Canaán sin un periodo de “ida y otro de vuelta”); sinó también, a un análisis de un profundo sentido común histórico. Pues nadie puede imaginar que un pueblo esclavizado, cautivo y subyugado en una tierra extranjera durante doscientos años; sea capaz de mantener su idioma, su religión, su identidad y hasta su sentido patrio. Consiguiendo liberarse tras la esa esclavitud y logrando retornar a la tierra de sus ancestros. Muy por el contrario, creemos que cualquier pueblo viviendo bajo un imperio, lejos de sus fronteras y sometido a esclavitud; es poco probable que consiga mantener su cultura y su civilización. Por todo ello, consideramos que El Éxodo no habla propiamente de un retorno desde Egipto de los israelitas, sino que significa más bien la liberación e independencia del Faraón en los territorios del Sinaí. Tierras donde se establecen los judíos hacia el siglo XIX a.C. y donde fueron subyugados fuertemente por Egipto, desde el 1580 a.C.; hasta conseguir mediados del siglo XIV a.C. comenzar a “independizarse” para crear paulatinamente su Estado (que será el reino de Juda-Israel).
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Pese a todo existe el problema de la llamada Casa de José, que conforme dicen las fuentes, son tribus que aparecen en el Sur del Jordán entorno al siglo XIII a.C.; aseverando ser los descendientes de los cautivos en Egipto. De hecho, la unión entre aquellos llegados entonces a Canaán y los israelitas comunes, no fue tanta. Por todo ello, ya dijimos que habríamos de pensar que -posiblemente- esas tribus llamadas de Efraím y de Manasés (descendientes de José), más que hebreos propiamente dichos, pudieran ser egipcios adoradores y seguidores de Akhenatón. Quienes tras las sucesivas escisiones que sufre el Nilo, finalmente son expulsados por un Faraón cercano en época a Ramsés II (o por este mismo, como la Historia recuerda). Algo de ello se entiende en el hecho de que Efraím (cuyo significado es “país fructífero”) se considera un hijo de José, pero no se le tiene como totalmente hebreo. Tal como el Génesis (48, 1 y ss) da a entender, pues tanto él como su hermano gemelo -Manases-, son hijos adoptivos de Jacob (Israel). De tal manera se narra que ambos nacen de José y de su mujer egipcia, por lo que ocuparon los territorios más ricos y mejores del Jordán.
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Asimismo, parece que hay alguna evidencia histórica acerca de la aparición real de esas dos tribus (Efraim y Manases) en el Jordán, hacia el siglo XIII a.C.; siendo considerados gentes mezcladas con egipcios y huidos del Nilo. Sin dejar duda de que estos dos grupos fueron muy distintos a los restantes de Israel; siendo los que siguieron de un modo estricto e incluso radical, una religión monoteista fijada en el culto tan solo a Yahvé. Pues muy distintas fueron las restantes tribus judías, mucho más “elhoistas” y que tuvieron un carácter más canaaneo. Estas formaron los que se llamó Israel, mientras las de Efraim y Manasés constituyen Judá. Entre ambos reinos hubo una gran diferencia no solo de culto, sino también de formas sociales, tanto que Israel tenía una monarquía electa, mientras Judá constituyó una hereditaria. Por lo demás, la alianza con Dios entre los Israelitas se concebía como una unión entre el pueblo y su divinidad; mientras que para los del Sur era el rey quien pactaba con el Altísimo. Todo ello hace pensar en que esas tribus de Efraim y Manases estuvieron muy influenciadas por la religión egipcia y muy probablemente por la de Akhenatón.
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos imágenes de un oleo cercano a Claudio de Lorena en que se representa el llamado Toro de Falaris. Este cuadro (de gran tamaño) presidió siempre el comedor de la casa de mis padres, quienes con sorna decían que no teniendo para comprar un buen bodegón, optaron por otra escena de cocina. Pues representa el famoso toro de bronce, que fabricó el tirano de Agrigento del siglo VI a.C. llamado Falaris; para asar en su interior a sus enemigos y a los ajusticiados. Se considera que asimismo la escena puede contener el famoso “juicio de Pitágoras”; sabio del que se narra fue condenado a ser quemado vivo en un toro como el de Agrigento. El nombre heleno que recibían esos sacrificados a los daimones era el de “tifonios”; al ser ofrecidos comúnmente al dios Tifón y para que cesaran las tormentas o el mal tiempo. Debido a ello, solían mantenerlos en espera (de unos tres días), con el fin de ver si las condiciones meteorológicas cambiaban; pues de mejorar, no sacrificaban a la víctima.

Ello parece coincidir con lo que sucedería en la historia del famoso profeta Jonás, que se embarcó hacia Tarshis en Haifa y fue arrojado al mar al producirse una tormenta; donde “le come” un gran pez que al tercer día le devuelve en la costa (quizás mostrado que se le bajó a la bodega, o a un chinchorro, para tirarle al mar si en tres días no mejoraba el tiempo). Pese a ello, en el caso de Pitágoras, se dice que un bardo llamado Avaris es quien le salvó de ser quemado en el toro. Sea como fuere y sin existir evidencias históricas de que Falaris de fabricase este toro; lo que sí parece cierto es que en Agrigento existió este culto y esos ritos, por influencia cartaginesa (quienes habrían llevado un tipo de ritos parecidos a los de Moloch -Melkate-). En imágenes: al lado, una mujer es introducida en el toro de bronce (detalle del oleo). Abajo el cuadro en escena completa, donde a su derecha vemos un viejo semidesnudo que se considera Pitágoras (cautivo y expuesto para ser también inmolado).
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Continuando con la escisión de Egipto, lograda paulatinamente por los habitantes de Canaán desde el siglo XIII a.C. -en gran parte lo que narra El Éxodo-. Para ella, debió de ser crucial la colaboración y ayuda de los Canaaneos marineros, que habitaban las costas (muy influyentes en el Nilo). Tanto que hemos considerado a Moisés como la personificación de estos pueblos “protofenicios”; simbolizando a esas ciudades del litoral de Oriente Medio (Ugarit, Biblos etc.). Puertos y enclaves económicos que debieron ayudar mucho a Israel para conseguir su definitiva independencia del poderoso Imperio nilota. Una escisión que debía ser más que difícil, pues existía una pequeña frontera por tierra (la zona de Suez) por donde el ejército del Faraón podía pasar; llevando a cabo ataques y razzias -que primero caerían sobre los asentados junto Mar Rojo-. Además de dicho puente, los cientos de kilómetros de litoral frente a Egipto e ese Mar Rojo, debían hacer muy vulnerable el territorio de los israelitas y difícilmente “aislable” del poder del Faraón.
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En razón a ello, analizamos el pasaje que narra como Moisés abre las aguas del mar (15) opinando que este hecho puede simbolizar la creación y colocación permanente de una armada fenicia en esta zona; capaz de separar definitivamente el territoro de Canaán del de Egipto. En referencia a ello, se sabe que desde el siglo XIV a.C., las ciudades de las costas de Oriente Medio (Biblos, Ugarit, Sidón y etc) van situando una flota en todo el Mar Rojo. Un golfo que hubiera de haberse llamado Mar de Egipto (o de Israel), pero que se denominó “rojo”, porque quienes lo gobernaron fueron los fenicios (los rojizos o púnicos). Hombres de púrpura, tan diestros en las aguas que llegaban en barco hasta Ofir (Reyes 1, 10-23); situada en el puerto de Akaaba, en la actual Península Arábiga. Desde allí, pasaban también a la India, usando naves de Tarshis, mención que muchos desean en identificar con la ruta hacia Tartessos. Aunque en este caso la expresión bíblica “Naves de Tarshis” se usaría como indicación de unos barcos de enorme tamaño; mostrando que el cabotaje y la tipología de aquellos navíos utilizados para llegar a La India, era similar a los que se usaban para ir hasta Tartessos (en Iberia). Donde llegaban fenicios y judíos también en barcos de enorme tamaño, pero en este caso partiendo desde los puertos mediterráneos de Israel -como el de Hoppe (junto a Haifa) donde Jonás tomó el pasaje para ir a Tarshis- (16) .
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Todo ello demuestra cómo los fenicios eran los dueños de ese mar llamado igual que ellos (púnicos o púrpuras) y en modo en que desde los puertos judíos del Mar Rojo, accedían hasta el golfo arábigo o a la India. Todo lo que obligaría a ejercer una continua vigilancia de sus barcos y de esa travesía; para evitar los robos y piratería en esta franja que dividía el Sinaí de Egipto. Cuanto hace evidente las alianzas entre judíos y fenicios, pero también entre egipcios, púnicos e israelitas; con el fin de mantener abierta tan interesante vía mercantil. Pues hasta ese momento en que los fenicios consiguen acceder hasta Asia por el Mar Rojo; el comercio entre La India y el Mundo Mediterráneo, se había realizado tan solo en caravanas -atravesando los desiertos arábigos (lo que incrementaba los precios y hacía muy escasas las posibilidades de mantener un verdadero intercambio)-. Aunque desde e siglo XIII y XII a.C., las ciudades púnicas de Tiro y Sidón, logran junto a los judíos acceder hasta las costas de la India por esa vía (embarcando en los puertos del Sur del Sinaí); consiguiendo importar hasta Israel, Egipto y el Mediterráneo mercancías orientales.
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La apertura de las rutas del Mar Rojo y el mantenimiento allí de las flotas canaáneas es lo que consideramos que significa el episodio de la apertura y cierre del Mar Rojo por Moisés. Pues tal y como hemos analizado, si este héroe legendario es la personificación de los “proto-hebreos” marineros; “su división de las aguas” simbolizaría el hecho de que los fenicios aliados con los judíos establecieran en ese Mar Rojo su flota. Dominando dicho espacio marítimo los barcos de gentes canaaneas (fundamentalmente de Fenicia, pero también de Israel). Consecuentemente a ello, se sabe que los judíos formaron dos flotas defensivas; una en el Mar Rojo nacida sobre en época de Josafat; otra decenios más tarde, en su franja costera del Mediterráneo. Recibiendo para ello la ayuda de Biblos y de los fenicios; por cuanto si hubiéramos de decidirnos a qué ciudad o cultura personificó realmente Moisés; habríamos de mencionar que fue la Giblita. De hecho, el salvador de los Judíos (nacido de las Aguas, o venido por el mar), no es propiamente semita ni israelita; y tiene visos de representar a un pueblo de gran influencia egipcia (como lo fue Biblos). Ello nos atrevemos a decirlo, por hechos como que Moisés se circuncida de mayor, tal y como los egipcios realizaban por voluntad propia. Por lo que concluimos, Moisés pudo ser la personificación de aquel (pueblo) de Biblos, llegado por mar; que vivió y nació entre los Faraones, habiendo sido adoptado como casi egipcio, aunque un día decidió ayudar a los Israelitas (logrando que se liberasen de Egipto tras reconocer que ambos pertenecían a “de igual raza” -de orígen canaaneo-).
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos imágenes de Jonás, devorado y vomitado por “el pez”. Al lado y abajo: Fotos del sepulcro llamado de Jonás (donde se representa, al Profeta vomitado y despertando en tierra). Sarcófago del siglo IV d.C., hallado en la villa de Carranque y expuesto en el Museo de Los Concilios, de Toledo -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-.
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Regresando a Jonás, en su pasaje (16b) dijimos que vemos uno de estos rituales típicos de los marineros canaaneos, donde se ofrecía a un “tifónio” para apaciguar la tormenta. Pese a ello, la historia narra cómo aquel infeliz salvó su vida al ser tragado por un enorme pez, que tres días después lo vomitó en tierra. Tal como ya expuse -a mi juicio- la interpretación que debemos dar a este episodio es la llamada “espera del tifonio”. Un tiempo normalmente de tres días, en el que la víctima era preparada y durante el que se suprimía el sacrificio, si cesaba el mal -la tempestad, en este caso-. De aquí el suceso que narra como el monstruo marinó traga a Jonás y lo vomita; todo lo que relataría que habría sido indultado antes de arrojarlo al océano, al apaciguarse la tormenta (después de tres días en espera).
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El caso del profeta que hablamos, se relaciona plenamente con Tartessos, ya que partió desde el puerto de Hoppe (junto a la actual Haifa), en una enorme “Nave de Tarshish”; huyendo en dirección contraria a Nínive (donde Yahveh le enviaba). Ello obliga a pensar que Jonás se dirigió donde narra su historia, no dónde Flavio Josefo supuso; creyendo el historiador judeo-romano que Tarshish era Tarso de Cilicia. Una ciudad al Sur de la actual Turquía, que se encuentra en dirección a Nínive y dista apenas tres días de Haifa (navegando) a la que no se necesitaba ir en grandes naves. Como repetidamente apuntamos, esta identificación de Flavio Josefo carece de todo argumento, pues desde Haifa a Tarso se puede llegar por tierra en pocos días. Todo lo que demuestra que no era el destino de Jonás, que viajó hacia zonas muy alejadas, en singladura de altura; viniendo a Tarshis (Tartessos). Este profeta, puede ser también una personificación, como figura bíblica que representaría a un templo, o una secta. Quizás se trata de un templo enviado por JeroBoam II, para evangelizar a tierras lejanas; quienes habiendo sido mandados a predicar en la peligrosa Nínive, tomaron sentido opuesto, dirigiéndose hacia el Estrecho y al Atlántico (a Tarshish, o Tartessos). Un lugar, cuyas aguas estaban llenas de cetáceos y de enormes peces; especies que apenas se verían en el Mediterráneo, pero que en el siglo VII a.C. poblarían por doquier el Océano. De tal modo, la narración de Jonás no solo muestra que los judíos conocían o llegaban a la Tarshish bíblica (la Tartessos griega); sino que también sabían que este punto del extremo occidente estaba entonces habitado por ballenas y multitud de cetáceos (como así sucedía).
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11) - Sobre el origen de los Judíos y de Moisés dado por Flavio Josefo:
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Mención especial haremos al nacimiento del pueblo de Israel y de Moisés, que Flavio Josefo indica en su obra “CONTRA APIÓN Sobre la antigüedad del pueblo Judío”, exponiendo en su Libro I, diferentes historias recogidas por fuentes egipcias y helenas (17) . De tal manera, este autor comienza explicando el origen que de los israelitas escribe la antes mencionada “Historia de Egipto” de Maneto ó Manetón. Quien -ya vimos- era un sacerdote egipcio de comienzos del siglo III a.C., cuya obra se perdió; pero que Flavio Josefo consiguió leer y comentar. Así el historiador judío nos transmite datos de esta “Historia de Egipto” perdida, denostando sus conclusiones. Comenzará comentando los párrafos referidos al faraón Tutimeo, que se correspondería con el primer rey Hicso; explicando como “unos hombres de linaje desconocido venidos del Oriente, que invadieron Egipto dominando por la fuerza sin apenas combate” (LXXV). Dicho Faraón comenta Busto Saiz, que es el último de la XIV dinastía, bajo cuyo reinado se originó la dominación de los Hicsos -que permanecieron aproximadamente desde el 1720 al 1550 a.C.-. Unos recién llegados al Nilo, que “sometieron a sus dirigentes, incendiaron salvajemente las ciudades, destruyeron los templos de los dioses, trataron muy cruelmente a los naturales del país, matando a unos y otros, reduciendo a la esclavitud a los hijos y mujeres de otros” (LXXVI). “Finalmente, llegaron a hacer rey a uno de ellos, cuyo nombre era Salitis” (LXXVII), exponiendo como establecen una capital en Avaris, junto al rio Bubasties (LXXVIII). “Se llamaba al conjunto de esta nación Hicsos, lo que quiere decir reyes pastores, pues hic en lengua sagrada quiere decir rey y sos, pastor” (LXXXII).
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Sobre esos Hicsos, añade Flavio Josefo (comentando a Manetón) que “Algunos dicen que eran árabes”; aunque “en otros lugares se dice que el vocablo hic no significa reyes, sino que quiere decir, por el contrario, pastores cautivos, pues en lengua egipcia hic y hac (...) significa cautivos” (LXXXIII). “Maneto dice que estos reyes (...) dominaron Egipto quinientos once años”.(LXXXIV). Hemos de realizar un inciso en este momento, pues la interpretación de Flavio Josefo de la palabra Hicsos, como “reyes pastores”; nunca se ha podido probar. Es más, en mi opinión él conforma esta traducción, para intentar identificar a los Hicsos con los hebreos, tal como más tarde hará; cuando dice que estos reyes se dedicaban al pastoreo -como los judíos- y que tras ser expulsados de Egipto, regresan a Jerusalén (donde fundan su nuevo reino y sus palacios). Todo lo que apenas concuerda con la verdad histórica; pues los Hicsos parece que fueron las gentes que huyen del terremoto Tera-Santorino, producido en el 1680 a.C.. Seísmo y volcán que destruye todo el litoral de Creta y el Egeo, dañado las costas de Anatolia y dejando sin verano durante años a esta zona del Mediterráneo (bajo una nube de polvo). Tras ello, los egipcios parece que bajan al Sur -atemorizados al ver lo que en el Mediterráneo sucede, observando maremotos y restos de la devastación del volcán en el delta-. Siendo así como estas gentes procedentes del imperio minóico destruido, o de la Anatolia arrasada, se dirigen hacia el Sinai y avanzan hasta lograr conquistar el Norte de Egipto (estableciendo su dinastía con capital en Avaris). Más tarde, cuando los Hicsos fueron expulsados del Nilo -por los verdaderos egipcios, que regresan al delta- se establecen en Canáan, fundando un reino y elevando palacios en Jerusalén. Todo lo que le lleva a pensar a Flavio Josefo que eran hebreos y que por ello se ha de traducir la voz Hicsa como “reyes pastores” tal como fueron los monarcas judíos.
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Señala asimismo Flavio Josefo que “posteriormente tuvo lugar la rebelión de los reyes de Tebas y del resto de Egipto contra los pastores y estalló entre ellos una importante y larga guerra (LXXXV). Bajo Tutmosis III (al que Maneto llama Misfragmutosis) fueron vencidos los pastores (hicsos), expulsados de todo Egipto y confinados en el lugar llamado Avaris (LXXXVI), donde se rodaron de una alta muralla (LXXXVII). El hijo de aquel faraón, Tutmosis, intentó dominarlos por la fuerza atacando con cuatrocientos ochenta mil hombres Avaris, no consiguiendo rendirles y habiendo de conformarse “con establecer un pacto para que abandonaran todos Egipto, marchándose donde quisieran si sufrir daño alguno” (LXXXVIII). “Según se reconoce, recorrieron el desierto desde Egipto hasta Siria con sus familias y posesiones no menos de doscientos cuarenta mil hombres” (LXXXIX). “Edificaron en el territorio llamado ahora Judea una ciudad que pudiera albergar a tantos hombres a la que llamaron Jerusalén” (XC). Tras ello, Flavio Josefo da una relación exhaustiva de los Faraones que fueron gobernando después, de sus nombres y del numero de años de su reinado (XC al CII).
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En una segunda parte el mismo historiador judío habla de que “Maneto (Manetón) después de haber dicho que nuestros antepasados vinieron de Egipto en número de muchos miles y dominaron sobre sus habitantes, luego reconoce el mismo que al ser expulsados cierto tiempo después conquistaron Judea, fundaron Jerusalén y edificaron el templo” (CCXXVII). Este autor da una segunda versión sobre una oleada posterior de gentes que llegan a Judea desde Egipto, diciendo que procedían de leprosos y enfermos esclavizados por los egipcios, que consiguieron huir de aquellos (versión que molesta a Flavio Josefo). Tal segunda marcha que se correspondería con el “Éxodo”, la sitúa el historiador egipcio en época de Amenofis IV (Akhenatón, que como ya sabemos reino aprox. Del 1378 al 1358 a.C.). Según Manetón, esta huida tuvo lugar quinientos dieciocho años después de la entrada de los Hicsos, sumando los reinados de los faraones que hubo entre el primero Hicso y este éxodo. Pero erróneamente computa dos veces los 59 años del gobiero de Seti I, debiendo ser realmente 459 los años de diferencia, los que hubo entre la entrada de los Hicsos y el mencionado Éxodo. Ello nos llevaría hasta el reinado de Akhenatón, pues del 1720 al 1361 a.C. hay estos 460 años. Con ello, según los historiadores egipcios, tal éxodo de cautivos desde Egipto hacia Judea, tuvo lugar en estos años cercanos al 1360 a.C..
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Narra Flavio Josefo que según Manetón recogió -en su Historia perdida, ver cita (13) -, como el Faraón Amenofis IV hizo una gran reforma y decidió “reunir a todos los enfermos de Egipto, cuyo número era de ochenta mil, y les envió a las canteras del Este del Nilo (CCXXXV) -canteras que según observa el traductor Busto Saiz son las del Tura, de donde obtuvieron las piedras de las pirámides, citadas por Heródoto en II,8 y 124 - .“Entre estos deportados a aquellas estaban incluso nobles faraónicos, sabios y sacerdotes, afectados por lepra” ( CCXXXVI). Pero a los que sufrían en las canteras cuando pasó un tiempo, les cedió el rey (...) la antigua ciudad de los pastores Avaris, que entonces estaba deshabitada” (CCXXXVII). Allí tomaron como jefe a un sacerdote de Heliópolis llamado Osarsef, jurando todos obedecerle ( CCXXXVIII). “Este prescribió como primera ley no adorar a los dioses, no abstenerse de la carne de ninguno de los animales que las normas religiosas consideraban sagrados en Egipto, no tener reparo en sacrificarlos y consumirlos, además de no unirse con ningún hombre, excepto los ligados por el mismo juramento” (CCXXXIX y XL). Tras ello reparó las murallas de Avaris y comenzó la lucha contra el el rey Amenofis IV. Enviando una embajada hasta Jerusalén invitando a los habitantes de esa ciudad (que denomina “pastores expulsados por Tutmosis”) a unirse en una expedición contra Egipto (CCXLI). Así “les prometió conducirles hacia Avaris, la patria de sus antepasados, proporcionándoles sin tasa lo necesario para combatir” (CCXLII). Salieron doscientos mil hombres que llegaron a Avaris (CCXLIII). Amenofis IV se exilia a Etiopía ante esta avalancha, evitando la confrontación con su ejército, y ello lo aprovechan los de Avaris atacando Egipto (CCXLVII).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Altar del incienso grabado de "An Illustrated History of the Holy Bible", publicado por Henry Bill (1871) en la W. Struse Collection. En el grabado se representa el altar del incienso, tal como lo manda contruir Yahvé y sobre el que oficia el Sumo Sacerdote de Salomón, al que vemos con el Efod y el pectoral de Aarón (adorno en el pecho que relaciono plenamente con los colgantes de El Carambolo). Como podremos leer en La Biblia; el del incienso se trata igualmente de un altar con cuernos, fabricado con madera de acacia y recubierto de metales preciosos (de un Codo por un Codo de ancho y de dos Codos de alto -recordemos que 1 Codo sagrado de Israel, se corresponde con el Codo Real egipcio, en tiempos de Akhenatón = 525 centímetros aproximadamente-). Sobre este ara manda Yahvé quemar incienso al atardecer y al anochecer, no pudiendo libarse otra ofrenda; pero ordenando que los cuernos sí fueran purificados anualmente con una limpieza hecha con sangre (de carnero y buey). Lo que recoge el Éxodo con las palabras: "Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en el año con la sangre del sacrificio por el pecado para expiación; una vez en el año hará expiación sobre él por vuestras generaciones; será muy santo a Jehová". Explicando con mayor exactitud el Levítico: "Entonces saldrá al altar que está delante del Señor y hará expiación por él, y tomará de la sangre del novillo y de la sangre del macho cabrío y la pondrá en los cuernos del altar por todos los lados. Y con su dedo rociará sobre él de la sangre siete veces, y lo limpiará, y lo santificará de las impurezas de los Israelitas" .
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ABAJO: Sacerdote oficiando frente a un Altar del Holocausto, tal como lo imaginaban en el siglo XIX los grabadores de History of the Holy Bible, publicada por Henry Bill en 1871. El dibujo se hizo con más de un siglo de antelación al hallazgo de esas mesas ciclópeas en piedra, sobre las que ofrecían los judíos a Yahveh grandes oficios. Altares como el de Beersebá, encontrado hace apenas unos decenios por el profesor Yohanán Aharoni y que hemos incluido en nuestra primera imagen. Quienes recreaban hasta hace no mucho estos grandes altares usados por los hebreos para ofrecer holocaustos (bovinos y ovinos); pensaron que era simplemente una copia del de incienso, suponiéndolo igual, más grande y también cubierto con "chapas" de bronce -con formas de cuernos en sus esquinas, tal como vimos Yahveh ordena hacer para el quemaperfumes, el Antiguo Testamento (especialmente en el Éxodo y Levítico)-.
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Aunque sería imposible imaginar el oficio sobre una "mesa" de las caracterisiticas que vemos en el grabado; pues habríamos pensar las consecuencias de mantener un fuego con estas dimensiones, dentro de un receptáculo metálico -lo que imposibilitaría al oficiante siquiera acercarse al altar-. Por ello, quizás, el Antiguo Testamento indica que el Altar del Holocausto ha hacerse sobre tierra o con arcilla, y en todo caso con piedras naturales. Ordenando Yahvé un "Altar de tierra harás (...) y sacrificaras sobre el tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas" (...) Y si me haces altar de piedras, no las labres de canteria, porque si alzas herramienta sobre ese, lo profanarás". Siendo importante observar la indicación de que nunca se labre la piedra, algo que puede relacionarse no solo con la necesidad de sencillez y humildad en el altar. Sino, además con las altas tempetratura que estas mesas deberían soportar; sufriendo roturas y necesitando cambios en sus sillares -habida cuenta como se quebrarían por los cambios de calor y frío a los que les sometían con el fuego central y a las libaciones-.
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Pese a ello, el ara de Beersebá (cuya imagen repetimos más abajo), contiene una cobra muy mal labrada en uno de sus sillares laterales. Algo que personalmente considero un "añadido" tallado allí por el posible enemigo que la destruyó. Lo que me atrevo a expresar, sabiendo que este ara apareció rota y con una de sus astas arrancadas. Todo lo que supondría haber sido desacralizada y profanada (por invasores); un hecho que pudo producirse en época de Nabucodonosor -hacia el 586 a.C., cuando este monarca asirio arrasa Israel y esclaviza su población-. Por lo demás y para terminar de exponer el por qué nos extendemos tanto acerca de estas mesas de cuernos hebráicas. Diremos que, personalmente, observo enormes paralelismos con los altares de Tartessos (El Carambolo, Coria del Rio, Málaga o Cancho Roano) y el modo en que Yahvé ordena realizar el holocausto: Sobre una "mesa" de arcilla o de tierra; o en su caso, revestida con unas simples piedras (ÉXODO 20, 23-26).
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Sigue comentando Flavio Josefo sobre su líder y el conflicto de los sublevados, “recogiendo” lo dicho por Manetón: “Se dice que el sacerdote que les impuso esta constitución y estas leyes era del linaje de Heliópolis, y que se llamaba Orsasef, por el nombre del dios de Osiris, adorado en Heliópolis; que al unirse a este pueblo cambió su nombre por el de Moisés” (CCL). Amenofis IV decide al final entrar en guerra y “atacaron a ambos, a los pastores y a los impuros, los vencieron y, después de matar un gran número, persiguieron al resto hasta la frontrera de Siria (CCLI). Y sobre Moisés termina diciendo que su “verdadero nombre significa el salvado de las aguas, pues los egipcios llaman al agua mon” (CCLXXVI). Siendo muy importante ver en todo este relato que recoge Flavio Josefo de una Historia del Egipto Antiguo escrita a principios del siglo III a.C.; donde en el recuerdo de esta nación faraónica, los hebreos y Judá fueron originados por dos migraciones fundamentales: La primera con la huida de los Hicsos, a la caída de su reino en Egipto; hechos contemporáneos al desastre del Tera Santorino (sobre el 1580 a.C.). La segunda hacia el 1360 a.C., tras la guerra y la huida de cautivos refugiados en Avaris, que fueron ayudados por los antiguos Hicsos desde la Jerusalén fundada por ellos. Por su parte Moisés era (según Maneto) un sacerdote de Heliópolis rebelde a Amenofis IV, y en toda su historia se lee claramente que la situación a que llegan de confrontación se debe a las injusticias y reforma religiosa del Faraón que se autodenomina Akhenatón.
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Algo muy similar recoge Flavio Josefo narrado por Ceremón (filósofo y escritor preceptor de Nerón en Roma y director del museo en Alejandría) ocurrido en los tiempos del mismo rey egipcio. Escribiendo el historiador hebreo que “Isis se apareció a Amenofis en sus sueños para reprocharle la destrucción de su templo (...) diciéndole que si purificaba Egipto de hombres afectados de manchas, su terror desaparecería” (CCLXXIX). “El rey reunió doscientos cincuenta mil de estos hombres nocivos y los expulsó. Sus jefes eran Moisés y José, ambos intérpretes también de los misterios sagrados. Sus nombre egipcios era el de Tisitien para Moisés y Petesef para José” (CCXC). “Estos llegaron a Pelusio y encontraron allí trescientos ochenta mil hombres, dejados por Amenoras y a los que no quería conducir a Egipto. Estableciendo con ellos un tratado de amistad, marcharon contra Egipto”(CCIXC). “Amenofis no hizo frente y huyó a Etiopía, dejando a su mujer encinta (...) -su hijo- llamado Ramses, cuando se convirtió en adulto persiguió a los judíos que eran alrededor de doscientos mil, hasta Siria”(CCVIIIC).
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Esta segunda versión sobre el Éxodo recogida y conservada por un escritor que fue director de la Biblioteca de Alejandría (del que ha de suponerse, tuvo acceso a libros originales sobre la Historia de Egipto); narra un origen de los judíos y su Éxodo muy similar al anterior: Ocurrida en época de Amenofis IV y expulsados por este faraón. Lo que concuerda plenamente con los hechos acontecidos bajo el reinado de Akhenatón, cargado de conflictos civiles, cautiverios y expulsiones de Egipto. Años en los que el Imperio del Nilo, se convulsionaba bajo la reforma religiosa de ese Amenofis IV; que destruía los antiguos templos, borrando las inscripciones de los anteriores dioses, obligando a todos a seguir la nueva religión creada bajo su mandato. Por lo que la hipótesis de que los judíos huidos fueran aquellos egipcios que se negaron a aceptar los nuevos ritos y continuaban adorando los antiguos cultos, es más que probable. A ellos habrían de sumarse otros ciudadanos, que por tener relación con los Hicsos, hubieran sido también subyugados. Habiendo creando Amenofis IV unos lugares donde concentrar o expulsar de su reino a dichos rebeldes, relacionados con Avaris, atacándolos finalmente, en su huida hasta la frontera con Siria.
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Esta sería las versión sobre los hebreos y Moisés que conservaba la historia de Egipto, en libros que desaparecieron en Alejandría. Cuyo relato sobre el origen de los judíos, Flavio Josefo pudo conservar, y que muy poco difiere con lo que la arqueología nos narra. Pudiéndose fechar de tal manera la primera huida de los hebreos, junto a los Hicsos expulsados; sobre el 1580 a.C.; de quien dice este autor que fundaron tras su marcha de Egipto la ciudad de Jerusalén. Tanto como El Éxodo de Moisés se fecharía hacia el 1360 a.C., habiendo sido este libertador un sacerdote rebelde a Amenofis IV. Pudiéndose pensar en su hermano menor, Tut- Moses, nacido de Amenofis III y de otra madre diferente a la de Akhenatón (una princesa llamada Giluhepa). Existiendo teorías que narran como este Tut-Moses habría sido nombrado sacerdote supremo por el faraón y se sublevó. Llegando a quienes afirman como Aarón y Moisés, fueron esos dos hermanos (Akhenatón y Tut-Moses); todo lo que parece más pertenecer al terreno de las hipótesis románticas, que a una posible realidad -ya que en Egipto se escribía y registraba todo cuanto un faraón realizaba-.
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AL LADO Y ABAJO: Dos imágenes tomadas en verano hace algunos años... . Al lado, tres de mis sobrinos junto a mí, en Karnak (Luxor); abajo, mi mujer y sobrinos en el interior del mismo templo. Este recinto sagrado que estuvo en la antigua capital del Nilo, era el más venerado de todo Egipto; pero Akhenatón ordenó construir otros santuarios cercanos, dedicados a Atón, dejando sin uso este enorme santuario de Amón (que sufrió los daños del abandono). Asimismo, después de cinco años en el trono, Amenofis IV decide cambiar hasta la capital del Nilo; trasladándola a Amarna, situándola en mitad del Nilo y olvidando la antigua ciudad principal (Tebas, junto a Luxor ; e intentando transformar Karnak en un templo monoteista, dedicado al nuevo culto). Al morir Akhenatón, los sacerdotes de Karnak actuaron con odio hacia su reforma; tanto que promovieron la destrucción de Amarna y la de cuantos templos monoteistas de Atón se habían hecho. Obligando a los faraones a devolver la capitalidad de Egipto a esta ciudad junto a Karnak y conocida entre los griegos como Tebas, aunque su nombre egipcio fue Uaset.
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13) – La Edad del Hierro, Los Pueblos del Mar y la creación de Fenicia:
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Desde los momentos antes relatados, se pasa de esa decadencia en Egipto hasta una época en que comienza la liberación de los pueblos que vivían en Canaán y el nacimiento de los reinos y las civilizaciones propiamente canaáneas (entre las más importantes la fenicia y la israelita). Etapa en la que hay un factor histórico crucial, como fue la difusión del Hierro por el Mediterráneo -desde finales del siglo XIII a.C.-. Un metal que sobre el siglo XIV a.C. comienzan trabajar templado en Anatolia; aunque antes había sido hallado en forma dulce dentro de los aerolitos y usado como precioso (para decorar o para hacer piezas inoxidables extraídas de meteoritos). Hierro que tan solo llegaron a conseguir endurecer (templar) hacia el siglo XIV a.C. algunas gentes que vivían bajo el dominio hittita. Estos, por medio del uso de hornos y crisoles de carbón, llegan a trabajar las altas temperaturas que el hierro necesita para su fusión y temple, consiguiendo los primeros aceros capaces de romper y destruir las armas de bronce.
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El nuevo metal traerá a nuevas gentes al escenario histórico; muchos de ellos bárbaros e incultos, debido a que el hierro no precisaba casi de conocimientos para su obtención, ni su aleación -aún menos para hallar minas-. Por ello, grupos formados por tribus, e incluso por bandas armadas, se bastarán para hacer frente y luchar contra los ejércitos de los grandes Estados del Mudo Antiguo (las más sofisticadas civilizaciones del Bronce, enfrentadas contra vándalos sirviéndose del hierro). Es así como a finales del siglo XIII, comienzan a bajar por el Mediterráneo turbas y hordas de piratas (en bandadas); encaminándose hacia Canaán y luego a Egipto. Grupos deseosos de conquistar tierras, procedentes desde las costas cercanas a Anatolia y del Continente Europeo; que con su nuevo armamento consiguen hacer un daño inigualable a los ejércitos del Faraón. Entre estos invasores, los mas importantes fueron los grupos que surgen desde 1195 a.C hasta el 1155 a.C. (+,-), denominados Los Pueblos del Mar; llegados en barco hasta Oriente Medio y que posteriormente bajan a Egipto con el deseo de conquistarlo -de forma muy similar a como lo hicieron los Hicsos, unos quinientos años antes-.
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Por los relatos egipcios conocemos algunos de los nombres de estos grupos “bárbaros” que llegaban en barcos hasta las costas del Nilo; obligando continuamente a los Faraones del siglo XII a rechazarles. En 1156 a.C. ( +,-) ya Egipto estaba exhausto de los continuos ataques sufridos en sus costas y decide aislarse, haciendo la vida lejos del litoral marino, internándose aún más en el desierto para defenderse de esas razzias continuadas. De algún modo debieron de conseguir evitar los ataques de estas gentes, pues las estelas de Ramses III narran como en 1149 a.C. (+,-) este Faraón derrota a esos Pueblos del Mar y consigue que se establezcan en territorios lejanos al Nilo. De dicha derrota casi todos los arqueólogos dudan y se inclinan más a pensar que Egipto les facilita el medio para que se estos pueblos del Hierro marineros encuentren hogar y puerto en lugares de Chipre, y Canaán, e incluso en el Nilo. Aunque aquellas gentes tan feroces ya habían entrado en territorio de Canaán y se habían establecido al menos en sus costas unos treinta años antes – del 1195 al 1185 a.C. (+,-) -.
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Por su parte, la aparición del Los Pueblos del Mar en las costas canaáneas a comienzos del siglo XII a.C., trajo como resultado inmediato el declive y casi la desaparición de Biblos y la cultura Giblita. Una antiquísima ciudad y emporio, fundada por Egipto en el cuarto milenio a.C. y que durante casi dos mil años había sido la capital de los puertos mediterráneos -en pleno Oriente Medio-. Quedó así reducida Biblos a un segundo plano, mientras emergen como grandes potencias Tiro y Sidón. Estas dos ciudades del litoral canaaneo fueron “refundadas” y mejoradas con la llegada de esos Pueblos del Mar, que se unen a los oriundos de Canaán; con toda probabilidad para liberarse -o luchar- contra el Nilo y los de Anatolia. Desde entonces Tiro y Sidón aparecen como dos núcleos capitales, que ya dominarían todo el comercio de la zona mediterranea oriental -hasta su caída y conquista por Babilonia (desde el siglo XII, hasta el VII a.C.)-.
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Dichos puertos, fortificados y elevados sobre islas artificiales, ejercerían la Thalasocracia mercantíl durante más de seiscientos años en el Oriente Mediterráneo. Seis siglos durante los que se elevaron como auténticos emporios inexpugnables. Para lo que reedificaron sus zonas de vigía, sobre rocas artificiales en la cercanía de las costas; buscando sus fundadores, manantiales y aguas en el fondo del mar (ganando terreno a las aguas y adentrarse en islotes con formas de imposible sitio y cerco). De tal manera consiguen crear unas urbes protegidas y fortificadas, en lo que hasta ese momento eran islas o rocas en mitad del mar, sin posibilidades de habitabilidad. Allí construyen sus puertos y sus ciudadelas, como “una Venecia” del siglo XII a.C., con cientos de muros y aljibes para guardar las aguas de las lluvias y las dulces que conseguían “robar” al mar por medio de mangueras de cuero -usando embudos con los que canalizaban los manantiales bebibles interiores, hasta sus casas- (18) . Todo ello sucede tras la unión de los Pueblos del Mar (recién llegados al litoral) con estas gentes marineras que hasta entonces habían vivido en las costas de Canaán. Creando una nueva cultura, que luego fructificó y se conoció como: Fenicia (19) .
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AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, la familia de Akhenaton; representando a sus hijos tomados por Nefertti y Amenofis IV -bajorrelieve fechado hacia el 1345 a.C. y propiedad del Museo de Berlín (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen)-. Observemos los rayos del Sol dibujados como manos, pero a su vez guardando la apariencia de una escala de grados; tanto, que hacia cada lado salen nueve brazos solares, dejando el décimo en medio. Ello significaría que las lineas en trigonometría guardarían diez grados de distancia hasta el centro y veinte entre ambos cónyuges... . Todo representado con dos reyes “famélicos” y alargados, de un modo que yo interpreto motivado por el consumo de la raíz de mandrágora rallada sobre la cerveza. Una bebida que se puso de moda en tiempos de Amenofis III y que en el de su hijo (Akhenatón) parece fue la más común -entre nobles, ricos y artistas-. Todo ello debió hacer ver a este Amenofis IV un “mundo nuevo”, en el que él era el único representante de dios (realizando la gran reforma religiosa que lleva a la guerra civil a Egipto).
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ABAJO: Otras imágenes tomadas en verano hace algunos años; esta vez con mi familia: Junto a las tres estatuas de los rameshidas, mi mujer y tres de mis sobrinos -en Karnak (Luxor)-.
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Fenicia fue realmente una nueva civilización, en todos los sentidos; pues la unión de los recién llegados de Anatolia en barco, con los canaáneos (que durante miles de años fueron el pueblo puente entre semitas, indoeuropeos y egipcios); se creó definitivamente una cultura nueva. A ello hemos de sumarle las influencias heredadas de los cretochipriotas, que entonces huyen de sus islas (asediadas y destruidas por los dorios desde el siglo XI a.C.). De tal manera, si los Pueblos del Mar importaron a Fenicia el hierro y las nuevas técnicas de navegación y construcción de barcos (que el acero debió proporcionar). Los canaaneos aportarían los miles de años de cultura y organización marinera que dominaban (desde Biblos); junto a las técnicas del comercio y el uso mercantil del metal. Pero asimismo, los egeos, cretenses y chipriotas que se refugian en esos siglos en Canaan, les enseñarían sus sistemas de mercado, de construcción y navegación; tanto como las rutas comerciales que durante milenios habían practicado la civilización minóica y micenia. Así de la unión de la barbarie más feroz (los Pueblos del Mar), junto con el civismo más experimentado y antiguo (Biblos, Creta, Chipre y el Canaan costero), nacería la cultura púnica, cuna del comercio y la colonización mediterránea.
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Pese a cuanto narramos, el obligado exilio de sus islas de los micénios y minóicos, junto a la llegada de los Pueblos del Mar, también provocó un rechazo entre algunas culturas genuinas de Oriente Medio. De tal manera, no todos los de Canaán aceptaron mezclarse con esos recién llegados “del Mar”, que fueron apareciendo por sus costas desde el 1195 a.C. (+,-). Pues parece que en 1194 a.C., algunos de estos Pueblos del Mar son rechazados repetidamente y finalmente se tienen que asentar en el territorios antes ocupados por cretenses y chipriotas (desde mediados del segundo milenio a.C.). Así la zona en que se establecen esos Pueblos del Mar, fue una larga franja de la Palestina costera y más cercana a Egipto (Gaza). Todo lo que hace pensar que posiblemente el Faraón les permite ese asentamiento, con el fin de darles una tierra para que no pretendan conquistar más el territorio del Nilo y también para que hagan frontera a los judíos.
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El nombre que dieron en Egipto a esos que se establecen en las actuales playas de Palestina ya dijimos que fue el de Pelest; quienes más tarde fueron llamados Filisteos por los hebreos. Unos vecinos israelitas que no debieron aceptar mezclarse con ellos, ni les era grata la frontera con estas gentes tenidas por bárbaras (nacidas de los Pueblos del Mar). Aunque como ya dijimos, históricamente esos Filisteos son considerados por muchos arqueólogos gentes huidas desde Creta y venidas ya desde el desastre del Tera-Santorino. Sin estar claro qué sucede históricamente en esta franja costera de Palestina (Gaza) en el tiempo comprendido entre el terremoto (del 1680 a.C.) y hasta la llegada de los Pueblos del Mar (en 1194 a. C.). Un periodo de unos quinientos años, que se completa con la aparición de cretochipriotas en tierras de Israel hacia el siglo XII a.C.. Gentes venidas del mundo minóico y micénico, refugiadas en dos zonas: Una en el Sur (Gaza) y otra cercana a Golán (junto a Fenicia, en el Norte; quienes llegan a integrarse como una tribu judía más, llamada DAN como “danaos” que eran). Todo lo que nos deja ver que esas costas de Canaan cercanas a Egipto fueron puertos de Creta y Chipre, frecuentados también por bibliotas y desde donde realizaban su actividad comercial los minóicos durante el tercer y segundo milenio a.C.. Lo que explicará que allí posteriormente se asienten los huidos del Tera Santorino (en el siglo XVII a.C.) y más tarde los Pueblos del Mar o los que escapan de las hordas del hierro, al destruirse la civilización cretense y chipriota (hacia el 1100 a.C.). Habiendo de comprenderse que la franja Sur (Gaza) era donde se establecían desde etapas más antiguas aquellos que tenían “permiso” del faraón para asentarse; al ser unas tierras tan cercanas a Egipto, que debían ser siempre vigiladas por los ejércitos del Nilo y cedidas a aliados que no les atacaran.
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Por su parte, en lo que se refiere a los Pueblos del Mar, la gran mayoría eran huidos o guerreros apátridas (muchos hittitas); surgidos tras la caída de Troya y la desaparición del Imperio de Hatti -siglos antes de que Anatolia fuera dominada por los griegos Aqueos-. Pero hemos de pensar que una gran parte de ellos también debieron ser gentes micénicas y muy cercanas culturalmente a Creta. Puesto que los troyanos, vencidos por los griegos continentales sobre el 1212 a.C. (+,-), serían en parte huidos y refugiados cretenses -en este caso, escapados del desastre del Tera-. Cuando cuatrocientos años antes se habían establecido en las costas de Anatolia gentes venidas del derruido imperio Minoico. Tales creto-micénicos se habían hecho claramente con el poder en la zona de Troya, gracias a controlar el paso del Bósforo, que unía el Mediterráneo con el Mar Negro. Un Estrecho marítimo que era crucial pues se trataba del camino obligado hasta la Cólquida (el Caúcaso), montes donde se situaban las minas de cobre y estaño mas conocidas en esta baja Edad del Bronce. De tal manera, hemos de pensar que el poder de estos troyanos y sus gentes cercanas en las costas anatólicas; residía principalmente en cerrar ese paso hasta las minas de las que se extraía el bronce. Una fuerza que hubo de ser enorme; puesto que podían controlar gran parte del armamento de la época (los ejércitos y sus guerras).
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AL LADO: Armadura del tipo micenio, del siglo XIV-XV a.C., muy similar a las que llevarían los nobles en la Guerra de Troya. Procede de la Tumba de Dedra y es propiedad del Museo Nacional de Atenas (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen).

ABAJO: DE NUEVO REPETIMOS el mapa que contiene en su página 162, el libro LOS PUEBLOS DEL MAR, de N.K. Sandars; Madrid 2005 -a cuyo editor agradecemos nos permita divulgar esta imagen-. Veamos en él cómo sitúa el lugar de asentamiento de los filisteos en dos zonas: Por un lado en el litoral de Oriente Medio, en un área muy cercana a Chipre; tanto como igualmente contempla a los Peleset (filisteos) en la actual franja de Gaza. Ese doble emplazamiento de aquel Pueblo del Mar, sin duda y en nuestra opinión se debe a que aquellos que los judíos llamaron filisteos (y los egipcios peleset) eran originarios del Egeo y del área cercana a Chipre, donde primero los sitúa la Historia. Aunque hacia el año 1180 aparecen luchando en Egipto contra Ramses III, época en que se mencionan ya asentados en la franja de tierra que hasta entonces había sido egipcia y que tomó el nombre de Gaza. Voz que en mi opinión procede de Gath, ciudad filistea con un famoso héroe homónimo que llamado G-lath (Goliat). Palabras cuyo origen consideramos proceden del arameo "GLTH" y que significan: "Errantes, el que vaga, el que peregrina".
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Habiendo denominado los arameos así a los filisteos; durante los años en que buscaban asentarse en Canaán y mientras huían de sus tierras invadidas por los dorios (los Hombres del Hierro). Por cuanto esos micenios expusados de las costas de Anatolia, del Egeo, de Creta o Chipre; serían llamados por los israelitas “GLHT” = “los errantes, los que vagan”. De allí el nombre de la franja de terreno donde lograron asentarse: Gath, al igual que su ciudad principal y su famoso héroe homónimo (Goliat). Área que, como decimos, actualmente se corresponde con Gaza y donde vivirían los peleset (ó filisteos) hasta que se asimilaron con los israelitas -por lo que aún hoy se denomina Palestina-. En el mapa de la imagen igualmente se observa junto a estos PELESET, a otro Pueblo del Mar (micenio o anatolio errante) denominado DANUNA. Gentes que se identifican comúnmente con los Aqueos o preaqueos a los que la Historia llama Danaos (tal y como que se citan en las cartas de Amarna, y eran conocidos en la misma Grecia). Unos Danuna o Danaos que primeramente compartieron tierras con los Peleset y de los que se supone posteriormente se unirían o fundirían entre los judíos con el nombre de Tribu de Dan. Importante grupo israelita que fundo sus ciudades junto al Golán a comienzos del I milenio a.C..
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Finalmente, en el mismo mapa y en la franja de Gaza, pero unos kilómetros más al Norte de los PELESET y DANUNA, marca a los TJEKER; otro de los Pueblos del Mar (errantes en estos siglos); que se cree procedía de Salamina -Chipre- o bien de la Tróade -Troya-. Sabiéndose eran aliados de los anteriores Filisteos y Danaos, con los que compartieron tierras y ejércitos. Estos grupos que aparecen como migratorios durante los siglos XIII y XII a.C., fueron con toda seguridad -al menos a mi juicio- las gentes micénias o anatólias y egeas, que durante la expansión del Hierro se vieron obligadas a huir y establecerse en otros lugares. Siendo acogidos una gran mayoría en las costas de Canaan y asentándose en la franja marítima de Israel-Judá. Algo que impulsarían los habitantes del llamado "creciente fértil" porque los cananeos apenas navegaban, al carecer de medios y fundamentalmente de bosques para construir armadas. De todo lo que se comprende el modo en que los judíos y habitantes del área del Jordán pactaban con estos marineros errantes; situándolos en los litorales como un medio de proteger sus costas. Por lo demás, la franja marítima de Gaza, hasta la llegada de los Peleset -o los Danuna y Tjeker (filisteos, danaos y tróades)- había estado en poder de Egipto. Quedando fuera del dominio de Ramses III hacia el 1180 a.C., momento en el que se documenta precisamente la entrada de los Pueblos del Mar en aquella zona. Todo lo que deja de manifiesto que se asentarían ayudados (o apoyados) por los habitantes de esas tierras hasta entonces fronterizas con las del faraón (principalmente los judíos, habida cuenta que algunos de los Pueblos del Mar terminarían formando parte de sus tribus).
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Tal como narramos, el siglo XIII a. C. sucedió el “milagro del hierro”, dando paso a una nueva era presidida por ese nuevo metal. Cuya materia prima era fácil de hallar y de trabajar; por lo que resultaba barato fabricar resistentes espadas, sin precisar buscar su mineral en tierras lejanas y menos cruzar el Bósforo. Después de aquello, parece ser que consiguieron unirse los griegos aqueos para asediar el paso hacia el Mar Negro y derrotar a los que les dominaban desde hacía centenares de años -controlando desde Troya gran parte de las minas de cobre y estaño-. Ello culminó a nuestro modo de ver con La Caída de Troya; que finalmente debió crear el gran éxodo de pueblos hasta entonces asentados en las costas de Anatolia; quienes se vieron obligados a huir (preferentemente hacia Canaán y Egipto). Así, la Guerra de Troya, junto a la caída del Imperio Hittita son -a nuestro juicio- los principales motivos de la aparición y del origen de aquellos que fueron llamados Pueblos del Mar. Entre los que muchos serían hittitas, pero la mayoría hubieron de ser gentes micénicas vencidas por la una emergente Hélade -entonces en periodo de creación-. Pueblos o tribus cuyo origen en muchos casos a su vez estuvo en los que habían huido desde Creta y Chipre en el 1680 a.C., hacia Anatolia, ante la destrucción y ruina sembrada por el Tera-Santorino. Y que este siglo XVII a.C. inician lo que luego va a ser Micenas, o el nuevo mundo minóico (de periodo palacial). De tal manera, poco debieron tardar los micenios continentales en hallar las armas de hierro y en sublevarse contra sus hermanos anatolios, para destruir su capital (Troya) en el paso hacia el Caúcaso. Y de esta hecatombe que debió suponer la caída del mundo troyano, junto a los pueblos que le rodeaban; debieron surgir esas gentes a las que llamaron Pueblos del Mar. Quienes huyen al Sur en busca de tierra -en algunos casos- o como simples mercenarios desarraigados; sin mando ni misión, cargados de armas y viviendo de atacar las costas del Mediterráneo, repetidamente.
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El origen probable cretense de muchos de esos Pueblos del Mar, quizás causó que estos buscasen ir hacia tierras donde estaban otras gentes micénicas o minóicas, con orígenes y ancestros comunes. Así, posiblemente llegaron a parar al litoral de Canaán, estos que llamaron los egipcios Pelet y los judíos Filisteos. Al territorio que luego fue llamado Palestina por los romanos; cuando los conquistadores llegados de Italia en el siglo I a.C. desearon borrar el nombre de Judá e Israel de aquellas tierras; dadas las revueltas de sus habitantes, que no se dejaban dominar. Pues para olvidar a los judíos, finalmente Roma denominó a la totalidad de la zona con el nombre de tierra de los Filisteos (Pelet, o Palestina). Por lo demás, el hecho que puede corroborar el origen micenio de este pueblo Peleset, ha sido antes destacado; al considerar que su nombre posiblemente significa: “hijos de dios” (filis-teo); o bien mercenarios (peleteo) y también pelasgos (pelegeo) -todos de origen y procedencia egea-. De ello, se puede concluir plenamente en la posibilidad de que fueran gentes micénicas venidas desde Troya, tras la guerra perdida.
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De lo antes relatado, entenderemos por qué gran parte de las leyendas fundacionales de la primera Edad del Hierro están unidas a estos Pueblos del Mar y mencionan la Guerra de Troya. Tal como recoge en el origen mítico de varias ciudades de Oriente, pero también en las del Occidente mediterráneo; en especial en Italia el Sur de Francia e Iberia. Donde existen infinidad de historias que relacionan la fundación de múltiples urbes y Estados, con huidos llegados desde Troya. Tanto, que se llega a relacionar la palabra Etruria con la misma Troya; ya que en al parecer la forma más antigua de escribir este nombre es el de Turta. Siendo Schulten (entre otros) quien a principios del siglo XX menciona el hecho de que esta voz Turta -o Tursha- y que al parecer daría origen a Etruria, también sería la raíz del nombre de Tartessos (relacionadas ambas con Troya). Apuntando la posibilidad de que tanto gran parte de Italia, como otras costas más Occidentales, fueran colonizadas tras la guerra de Troya, por gentes huidas de este desastre. Algo que no solo se referiría a la caída de Troya, sino a la del mundo del Bronce, tras la llegada del Hierro. Debido a todo lo antes expuesto, algunos afirman también que el origen de nombres de ciertas ciudades del Sur de Francia (como Tarascon) se relaciona con estos pueblos venidos desde Anatolia (troyanos); existiendo infinidad de mitos y leyendas en los que se menciona al mismo Príamo y sus guerreros, llegando para fundar en estas latitudes. Debiendo recordarse que junto a Tartessos se hallaba el puerto de Menesteo (otro de los héroes troyanos) cuya ciudad hoy es El Puerto de Santa María; lo que confirmaría que Schulten puede tener más que motivos para apuntar la idea de que Tartessos y la Turta italiana sean palabras muy similares, nacidas de Troya. Concluyendo el sabio alemán, que muy posiblemente el origen de la cultura etrusca y la tartésica sea común y traída por aquel Pueblo del Mar llamado “Tereshk” y que en Canaán vimos anotado junto a Megido y escrito como Tjeker (afirmación que para comprobarla solo hace falta comparar su orfebrería, su escultura, su alfabeto y un largo etc. de similitudes culturales entre Tartessos y Etruria).
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AL LADO: Dibujo mío de Adolf Schulten, el gran genio de la arqueología hispana a comienzos del siglo XX. Su enorme labor como investigador tan solo es comparable con la que realizó Bonsor (su inseparable amigo, con el que excavó numerosos yacimientos en busca de la capital del reino de Arganthonio). En 1921 publica la primera edición de su libro Tartessos, una obra que redescubre la desaparecida civilización del Bajo Guadalquivir. Tras ello, no cesó en el intento por hallar la basileia (ciudad real) de aquel imperio que se supone fue destruído en el siglo VI a.C.. Entre otras teorías geniales y personales que propone Schulten, se encuentra la hipótesis de que la voz Tartessos proceda de igual raíz a Turta (Etruria), cuyo origen estarían en el radical TROYA. Palabra de la que habría nacido los nombres de E-trusco, tanto como el de Tartessos; originados desde Troya debido a que su fundación se debería a la llegada de troyanos hasta Occidente, tras la caída de su civilización y desde el siglo XII a.C..
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ARRIBA Y ABAJO: Dos piezas etruscas, con el fin de compararlas con las de Iberia de igual época. En la imagen superior, restos del recubrimiento en plata de un arca hallada en Vetulonia y fechada en el siglo VII a.C. -tal como la expone el Museo Arqueológico de Florencia, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Como podemos observar, su diseño es muy parecido al de joyas o escultras ibérico-tartessias, de igual época y muy influidas por el arte neohitita. Bajo estas líneas: Estantería con exvotos etruscos en bronce del siglo IV al III, tal como los exhibe el Museo de Arezzo (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Observemos el parecido entre estos exvotos y los ibéricos de igual época.
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14) – El Pueblo Filisteo, el reino Peleteo y los Cereteos:
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14-a) – Sansón el filisteo:
Finalmente, en este epígrafe vamos a tratar de otra bella leyenda bíblica, que creemos fundamental para comprender el nacimiento de Israel, Juda y lo que fueron los Pueblos del Mar, que llegaron a nuestras costas para colonizarnos (junto con los canaaneos). Hablamos de la figura de Sansón, que La Biblia describe en Jueces (13 a 16) tal como recogemos en cita (20) . Su nombre al parecer significa “el Pequeño Sol” y ello puede referir a algunos judíos que habían conservado la adoración solar procedente de cultos egipcios y canaaneos (ajenos al de Yahvé). La época de Sansón a nuestro juicio se puede situar en los siglos anteriores a David (del XII al XI a.C). Y en nuestro análisis, su leyenda debe relacionarse con nacimiento de Israel, aunque en época previa a la organización unificada de los judíos; por cuanto su figura creemos que personifica a los guerreros pre-israelitas que sí se aliaron con los Pueblos del Mar (tras la entrada de esos extranjeros en Canaán, sobre el 1995 a.C.). Asimismo parece dejar entender esta leyenda, que una gran parte de la armada y ejército de los israelitas del Norte, se alió y mezcló con esos venidos desde Anatolia e islas del Mediterráneo en el siglo XII a.C.. Su significado como “un gigante” de gran fuerza, hace ver que personifica a los mas fuertes hombres hebreos, quienes claramente son los de Israel (no Judá) y que debieron unirse a esos otros llegados “del Mar”. Posiblemente la alianza de estos Pueblos del Mar con canaaneos, se produjo para atacar Egipto conjuntamente; unos con el fin de lograr territorios, y los de Canaán para independizarse definitivamente del yugo faraónico (hechos que la Historia contempla en continuas razzias llevadas a cabo por los Pueblos del Mar en el Nilo y que dejaron muy debilitadas las fuerzas egipcias).
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Mas volviendo al análisis de la historia de Sansón, parece explicar su leyenda que tales militares de origen israelita, decidieron no solo aliarse con los extranjeros llegados por mar (Filisteos) sino también mezclarse con ellos. Algo que se deduce del primer matrimonio de Sansón con una Filistea y de su posterior amor por Dalila (nombre, que al parecer significa: “la coqueta”). Dejando entrever dicha narración, que las mujeres filisteas (nuevas en Canaán) debieron ser de un tipo similar a la codiciada Elena: Bellas y con capacidad de tomar decisiones. Jugando un importante papel en la historia de Sansón; quien pese a ser el elegido para liberar a Israel de los Filisteos, primero se casa con una de ellas (de quien enviuda por haber sido asesinada). Pero además, posteriormente se enamora de la prostituta filistea Dalila, a quien descubre su secreto -gracias a lo que definitivamente destruyen la fuerza de Sansón mientras “duerme” (cortando su pelo, su vigor, o su poderío militar)-. Ello se debe interpretar no solo como el dominio que debieron ejercer estas mujeres sobre los judíos; sino además ha de significar que los israelitas y los filisteos en sus comienzos estaban unidos. Así se desprende del descubrimiento del secreto de su fuerza, que se idealiza en el pelo del guerrero de Israel; un misterio que desvela Sansón erróneamente a su amada. Por cuanto Dalia lo transmite a los filisteos y tras ello se lo corta, mientras duerme confiado. Dicho poder simbolizado en el cabello nace por ser este el atributo de la fuerza y del sexo masculino; tanto que muchas culturas antiguas impedían cortárselo a los guerreros o a los hombres entregados a Dios -como era el caso de Sansón- (21) . Significando el cabello del vigor o la fuerza; una idea fácilmente comprensible, porque cuando el pelo comienza a cambiar de tono (a canoso) o a caerse, se entendía como el comienzo de la vejez o de la decrepitud física.
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Con ello, el corte de pelo de Sansón simboliza de algún modo el debilitamiento de los soldados hebreos al mezclarse con los extranjeros -las mujeres filisteas-; quienes de algún modo debieron dominar a los guerreros de Israel. Así terminan haciendo de “aquel gigante” israelita, un simple instrumento a merced de ellos, logrando cortarle el pelo y esclavizarle. A ello se debe que en (Jueces 15) ya veamos a Sansón reducido, apresado y cegado; sin fuerzas y esclavizado cuando le sacan los ojos para servir a los extranjeros tirando de la rueda de un molino (como una bestia). Ello significará -de algún modo- el uso que dieron los filisteos a los militares judíos, con los que se asociaron. Haciéndonos ver quienes redactaron el Antiguo Testamento a un Sansón castigado por su promiscuidad con extranjeras, usado como un simple “animal de carga”, preso y ciego. Realizando con ello una crítica a esos hombres de Israel, que se aliaron o mezclaron con los filisteos. De tal manera utilizan la leyenda del gigante como personificación del ejército pre-israelita; que debió ser utilizado por extranjeros para trabajar o comerciar y no para defender a sus compatriotas. Por lo que finalmente, Sansón, ya sin salida ni solución; se autoimola dentro del templo Filisteo y donde estaba encadenado para ser exhibido. Muriendo él mismo al derribar con su fuerza las columnas del edificio sagrado, acabando a su vez con gran parte de los que allí se reunían. El relato que hemos analizado, consideramos que se refiere a hechos ocurridos entre hebreos y filisteos en el siglo XII a.C.. Tras convivir juntos, aunque ambos pueblos -al parecer- terminaron luchando por motivos de fé. Por todo ello, deducimos que esta leyenda se sitúa en los tiempos desde la llegada de Filisteos a Canaán y hasta la formación de Israel-Judá (del 1195 a.C. al 1000 a.C.). De tal manera, a principios del siglo X es cuando el pequeño rey David vence con una “pedrada de honda” definitivamente al gigante Goliat. Un Goliat que ya dijimos era el símbolo de la capital filistea, ciudad (llamada Gat); situándose tras este hecho el nacimiento del reino de David (el comienzo del Estado unificado de Israel-Judá).
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IMAGEN JUNTO A ESTAS LINEAS: Estatua del rey Wamba, hijo de Recesvinto, representado como santo, tal como se conserva en el monasterio portugués de Tibaes (Braga) -agradecemos a la institución y hotel Tibaes, nos permita divulgar nuestra imagen-. Wamba o Bamba, fue santificado por los portugueses y representado como un clérigo, habida cuenta su tortuosa historia: Famoso como hombre prudente, al morir su padre Recesvinto -en el año 670-, no quiso aceptar la corona debido a que ya tenía setenta años. Pero obligado a reinar, tuvo que sofocar numerosas revueltas en toda la Península, evitando la entrada de los musulmanes por el Sur y erradicando intentos de invasiones de visigodos sublevados -huidos a Narbona-. Tras años de reinado prudente, Wamba fue engañado por parientes y gentes cercanas; quienes lo emborracharon para cortarle el pelo y destronarlo -aunque también se dice que le suministraron un narcótico-. Tras ello, fue tonsurado y al verse sin pelo -al despertar- renunció a la corona; retirándose como monje al monasterio de San Vicente en Pampliega. Allí murió y fue enterrado, tras vivir los últimos años de su vida como un miembro más de la orden; sus restos fueron trasladados siglos después a Toledo por Alfonso X el Sabio (para ser inhumado junto a su padre, recogido en el pueblo de Wamba). Citamos esta curiosa historia de uno de los mejores reyes godos de España, por su paralelismo con Sansón, que también fue derrotado al cortarle el cabello.
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AL LADO Y ABAJO: Dos oleos representando a Sansón. Junto a estas lineas: el héroe bíblico derribando las columnas y el templo filisteo. Abajo: Sansón tirando de la rueda del molino, junto a Dalila (que recoge la harina). Estos cuadros de grandes dimensiones (atribuidos a Diego Polo o a Giuseppe Leonardo) también se encontraban en casa de mis padres. Ante ellos paraba noches y días reflexionando acerca de cuanto representaban. Tanto, que me entusiasmé y desde muy joven me dediqué al estudio del significado legendario de Sansón. Así, aunque los cuadros fueron vendidos al cerrar la casa de mis padres (hace ya muchos años), al menos me dejaron los conocimientos que obtuve sobre su iconografía.
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14-b) – Goliat, héroe homónimo de Gaza:
De tal manera, tras la muerte de Goliat (el héroe de Ghalt filistea) pasamos a una segunda etapa, en la que vemos a un reino hebreo que nace -disminuido y débil-; representado en su jóven rey David, pero que consigue hacer frente al gigante bárbaro. Un Goliat cuya capital homónima era la ciudad donde se habían establecido los “micenios” (Ghalt, Gat; hoy Gaza), quienes se integraron finalmente en esa franja, junto a Egipto. Hechos que ya hemos estudiado en mi artículo: LOS HEREDEROS DE MICENAS, que resumo en cita (22) y que recomendamos leer. Donde razonábamos cómo una gran parte de los cretochipriotas y egeos huidos de sus tierras tras la legada del Hierro y durante los siglos XII al X a.C., fueron a parar a Canaan -estableciéndose unos en Gat y otros en Golán (junto a Fenicia)-. Tratando ampliamente de esta época en nuestros trabajo, ya dijimos que para mí existe la certeza de una primera llegada a la zona de esos “filisteos” en los siglos XVII y XVI a.C., como cretenses huidos del Tera (también comentado en el “epígrafe 4” del artículo anterior). En nuestros estudios tratamos el problema de la aparición de pueblos llegados desde Creta y Chipre hacia el siglo XVI a.C. a las costas de Oriente Medio, quienes ayudarán a la formación del poder Hicso. Concluyendo que desde este momento, y tras ese asentamiento de cretochipriotas huidos del Tera-Santorino, se crea un permanente contacto entre Canaán, Creta, Chipre, Micenas y Anatolia; una unión que nunca se perderá. Pues de aquella alianza de pueblos y de su enfrentamiento contra Egipto, lograrán que los Hicsos se internen en el Nilo y lo conquisten. Debido a que las fuerzas Hicsas -de seguro- estaban formadas por los huidos del Tera Santorino (anatolios, mitanios, cretenses y chipriotas) a los que dan apoyo, gentes y asilo en Canáan. Generando estos hechos una unión ancestral y comercial, que pensamos perduró durante siglos. Lo que permitiría a los cretochipriotas y anatolios refugiarse en la zona, cuatrocientos años más tarde; siendo entonces denominados Filisteos (conocidos por los egipcios como Pueblos del Mar).
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La época que tratamos son los años en que Ramses III levantará monumentos conmemorando su victoria frente a esos piratas errantes. Escribiendo en sus estelas ese faraón, el modo en que vence a los Pueblos del Mar (en el 1156 a. C. +/-). Por lo que hemos de suponer que los muchos de estos invasores o mercenarios que vagaban buscando territorios, se retiraron definitivamente a las costas de Canaán antes de esa fecha. Constituyendo el reino Filisteo, culturalmente muy ajeno a los canaanitas y que hemos de considerar se mantuvo bastante fuerte e independiente, hasta comienzos del siglo X a.C.. Cuando -al parecer- los judíos lo reducen a una franja costera. Siendo esa la victoria de David contra Goliat que narra el Antiguo Testamento (I Paral 18 y ss); tras lo que se funda el reino de Israel unificado (poco después del año 1000 a. C.). Por lo tanto esos Filisteos, personificados en Goliat, sabemos que quedaron reducidos desde entonces a una pequeña zona de territorio litoral, al sur de Haifa. Pero nunca fueron expulsados definitivamente, lo que obliga a pensar que ello se debió a ser su presencia útil a Israel y a los fenicios. Pues como ya dijimos, en este territorio de Gaza los Filisteos permanecieron conviviendo con Fenicia; lo que permitía a los judíos establecer contacto con Egipto y comerciar fácilmente con los súbditos del faraón. Todo lo que explica que Gaza se mantuviera habitada por Filisteos hasta la destrucción del Primer Templo (con la conquista asiria de toda la zona en el siglo VII a. C.; en la que Assarhadón invade la Tierra Canaán y conduce a muchos de sus pueblos al cautiverio en Mesopotamia -entorno al 677 a.C.-).
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14-c) – Filisteos, peleteos o cereteos (pelasgos, mercenarios o cretenses):
Pese a este “supuesto odio” narrado entre los Filisteos (los Pueblos del Mar) y los israelitas, algo muy distinto ha de suponerse en verdad; tal como deja ver la arqueología y La Biblia. Puesto que las reyertas entre unos y otros se deben más a motivos de hermandad y a intereses comunes, que a la vecindad o al rencor. De tal modo, veremos cumpliendo a los filisteos infinidad de funciones entre los judíos, que estos no querían o no podían desarrollar. Así es cómo a esos los Pueblos del Mar -en el Antiguo Testamento, nombrados como: Filisteos, los Peleteos y los Cereteos- se les menciona repetidamente, internados dentro de la Sociedad israelita. Y aunque esos tres grupos posiblemente fueran muy distintos, para los judíos parece tratarse de una misma cultura. En lo que se refiere a los primeros, la identificación entre Filisteo y Peleteo es inmediata, pues quizás la segunda voz proviene de su nombre egipcio (Pelet, que sabemos era pelasgo o mercinario) pronunciado entre los hebreos como “pheleteo”. Por el contrario, a los Cereteos hemos de suponerles un origen cretense, o de Chipre (de Kaftor, Keretara o de Citerea); lo que les relaciona plenamente con los “que también se decían huidos de Creta” (Filisteos).
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En numerosas ocasiones los judíos separan como tipos muy distintos a los filisteos y los cereteos; aunque siempre destacarán que se trata de pueblos comunes; llegados a la vez a Canaán, ocupando la misma zona meridional costera de todo Israel (1,Sam. 30,14 ; Ez, 25,16 y Sof 2,5). De igual forma se les menciona como pueblos mercenarios que incluso eran los que componían guardia personal de David rey (2 Sam 8,18; 15,18 y 20,7 etc). Ello obliga a pensar que los Filisteos, Peleteos o Cereteos, no fueron tan enemigos de los hebreos sino un pueblo vecino, con múltiples causas en común y con el que los israelitas tendrían las normales disputas que todo Estado fronterizo causa. Muy posiblemente sí que fueron odiados por los judíos del Sur, donde el reino de Judá chocaba con sus costumbres y sus límites de tierra. Aunque ya sabemos que los de Judá eran más xenófobos, y mucho más radicales en sus premisas religiosas y en sus leyes; seguramente al proceder directamente de grupos escapados de Egipto, en época de Akhenatón. Pese a todo, no es posible pensar que los propiamente israelitas mantuvieran mala relación con los filisteos; pues tras la victoria sobre Goliat, la guardia personal de David se compuso por soldados de este pueblo. Con ello se llega a concluir que Israel Norte, realmente pudo reorganizar, controlar y contratar a sus órdenes los servicios de estas gentes (Filisteas). Quienes se dedicaban a trabajar como mercenarios; cediéndoles a cambio una parte de territorio, en el que pudieron vivir al margen de Israel y procurando no tener más conflictos con ellos. Pues bien es sabido que esos Pueblos del Mar -en su huida al Sur Mediterráneo- se dedicaron sobre todo a la rapiña y a la guerrilla, sin organizarse como Ciudades Estado. Algo que quizás Israel cortó, obligándoles a reducirse y organizarse como reino en esta franja de costa al sur de la actual Haifa.
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ARRIBA: Subida al famoso Templo de Hatsepsut (en Deir el Bahari). Acercándonos a este recinto sagrado se llega a comprender que en el Egipto del segundo milenio a.C. ya se había “inventado todo”. Hasta el arte racionalista, o el minimalista; tal como parece ser esta fachada -diseñada por el arquitecto y amante la maravillosa faraona a la que se dedica el templo-.
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ABAJO: De nuevo, delimitación del reino filisteo en Gaza (en morado). A su lado, hemos trazado del reino Hicso y de la zona de influencia hicsa en Canaán, durante los siglos XVII y XV a.C. (sobre un mapa de Israel publicado en el libro de M.J.STEVE “Por los caminos de la Biblia” página 86 -Barcelona 1967-). En lineas discontinuas rojas he marcado las fronteras de ese reino hicso; en lineas azules, el área de gran influencia de su gobierno, que tenía como frente Norte de importancia la zona de Meggido y Hazor (señaladas con un círculo rojo). Asimismo podemos ver en letras rojas la capital hicsa Avaris y su segunda ciudad Memfis; y en letras verdes la situación de Biblos. Puerto de influencia egipcia, de cuya destrucción o sustitución nacerían los emporios fenicios desde el siglo XV a.C. (Sidón y Tiro), fronterizos con Israel y con las tierras de los filisteos (Gath -Gaza- y con las de Dan en Golán).
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Sobre el origen y distinción de estos tres pueblos, hemos de determinar que claramente La Biblia los menciona indistintamente como Cereteos, o Peleteos; considerándolo uno mismo. A ello hemos de unir que en opinión general, se relacionan totalmente con los Filisteos. Pese a todo, históricamente podemos concluir que los Cereteos, se trataba de gentes de venidas desde Creta o Micenas (de Ceretea). Aunque también pudieran proceder de Chipre, cuyo nombre como el de Citerea se da en algunos relatos. Confundiendo la isla de Creta (Kaftor) con aquella en que nace la diosa del amor (Citera), debido a que Afrodita se traslada tras su nacimiento a Creta. Pero la diosa de la belleza, donde o emerge de la espuma marina -sobre una concha- es en la isla de Citera; la más meridional de las griegas, junto a Tera y al Norte de Creta (23) . Tras ello Afrodita, se traladó a Chipre, haciendo que se confundiera en muchas ocasiones también esta otra, como su lugar de origen -en vez de la pequeña Citera (situada junto a Grecia Continental)-. Pues Citera pese a ser como nuestra Ibiza, fue un centro comercial cretense desde épocas muy remotas, además de un gran puente entre el Peloponeso, Creta y Oriente Medio. Allí parece que se inició el culto a Afrodita posiblemente llevado por los fenicios o canaaneos a sus tierras (24) y en la forma de Ishtar; como una “deformación” de Astarté unida con la egipcia Isis. A nuestro juicio, tal culto es de origen Giblita y se relacionaría plenamente con la figura de la mujer bella, la estrella guía, pero también con la “adoración” al murex y a la púrpura. De tal modo, la diosa que vino en una concha, nacida de la espuma no tiene solo un significado sexual (como la concha y la espuma guardan), sino también comercial y hace referencia al molusco que producía el tinte de la púrpura. A todas luces, el culto a Afrodita, llegará a Grecia desde zonas muy cercana a Biblos, llamándonos la atención su parecido y proximidad con el de la Astarté (semítico-canaanea) que finalmente termina siendo Ishtar entre los fenicios. Su relación con el nombre de Estrella hace pensar que fue igualmente admitida por indoeuropeos, sobre todo en zonas hittitas; más concretamente, en lugares como Chipre donde se convierte en una de las deidades principales. Siendo por todo ello normal que cretenses, egeos y chipriotas fueran llamados cereteos entre los hebreos.
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Por lo demás, su simbología relacionada con el planeta Venus, hace comprender que pueblos como el de Judá, que denostaban estos cultos con un carácter tan sexual, identificaran a Afrodita y su planeta Véspero, con el mismo demonio, llamando al diablo como esa estrella (Luxíferos). De modo muy distinto, parece que los israelitas (reino hebreo del Norte) sí aceptaban este tipo de deidades y seguían con mayor adaptación a Canaán los cultos de ese tipo -originarios del lugar-. Este hecho importante, pues si sabemos que quien era la gran diosa del amor entre los Peleteos, Cereteos y Filisteos (Venus-Ishtar), pasó a ser el demonio entre los judíos de Sur (Lucifer); veremos ya una radical lucha entre ambos pueblos. Quizás es ello lo que deseaba manifestar la leyenda de Sansón cuando en el templo Filisteo del dios Pez (ninfa) Dagón, el héroe se autoinmola. Para acabar consigo mismo, con el edificio sagrado y con los asistentes al culto del dios marino. Percibiéndose así entre las religiones canaaneas y la de Judá, una definitiva y radical separación; aunque no tanto con los israelitas. Seguramente debido a que estos judíos del Sur no fueron gentes de origen caananita, sino más bien egipcios huidos y de tendencias teológicas muy cercanas a Akhenatón. De tal manera, esos judíos de la antigua Judá, no solo tendrían conflictos con los Filisteos, sino también con el resto de los pueblos asentados en Canaán (incluyendo los fenicios). Pues para todos los púnicos, una de las deidades mas importantes fue esta Ishtar, como Venus-Astarté; planeta de la Tarde y estrella que guía en los momentos vespertinos. Pareciendo que de manera muy diferente, los israelitas del Norte aceptaban esos dioses, sin escandalizarse por su existencia; pera a que para los del Sur resultaban aberrantes.
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Siguiendo con el significado de Ishtar y su influencia en el mundo antiguo Canaaneo; en algunos estudios míos hemos visto que la voz “tarde” se relacionaba con esta diosa Atarté (del ocaso); por lo que quizás, esta palabra “tarte” sea de origen semita. Es posible y no nos extrañaría, que así fuera; pues la voz indoeuropea de origen griego que denominaba el momento de la caída del sol era “véspero”; que procede del griego “hespera” ( ^espera ). Siendo nuestra teoría de que dicho término griego de “hesperis”, es el que produce la palabra “Hispalis”; de la que nacieron Hispania e Iberia. La segunda, por la pronunciación indoerupea del nombre como “Iberis”, vocablo que vendría de la unión de las palabras indoarias Svar-Vari cuyo significado es “sol en agua”. Por derivación, el “Sol en el agua”, significó “alba” (cuando el Sol sale del mar) y “el atardecer” cuando este astro cae al océano; dando origen a la voz griega “hespera” o “Hesperi”. Dicha palabra, fue la que originará Sefardi (occidente e Iberia en idioma hebreo); pero asimismo el nombre de las diosas-reinas que habitaron el remoto ocaso (la Hespérides de la Península Ibérica). Deidades que hay que relacionar plenamente con las Ishtar o Astarté fenicias, y que representaban a las estrellas del Oeste. Siendo estas Venus -en principio-, pero mas tarde relacionadas con la constelación que marca el Este, llamada del Tauro; cuyas estrellas se llamaron las Hiades y las Pléyades (y que se denominaron asimismo Hespérides; como Hispalis e Hispania).
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ABAJO: Un artículo mío, publicado en primavera de 1982 (cuando estaba en tercer curso de carrera y a punto de entrar en la Mili). Se editó como portada en el diario Informaciones de Madrid y se titulaba “Qué significa España”. En él yo defendía que la voz España y la palabra Iberia eran términos análogos. Significando ambos “Occidente”, o “el atardecer”. Naciendo el vocablo “IBERIA” desde radicales indoeuropeos cercanos al griego “Hesperia”; palabra helena cuya traducción es “atardecer”, “occidente”. Por su parte, “ESPAÑA” procedería desde voces semitas y más concretamente desde fenicias, cercanas a “Sevari”; de donde surgiría “sefardí” que como sabemos, en hebreo se traduce por Occidente. Desde esta voz “Sevari” se llegaría a Spal (fundada por los fenicios) y de allí a Hispalis e Hispania. Consecuentemente, el artículo defendía que España e Iberia eran términos casi análogos y que definían a la Península, como una ínsula unida y situada en el remoto Oeste -al final del Mediterráneo-. De ello que estos dos nombres (Iberia y España) fueran antiquísimos, como lo es nuestro país. Que en época romana ya se llamaba Hispania, al igual que se denominaba durante el reino Godo; todo lo que hizo que en 1492 se uniera la Península Ibérica de nuevo y bajo el antiguo nombre de España.
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Por lo demás, la relación encontrada por muchos estudiosos entre Tartessos, y la voz Astarté, o la palabra “Tarde” -que significaría el reino del Oeste-, no debe ser descartada en nuestra opinión. Algunos descalifican tal teoría que afirma que el radical “Tart” de Tartessos, se relaciona con voces como Turta (Etruria). Pero en ello existe un hecho muy similar en la etimología de Iberia, Siberia y Hesperia -que ya vimos-; en la que los Iberos del Oeste (nosotros), se relacionan plenamente en su nombre con los Iberos del Este (los siberianos). Pues tal y como hemos dicho, Iberia (o Hesperia -Hispalis, Hispania-) significaba originariamente “Sol en Agua” y su traducción a nuestro idioma sería “Vesperia”, y los lugares donde el Sol tocaba el Agua eran el extremo Oriente y el Occidente extremo (Siberia e Iberia). Del mismo modo, creemos -y es nuestra opinión- que Tartessos se relaciona con el vocablo “Tartaros”. Pues ese Tártaro infernal se situaba tanto en el extremo Occidente, como el de Oriente. Ello porque los geógrafos antiguos creyeron que el Mundo terminaba en Hispania (Hesperia, donde estaba el Tártaro o el infierno) del mismo modo que comenzaba en la Asia Siberiana, lugar por el que también se llegaba hasta el mismo Tártaro. Por ello pudo darse el hecho de que el radical “Tro” y “Tart” significase el principio o el fin del Mundo (conocido), lo que explicaría el nombre de Tartessos y el de Etruria (lugar del final), como el de último bastión de tierra “explorada”. De la anterior teoría se obtienen algunas conclusiones:
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En nuestra opinión y la de algunos autores, el nombre de Tartessos es de origen eteocretense con una voz que claramente conserva la terminación locativa minoica “-essos”, anterior a la destrucción del Imperio de los Palacios en Creta. Sería, por lo tanto una palabra previa al desastre del Tera (siglo XVI a.C.) al igual que lo son los topónimos Cno-ssos, Mikal-essos o Cor-essos, que conservan ese radical que conjuga el locativo en la forma “essos”. Sobre el significado del sufijo que le antecede en la forma “Tart”, hemos dicho que hay mútliples teorías, entre las que abundan la creencia de que es de origen semita, y “Trt” significaría lugar de metales. A nuestro juicio, como hemos expuesto tanto la terminación “essos” como el radical “Tart” son cretenses y por lo tanto de idioma aqueo-minoico (una forma de griego arcaico). De tal manera, si vemos las palabras griegas que comienzan con estas sílabas “Tart” nos encontraremos con “Tartaros”, que significa como dijimos, la región más profunda del Mundo, o el hades subterráneo (Hes. Teog. 119 ss; Pausanias IX,27,2). El Tártaros se sitúa incluso bajo el propio infierno y está bajo el Universo humano, allí donde se enviaban y encerraban los enemigos. Así fue finalmente el Tártaro confundido con el infierno, en el concepto de “Inter-Nos”, lo que está dentro de nosotros y -de algún modo- se entendía como las antípodas de la Hélade - la parte del globo opuesta al Onfalos de Delfos (al centro del Mundo griego)-. La voz “tartaro” procede a nuestro juicio de “Tarjio” (tarcuo) que significa “enterrar”, por cuanto es la “zona de los muertos” y se relaciona con “tarfos” (tarfos), cuyo significado es “abismo”. Conociendo esta etimología no nos extrañará que embalsamar se dijera en griego “tarjesis” (tarceusis), y que la misma palabra signifique salar, o salazones. Todo lo que de algún modo podría relacionar el reino del Sur de nuestra Península con las numerosas fábricas de salazón creadas desde tiempos fenicios; y esta con el nombre fenicio de Tartessos, que al parecer era Tarshis (sin ser tan extraño que usaran una palabra cretense para denominar a nuestra tierras).
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De ta manera, en nuestro modo de ver, el origen de la palabra Tartessos creemos que procede de “Tart” en sentido de submundo, o lugar interior, enterrado (internos: el infierno), al que se suma el locativo cretense “essos”. Es decir que Tartessos sería una crasis de “Tartar-essos”, cuya traducción sería lugar del fin del mundo, infierno (o, como su nombre indica: “Tartaro”). Ello además nos ayudaría entender y explicar por qué hay un Tartaro al Oeste (en nuestra Península) y otro Tártaros al Este (en Asia), del mismo modo que existe una Iberia (Hesperia) en Occidente y una Siberia (Hisperia) al Oriente. Ambos lugares (la Hesperia o el Tartaros) era donde acababa o finalizaba el Mundo, por donde salía y se ponía el Sol y se situaban en las tierras conocidas del principio y fin de la Tierra (en la entrada del infierno, allí dinde el mundo conocido acababa). De igual modo solucionaría la etimología que damos de Tart-essos el nombre de las dos Tarshis bíblicas, pues sabemos que hubo una al Oeste (nuestra Tartessos) y otra a la que se navegaba en barcos de Tarshis, situada en Ophir; junto a la India, el lugar Este mas extremo donde navegaban los fenicios. De tal modo, Tartessos, Tarshis y Etruria, significarían tierra última, el extremo, o el último bastión (al Oeste o al Este), y así palabras como Tarkinia, o Turta (que dan origen al nombre de Etrusco), significarían lo mismo: Últimas tierras conocidas. Finalmente quedaría poder demostrar que tales voces tuvieran relación con la diosa Astarté, componiendo una palabra nacida de Ishtar (estrella) mas “Tarte” (Occidente remoto); lo que sería un nombre dado por pueblos marineros semitas a su diosa Venus, aunque plantea el hecho de que siendo la voz completamente indoeuropea, tal culto hubo de ser llevado por los cretenses (o hittitas) hasta Canaán para llevar ese nombre. Por lo demás, no creemos que las voces Tiro ni Troya tengan relación con este radical “Tart” cuyo significado es “fin del Mundo”, aunque sí debe ser el origen de otras muchos topónimos de lugares remotos mediterráneos tales como Tarascón o Tirrenia y etc.
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AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, grabado donde podemos ver un sacerdote supremo del Templo de Salomón; ataviado con su “ephod” en el pecho y su pectoral de Aarón. La joya principal de ese clérigo supremo del judaísmo es un pectoral muy similar a los colgantes de el tesoro de El carambolo. Galápagos de oro, de los que podemos deducir eran usados de un modo muy similar al que llevaba el gran sacerdote hebreo. Abajo, dibujo mío comparativo entre los atributos del sacerdote supremo del templo de Salomón y quien llevó las joyas de El Carambolo. Observemos los paralelismos entre ambos cultos; lo que por otro lado no es extraño ya que desde Joppe (Haifa) salían naves hacia Tarshis, y en las costas de Note de Israel o de Gaza, estaban establecidos los fenicios y los micenios (filisteos) con los que comúnmente comerció Tartessos.
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Pero regresemos a los problemas anteriormente expuestos, donde habíamos comprendido que los Cereteos citados en el Nuevo testamento fueron gentes venidas desde el Sur de Grecia, o más bien desde Creta y Chipre, en épocas de Troya. Por todo ello se les confunde con la primera migración, llegada a Canaan con el terremoto del Tera en el siglo XVI a.C. (en tiempos de ls Hicsos); aunque no se trataría de las mismas gentes. Estos hechos que referimos, ocurren igualmente en Grecia occidental, donde hubo dos grandes migraciones procedentes de Creta. La primera, protagonizada por un pueblo que pudimos estudiar y descubrimos que llegaron al oeste de la Hélade, para asentarse en la actual isla de Corfú -tras la destrucción del Imperio Minoico con el Tera Santonrino hacia el 1680 a.C.-. Estos fueron llamados por los helenos, los Feacios; que se confundían con los Focenses, e incluso con los Foceos; pese a no tener nada que ver -en origen- con ellos. Pues esos Feacios, a mi juicio fueron allí llegados tras el desastre del Tera y por ello la traducción de su nombre a nuestro juicio es la de los “huidos del fuego”, del griego “faia-kienos” (faia keno).
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Los Feacios nunca se tuvieron del todo como helenos, tanto que se les trata con gran ironía en los textos homéricos, diciendo la Odisea que eran bastante crédulos y hasta fantasiosos. Uno de los últimos episodios de la Odisea sucede en el reino Feacio de Squeria (Eskeria) (24) , la que llamaron los griegos Corcira, la actual Corfú. Isla es la que se sitúa mas al Oeste de las griegas (fuera ya del cinturón de piélagos propiamente helenos); por lo que creemos que su nombres se relaciona plenamente con el de Iberia y el de Hesperia (significando Squeria también “el Oeste”). Por su parte, los feacios se consideraban gentes llegadas a Corfú (Eskeria) gracias al héroe y padre su “raza” Feax; que había venido desde su tierra originaria y de donde fueron expulsados, una isla llamada de “Hiperia”. Este Feax era padre del rey Alcinoo quien salva, recibe y devuelve a su reino a Ulises de Itaca, y era el monarca del pueblo que se tenía como el mas antiguo y el mejor navegante de entre los helenos. Añadir a todo ello, que en el relato de la Odisea se sabe que gran parte de los viajes que narra “Homero” eran periplos de los fenicios, recogidos por los griegos y que el valor de esta estribaba en la propia información que podía dar a los helenos que se lanzaban al mar en busca de aventuras, para conseguir culminar sus viajes y expandir los dominios griegos. De tal manera, no es de extrañar que en este relato nos aparezcan fábulas o casos muy unidos a la historia de Canaán, pues fueron sus habitantes y no los griegos los que al parecer sí realizaron muchos de los viajes que Homero relataba hasta el extremo Occidente (nuestras tierras).
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Hemos realizado un inciso etimológico y otro para estudiar ese reino de los Feacios, por cuanto su antigua tierra -de la que huyen- se llamó curiosamente Hiperia (de tan parecido nombre a la nuestra) y porque la traducción del su denominación Feacios fue la de “huidos del fuego”. Siendo aquellos habitantes de Corfú -sin duda- cretenses llegados a la isla tras el Tera Santorino; rememorados por los mitos helenos, del mismo modo que la literatura griega conservaba la denominación y la memoria del reino de Minos (desaparecido en el siglo XII a.C.). Un reino y unos huidos del fuego de los que nadie creyó nada, hasta que Evans hace unos cien años comenzó a desenterrar su reino en Cnossos. Del mismo modo, a mi entender, las leyendas también hacen referencia en la figura de estos Feacios, a los huidos del gran volcán y terremoto del 1680. a.C.. Quienes además, se dicen originarios de unas tierras denominadas Hiperia, no de Creta. Lo que nos lleva a pensar que aquellos feacios quizás pudieron ser cretenses muy unidos al Occcidente (nuestras tierras, llamadas Hesperia); donde comerciarían en periodo minoico prepalacial. Aunque tras el desastre del Tera-Santorino, huirían hacia lugares del Egeo, lejanos de Creta; buscando refugiarse y para refundar Estados o ciudades desde ls que poder seguir comerciando con el oeste (Hesperia). Estos mismos pueblos que huían de aquel cataclismos dijimos que hubieron de alcanzar las costas de Canaán y de seguro fueron los iniciadores de los primeros contactos entre Oriente Medio y la Península Ibérica. Pueblos que conservaban la memoria del pasado perfectamente, tanto como para narrar Homero que venían de una antigua tierra que abandonaron llamada Hiperia (el Oeste con toda seguridad), debiendo identificarse asimismo con el nombre de su Isla “Eskeria”. Algo que de seguro procede de ser Corfú el lugar mas occidental de la Hélade; cuya denominación está unida al nombre de su tierra de origen “Hesperia” -incluso con las Hespérides. Todo lo que nos lleva a sospechar que quienes llamaron a nuestras tierras Iberia, Hesperia e Hispania, fueron los primeros cretochipriotas llegados hasta ella.
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AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, el ajuar del tesoro de El Carambolo (en reproducción) tal como lo exhibe el Museo Arqueológico Nacional -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Observemos las piezas: Dos colgantes, uno menor de peso y tamaño, con decoraciones femeniles. Dos brazales, de tamaño masculino, decorados como el colgante mayor. Un collar con cadena de unos cincuenta centímetros, lo que obliga a pensar es de mujer (apenas se vería bajo la barba de un hombre). Placas de oro para hacer coronas: Ocho alargadas y ligeras, decoradas como el colgante menor; junto a ocho pesadas y decoradas como los brazales y el colgante mayor (para realizar dos diademas, una masculina y otra femenina). El número de piezas, su diferencia de tamaño y decoración, me hizo deducir que se trata de un ajuar para dos personas: Un hombre y una mujer; que llevarían las joyas tal como he dibujado en imagen abajo. Ambos lucirían un pectoral del tipo judío, muy similar en diseño y vistosidad al cardiofilax de Aarón (atributo del sacerdote del Templo de Salomón).
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Pero volvamos a los Peleteos, Filisteos o Cereteos de la Biblia; que como dijimos, son refugiados llegados hacia el 1095 a.C. a Canaán -huidos de la guerra de Troya, o pueblos aliados con la Tróade, caídos en desgracia tras la derrota del reino de Príamo y la llegada del Hierro-. Importante es ver antes que nada, la similitud del nombre PELETEO con la palabra griega “pelates” (pelaths). Dicha voz significa en idioma heleno “mercenarios”; por lo que podríamos concluir que -como dice la Biblia- los Peleteos eran mercenarios y que además fueron contratados al servicio personal del rey David. Quizás por ello se les denominaba con esta palabra griega, cuyo significado era el de “soldados a suedo”. Más interesante aún, es ver como dicha voz helena “Peleteos”, además puede proceder y relacionarse también con la palabra griega “Pelagios” (pelagios); que significa “los que navegan” y por lo tanto: Los del Mar. Todo lo que concuerda con su nombre como: Pueblo del Mar errante, de origen pelasgo “Pelagio” y dedicados a las razzias. Dichas voces proceden a su vez del radical “pleo” (pleo), que significa en idioma de Homero navegar; siendo a la vez “pelasgo”, “isla y mar”. Por cuanto decimos, el término Peleteo entendido como “mercenario”, debe tener un origen conceptual muy relacionado con las anteriores, pues procede de un mismo radical que también significa “pueblo vecino”, dándonos a entender esa etimología cómo los griegos reclutaban a sus mercenarios entre los isleños de las zonas cercanas. Para concluir, diremos, que de lo expuesto vemos la existencia de este reino “griego” o cretense en Canaán (muy desconocido y llamado de los Filisteos); que permaneció siempre en frontera y contacto con los hebreos. Un Estado helo-canaánita del que prácticamente no nos habla la Historia; aunque su existencia es de tal evidencia, que siempre permaneció allí asentado. Al igual que el de Judá o el de Israel; que tan solo fueron invadidos en el siglo VII a.C.. Tras ello, sabemos Israel consiguió sobrevivir a la invasión Asiria y regresar del cautiverio (perdiendo gran parte de sus tribus), tal como consiguió superar la ocupación Helena -algo que no sucedió con las Ciudades Estado fenicias-. Llegándose así hasta la invasión de Canáan por Roma; momento en que sabemos habitaban en esta zona israelitas y filisteos. Pues cuando en el siglo I d.C., Tito y Vespasiano aniquilan el Estado judío de un modo tan genocida que deciden erradicar hasta su nombre; denominaron a la zona Palestina (Filistina) borrando del mapa imperial la antigua provincia de Judea.
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Tras la devastación de Canaán llevada a cabo por Nabucodonosor II (en el 604 a.C.), que acaba con Israel; las ciudades filisteas fueron también arrasadas y sus habitantes sometidos a cautiverio -siendo esclavizados junto a los judíos en Babilonia-. Así narra la Historia cómo los filisteos compartieron dolor y destino con sus vecinos; todo lo que explica la enorme unión con ellos, pese a las continuas luchas entre ambos pueblos -hermanados tras siglos de frontera común-. Finalmente, hay una teoría que avala cómo los filisteos quedaron en Babilonia; sin regresar, al haberse asimilado con la población mesopotámica. Mientras otras hipótesis afirman que volvieron a sus antiguas ciudades de Canaán, al ser liberados junto a los judíos. Una segunda idea que parece más realista, pues aún en el siglo I se mencionan aquellos habitantes de las costas y a sus ciudades filisteas (transformando el nombre como Palestinas).
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Todo ello obliga a pensar en una presencia cretomicénica en Canaán continua y continuada, desde mediados del II milenio a.C.. Una convivencia plena de los helenos, los fenicios y los hebreos; desde el siglo XVI a.C. y hasta la conquista final de sus tierras por Roma. Esta situación explicará que tanto Troya como Eubea y Corinto fueran colonizadas y civilizadas por protofenicios y canaaneos. Es más, hemos de considerar que gran parte de la aculturación y desarrollo del pueblo micénico (griego) en los siglos XIII al X a.C. fué gracias al intercambio con los puertos de Fenicia. Algo fácil de comprender al abrir un mapa de las costas de Oriente Medio y Anatolia, y observar como la zona helena jonia (el Egeo) está a muy pocas jornadas de distancia de Biblos o de Sidón y Canaan. Siendo muy importante reconocer que el área culturalmente mas avanzada del helenismo estuvo siempre en ese litoral de Anatolia (Turquia), cercano a Oriente Medio; hasta que en el siglo VII a.C. fué atacada por los Persas, habiendo de huir los jonios desde sus costas hacia otras tierras -lo que en gran parte dio origen a la plenitud de una nueva Grecia (Continental y Occidental)-. De ello, que el mundo jonio estuviera mas cerca de Fenicia que de la propia Atenas, y que hasta la huida de estos griegos anatólicos al Oeste, los jonios fueran más orientales que “europeos”. Por lo que hemos de reconocer que tanto canaaneos como helenos (micenios), tuvieron esa gran parte de cultura en común que convivió desde el siglo XVI, hasta el VII a.C.. Aculturación que en muchas ocasiones se olvida o se niega, separando a semitas de indoeuropeos y sin observar que durante un milenio casi, coincidieron como civilizaciones.
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14-d) alfabetos protosináicos y alefatos canaaneos (alfabetización del Egeo):
La alfabetización de Grecia se debió a los mismos fenicios, que introducen allí sus signos; llevando al Egeo hacia el siglo IX a.C., los alefatos inventados por ellos unos trescientos años antes (en el Sinai, en Ugarit o en Tiro y Sidón). Siendo los griegos de Eubea -al parecer- los primeros extranjeros no canaaneos que reciben este sistema de escritura; al estar muy relacionados esos eubeos con Biblos desde épocas remotísimas, por tener su gran isla minas de cobre. De ello que la mitología recoja como su príncipe Palámedes fué quien inventó (o adaptó) el alfabeto griego regalado por Hermes (25) ; habiendo de interpretarse que tal Hermes era un simbólico dios del mercado llegado desde Fenicia. Es decir, los comerciantes venidos desde Canaán en sus naves. Pese a todo, la leyenda es anacrónica pues narra como el príncipe Palámedes muere en la guerra de Troya, por lo que hemos de suponer que este mito recoge la invención del alfabeto en época de Fenicia y no de Grecia. Pues la guerra de Troya data de fines del siglo XIII a.C. y hasta el tres siglos mas tarde no se van formando las letras griegas. De lo que se deduce, hubo un periodo de desconocidos intercambios comerciales entre los fenicios y los griegos (desde el siglo XIII , hasta el IX a. C.), en los que entre otros tesoros culturales los helenos adaptaron el modo de escribir de los fenicios.
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Al tratar sobre la leyenda de Palámedes en nuestro trabajo sobre los orígenes del Juego de la Oca (26) dijimos que considerábamos que tal príncipe de Eubea era una figura muy cercana a Fenicia (o que se trataba de una adaptación griega de un mito púnico). De hecho, Palámedes representa al cambista, asesor o banquero que culturizaba aportando los medios necesarios e imprescindibles para el comercio y la banca. Ello era, la contabilidad y la escritura, para poder calcular y cerrar contratos; y para este fin se hacían necesarios en la época además de formas numéricas y alfabéticas, una banqueta llamada entonces pesseia (o petteia). Tal artilugio no era otro mas que un ábaco grande construíido en forma que los intereses, cambios y débitos pudieran ser entendidos por los ignorantes. Así, consistía en un tablero elevado sobre el suelo (normalmente de madera), con cuadrados y lineas donde poder calcular los porcentajes y cantidades. De tal modo, la “pesseia” era algo parecido a un tablero de ajedrez, o de la Oca (incluso al del Backgammon), donde los cambistas ponían las monedas y las fichas -hechas con conchas o piedrecitas- que servían para mostrar sus cálculos. De ello que se llamen dichas piedras pequeñas cálculos al igual que de la misma forma la ruina y descrédito de un cambista se denomina bancarrota; pues esta se sucedía cuando los clientes dejaban de creer en su contabilidad y al tenerle por tramposo o timador, procedían a romperle la pesseia (que en la edad Media se denominaba la banca o banqueta). Por su parte, de la voz griega “pesseia” y “pesso” (pesso) que signifacaba tablero y dado, surge nuestra palabra “peso”, que sirve para determinar la medida unitaria o el canon comercial (término que aún existe incluso como moneda en muchos países). Finalmente añadiremos que de tales pesseías de comercio, usadas en origen como ábacos; ya dijimos que proceden múltiples juegos de mesa, del mismo modo que los alfabetos en principio se generaron para posibilitar el comercio y la contabilidad.
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AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, portada del libro JUEGO DE OCA (Valladolid 2007) donde presenté un estudio en el que se explica el significado del príncipe Palámedes y de las “pesseias” como bancas de cálculo -ábacos- que más tarde derivaron hacia juegos de mesa. Abajo: Crátera del pintor Exequias, fechada hacia el 540 a.C. y que representa a Ayax junto a Aquiles, jugando a la “pesseia”; durante el asedio a Troya (agradecemos al Museo del Louvre, nos permita divullgar la imagen de este ánfora de su propiedad).

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Continuando con el alfabeto -por letras; no el silábico ni el jeroglífico-, es de destacar que se considera un “invento” canaaneo (al menos su difusión); un hecho a tener muy en cuenta para localizar las áreas de influencia de los fenicios en el Mundo Antiguo. En referencia a ello, sabemos que la idea de definir cada sonido en un signo, comienza ya en las dos zonas donde se inició la escritura más antigua, y que fueron: Akad y Egipto. Donde hacia el siglo XXII a.C. ya se desarrollan algunos caracteres que se interpretaban por solo un sonido (no una sílaba, ni una letra vocal). Por su parte, en estas mismas épocas, ya en Creta se escribía en alfabetos silábicos (lineal A), donde cada signo es una sílaba -existiendo sílabas que se correspondían con las letras vocales-. Muy cercano era este sistema minóico del puramente abecedárico; pero no fue el que origina el alfabeto, pues el lineal-A y el lineal-B se pierden en la noche de los tiempos, tras la destrucción del Imperio de Minos. Pero en la misma época en la que se perdían y quedaban olvidados estos lineales silábicos cretenses (hacia el 1580 a.C.) comienza a surgir una nueva idea de alfabetos precisamente en la zona de Fenicia y el Sinaí. Así se desarrolla sobre el siglo XV a.C., en una de las ciudades protofenicias por entonces más fuertes y llamada Ugarit. Un puerto situado a pocos kilómetros al Norte de Biblos; donde crean un sistema de escritura por signos muy similar a lo que serán luego las letras, siendo este el comienzo del alefato. Para definirlos se valieron los ugaritas de símbolos cuneiformes tomados de la escritura babilónica.
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Pese a todo, ese alfabeto de Ugarit diseñado con signos cuneiformes no tuvo continuidad, porque el resto de los canaaneos decidieron avanzar hacia un abecedario nacido de símbolos más cercanos a los jeroglíficos de Egipto. Sobre este punto es muy interesante observar que los signos que van tomando y que terminarían formando los alfabetos fenicio-canaaneos (surgidos desde el siglo XIII al XI a.C.), prevalecen algunos muy relacionados con ideogramas egipcios. Es más todo hace pensar que desde estos jeroglíficos desarrollan las letras nacidas desde las onomatopeyas o la inicial de cada palabra, en el ideograma egipcio. Es decir, cuando escribían una serpiente esquematizada y representada como unas lineas curvas, esta luego derivaría hacia el sonido de la sierpe, leyéndose finalmente como “S” o la “Z” (letras con forma de culebra, que siguen teniendo ese valor). De igual manera, el signo inicial de estos alfabetos -que se denominaron protosemíticos-, normalmente fue la cabeza de ganado, que realmente se corresponde con una “A” invertida (en la que basta poner dos ojos al triángulo de esa A y veremos que realmente es la testa de una vaca o toro). A nuestro juicio este alfabeto lo debieron de desarrollar gentes muy relacionadas con Egipto que en los siglos XIV al XIII posiblemente desearon crear un nuevo sistema de escritura para generar una nueva civilización (la de Canaán). De tal manera, el inventar ese alfabeto posibilitaría enormemente la contabilidad, y el contacto con otros pueblos, pues en él se podía escribir cualquier palabra. Y sobre todo, con la nueva escritura se podían independizar culturalmente de Egipto e imponer una civilización propia a los pueblos con los que comerciaban o a los que dominaban.
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En el siglo XIII a.C., finalmente se terminan a de formar esos alefatos canaaneos, basados en una escritura de consonantes fundamentalmente, con un origen directamente común en todos (desde el hebreo, arameo, hasta el fenicio). Siendo en ciudades como Biblos, donde antes intentan adoptar este tipo de escritura; seguramente para confirmar esa independencia cultural con Egipto e incluso con Mesopotamia. Por este motivo, y por el deseo de no tomar una escritura babilónica, ni egipcia; creemos que es por lo que usan y divulgan ese alfabeto de Ugarit (que ya dijimos que procedía del akadio cuneiforme); desarrollando cada cultura uno propio. Aunque la primera creación del alefato -a nuestro modo de ver- se lleva a cabo en el desierto del Sinaí y en las costas del sur de Fenicia; lo que hace pensar que muy posiblemente se debe a judíos regresados desde Egipto (con Moisés -ver lo antes narrado sobre la interpretación del Exodo-). O bien a fenicios y hebreos que escapan del poder del Nilo donde habían trabajado como escribas o contables. Sea como fuere, creemos que esos alfabetos protosemícos pueden deberse a las tribus hebreas y pueblos de Fenicia que escapan del poder faraónico desde el siglo XIII a.C., con la intención de crear su propia civilización en las tierras de Canaán. Finalmente este sistema de escritura entró en la hélade unos dos siglos después (hacia el IX a.C.) donde debieron de transformarlo, para poder escribir el sonido de las siete vocales que el idioma griego pronuncia y distingue.
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14 - e) Cultos caananeos, ritos egipcios y dioses minóicos:
De estos intercambios y continua conexión entre Oriente Medio y Micenas (sobre todo la anatólica) hubo de surgir otro de los hechos mas comunes entre Grecia y Fenicia y que fué el culto a Adonis. Dicha deidad es de origen canaaneo y probablemente judío. Se considera que su nombre procede de la voz fenicia “adon” que significa “señor”, y según algunos especialistas procede del dios sirio Tammuz (27) ; aunque realmente -a nuestro modo de ver- sería una derivación directa del Osiris de Biblos. De tal manera, el dios Adonis presidía el panteón de Biblos y las fiestas de su nacimiento era el mayor festival de aquella ciudad de Canaán. Pero dicho dios, brotaba del interior de un árbol de la vida (que se consideraba era el de mirra o el cedro del Líbano) y su nacimiento simboliza la obtención de las resinas y de la mirra; conténdose que aquel niño era extraído con un cuchillo de la corteza del árbol, donde su madre lo escondía. Aunque para entender los orígenes de ta extraño mito, hemos de recordar a Osiris, que fué asesinado y lanzado al Nilo en un sarcófago cerrado, donde bajó el rio hasta llegar al delta; tras lo que navegando por mar, arribó a Biblos. Allí se introdujo el dios egipcio en un árbol de la vida, donde resucitó dentro de ese tronco. Su viuda Isis, descubre tal reencarnación y corta el árbol llevando a su marido en esta forma hasta el palacio real de Biblos; donde lo coloca como pilar central, y donde le ama y adora en la figura aquella. Finalmente diremos que este mito se relaciona plenamente con la adoración al árbol en Biblos y la exaltación de los cedros de sus bosques, que proporcionaban la madera para crear barcos, casas, enseres, herramientas y etc. Árbol tan venerado que aún aparece en la misma bandera de Líbano.
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El culto osiriaco egipcio antes expuesto, vemos que también se relaciona plenamente con el de Adonis, igualmente nacido de un árbol de la vida: El de mirra, que se usaba para embalsamar y el del mencionado cedro, con que el construían preferentemente los barcos fenicios. Tantas conexiones tiene este mito con el de Osiris, que en la historia de Adonis existe un conocido sinsentido, sin poder razonarse por qué el dios de la belleza es atacado por un jabalí que lo mata. Algunos argumentan que ello se debe a que es este animal el que con sus colmillos daña la corteza del árbol sagrado y extrae la resina, y por lo tanto al niño Adonis (lo que relacionaría su nacimiento con su muerte). Pero ningún experto explica qué relación tiene dicha muerte producida por el jabalí, con la verdadera historia del dios púnicoheleno. Aunque si repasamos la “vida” de Osiris, veremos que este dios fue igualmente atacado y muerto por un jabalí que representaba a Set (el demonio). Ello se debía al odio que los pueblos del desierto -como los egipcio- sentían por el cerdo; animal que nunca se preocuparon en pastorear ni domesticar, dado que en un medio como el suyo es una especie muy dañina (al ensuciar y hasta llenar de plagas las aguas). Este significado del cerdo como animal que destruye y es devastador para el desierto, hace que igualmente el hijo de Osiris (Horus), fuera dañado y hasta sodomizado por otro cerdo salvaje que intentó acabar con él. Del mismo modo, Adonis, pudo verse influenciado por este ciclo osiriaco y tener un final relacionado con el jabalí (en Africa el facochero) y ello explicaría su muerte así como su origen desde la religión egipcia.
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Asimismo, Adonis, está muy conectado con el culto judío a Yahvé, también llamado por los hebreos Adonai o Adón; tanto que desde Isaías es ya un homónimo del mismo nombre de Yahvé, y puede afirmarse que desde la época de este profeta (siglo VII a.C.) se susutituye la palabra Yahvé por la de Adón o Adonai. El significado de esta voz en hebreo es igualmente que en fenicio, “el señor de las tierras” (el señor), y muy posiblemente el nombre del Adonis griego puede proceder de esta voz judía (dado que el mismo dios en Siria, ya dijimos que se llamaba Tammuz). Por cuanto expresamos, no sería una teoría extraña pensar que el mencionado dios supremo que adoraban los Filisteos (en el templo que destruye Sansón) no era Dagón, tal como luego pudieron escribir las crónicas; sinó de Adón, o Adonis, deidad helena tomada de Canaán. Pues el mencionado Ladón se describe como una deidad semita con forma de Pez y que entre los griegos era un demonio, al igual que para los judíos. De tal manera, Dagón (Ladón) para los helenos era un monstruo marino nacido de Zeto, o de la serpiente Equidna, con forma de pez y tenido por un dragón cuya misión era la guarda y custodia de las manzanas de oro en el Jardín de las Hespérides (28) . Por lo que no nos extraña que el episodio que narra cómo Sansón se quita la vida destruyendo el templo filisteo de Dagón, quizás ha aliterado el nombre de la deidad (Jueces, 16) (29) .
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AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, “la muerte de Adonis”, grabado de Caude Mellán (hacia 1670). Como decimos, probablemente el dios Dagón al que adoraban los filisteos, pudiera tratarse del Adonis de Biblos, al que todos los pueblos de la zona rendían culto. Abajo, Sansón derribando las columnas del templo de Dagón, en un dibujo-grabado de Julius S. von Carolsfeld.

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Osiris transformado en Adonis era veneradísimo en Biblos, donde muy cerca pasaba un río homónimo (Adonis), que todos los años vestían de rojo el día que se celebraba el nacimiento “del niño del árbol”. Lavando en sus aguas las ofrendas, tras recoger las savias con las que fabricaban la mirra. Una resina que se consideraba sangre de los árboles; aunque seguramente, los adoradores de Adonis para celebrar el nacimiento del niño dios también sacrificaban reses y seres vivos, derramando luego su sangre en el río sagrado y del mismo nombre. En cuanto a su relación con los cultos a Afrodita, también llevados por los canaáneos a Grecia, ambos procedían igual origen y estaban unidos. Tanto que se consideran a Adonis y Afrodita pareja, por lo que ella termina llorando eternamente la terrible muerte del dios, “señor” e inseparable amigo. Es evidente que aquel era un dios agrario, de adoración a la vegetación y a la primavera, procedente del Osiris egipcio, pero con el significado añadido del árbol de la vida. Aunque también hay que destacar que termina confundiéndose en Grecia y Creta, con Dionisos (Baco) -deidad de la semilla y del vino-. Aunque la veneración hacia Adonis junto a Afrodita, se transforma también en la Hélade en los cultos de Apolo; que se distinguían por su serenidad y armonía, separándose de los de Dionisos -que aún estando relacionados en origen con los de Adonis, fueron degenerando a orgiásticos y desenfrenados-.
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Por ello no es de extrañar que los misterios iniciáticos hebreos se relacionen mucho con dicha deidad de la belleza griega; dado que las ceremonias que realizan los judíos (y hasta las que implanta Jesús) fueron en algunas de sus sectas, ritos de sacrificio agrario: Del pan y el vino. Sustituyendo de la muerte de una víctima, o un animal; por la ofrenda de un vegetal; lo que significa el paso último dado por las religiones ya a fines del Hierro (hacia la “no violencia”). Para crear cultos con un vínculo social obligado, solo basado en el sacrificio del trabajo y del fruto de la tierra (sin derramamiento de sangre). En esta linea pueden considerarse los ritos del Adonis canaaneo, que importaron a Grecia y que se siguieron en muchas celebraciones grco-latinas, como cultos de Apolo. Pese a ello y como dijimos, otra linea del mismo misterio se mezcla con el dios micénico de nombre similar: Dionisos y los “ctónicos” de Atenas. Dichos cultos dionisiacos de la Hélade eran los mas ancestrales ritos agrarios, basados en el vino y la locura lasciva, dando como resultado celebraciones tan arcaicas como las llevadas a cabo por las famosas “bacantes”. Sacerdotisas desnudas de Baco que en su euforia y borrachera, llegaban a desollar carneros vivos con la boca y manos; comiéndolos en crudo, a mordiscos.
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Pese a todo, las fiestas de ritos agrarios se distinguieron claramente entre dos tipos bien diferenciados: Las apolineas (o cultas) y las dionisiacas (o brutales). Pues los cultos de Adonis o Apolo, sin inmolación de víctima, triunfaron y fueron los que hicieron nacer una nueva religión que en Europa llegó fundamentamente con Roma. Su mensaje de paz se establece por estas celebraciones basadas en el sacrificio del cereal y la fruta, divulgándose finalmente muchos de esos rituales de origen judío (similares a los de adoración a su Adonai). Como ceremonias agrarias, sin inmolación de vidas animales y donde se sustituyen los ritos de sangre, por otros de savia y resina -bajo el significado de Adonis dentro del árbol-. De tal manera y volviendo al Adonis “señor” que deseaba tan solo el sacrificio de los frutos de la tierra, hemos de insistir en que este se relaciona plenamente con Osiris, dios del trigo y la vegetación, para quien se celebraban ya las primeras fiestas con ritos del pan y el vino desde comienzos del III milenio a.C.. Como dios más benéfico de Egipto, que da su vida por los hombres y era arrojado al Nilo, llegando hasta Biblos flotando en su ataúd, donde resucita y difunde su mensaje y su religión. Por lo que habríamos de estudiar cuanto de Osiris hay en el Yahvé judío y sobre todo, cuanto hubo del Señor Adonai de los hebreos, en aquel Jesús que inspiró el Nuevo Testamento (30) .
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AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, portada del libro mencionado en nuestra cita anterior: “Año I (Israel y su mundo cuando nació Jesús)”. Muy interesantes son las investigaciones de Jesús Piñero para llegar a comprender la formación histórica de la filosofía judía y las premisas del cristianismo. Abajo: Cuadro de Giuseppe Leonardo -propiedad de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. En la obra se representa a Moisés y el culto a la serpiente; un pasaje bíblico (que contempla de forma distinta Flavio Josefo) donde vemos la complejidad y el origen de los ritos mosáicos.



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15) – Canaán, Fenicia, Israel, Cartago y la colonización de la Península Ibérica:
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Cuanto hemos ido recogiendo en estos dós últimos artículos; entorno a la formación y nacimiento de Canaán, y a la posterior colonización de la Península Ibérica. Expresa que ambas márgenes del Mediterráneo son zonas que caminaron históricamente en paralelo; tanto que repetirán iguales hechos y recibirán culturas tan parecidas, que en un lado y otro de ese mar reflejarán artes e historias muy parecidos y nacidos de manera simultanea. Pues si estudiamos la Antigüedad en esas dos áreas (el Sur de Oriente Medio e Iberia) podremos ver que Canaán fué a nuestra Península en la Protohistoria, lo mismo que pudo ser Extremadura para América del Sur -tras 1492-. Unas zonas que avanzan en paralelo y donde se reflejan mismas etapas y hechos, tanto que estudiando lo sucedido de uno de los “lados” podemos llegar a deducir lo que pasó en el otro.
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De tal modo, será fácil determinar cuándo comienzan a aparecer los fenicios en nuestra Península, bastando conocer que sus ciudades más importantes -como Tiro y Sidón- emergen con gran fuerza cuando Canaán se estabiliza y los Pueblos del Mar fueron dominados por Israel (hacia el siglo X a.C.). De igual forma podremos deducir algunos de los extraños pueblos navegantes, procedentes de Oriente Medio y Anatolia, que llegan a las costas españolas antes que los fenicios (durante el siglo XII a.C.). Suponiendo que son los mismos que habían pretendido extenderse por todo Oriente Medio e invadir Canaán. Pueblos del Mar (como los Danuna, los Teresh o los Masawa) que terminan asentándose en zonas del Sur peninsular, al igual que lo hacen en Gaza. Unos hechos que nos permiten deducir como los precolonizadores de Iberia (de los siglos XII al IX a.C.) fueron Pueblos del Mar, siglos antes de que fenicios y canaaneos llegasen a nuestras tierras. Cretochipriotas (Cereteos), mercenarios (Peleteos) o navegantes errantes (Danuna) y huidos de Troya (Teresh), que tras haber sido rechazados por Egipto y sin lograr asentarse en el Oriente mediterráneo, vinieron hasta Cerdeña y a nuestras tierras, buscando un territorio. Todo sucedido durante los siglos XII y XI a.C.; ante una enorme “debilidad” de un Egipto que prefiere cerrarse en sus fronteras. Lo que potenciará el nacimiento de Fenicia, la llegada a Canaán de los Pueblos del Mar o la creación del Estado judeo-israelita. Cuanto configura un momento histórico en Oriente Medio, que provocará en nuestro mediodía peninsular: El Final de la Edad del Bronce, la precolonización y “la fundación” de Tartessos (tras la llegada de esas gentes venidas de Canaán).
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Pues el origen de la civilización tartessia hemos de fecharlo entorno al siglo X a.C.; antes de la aparición de los fenicios, con el final de Bronce y ante la llegada del primer hierro importado por precolonizadores -pueblos del Mar o egeos huidos hasta nuestras tierras-. Datándose arqueológicamente la fundación de de Gadir un siglo después; entorno al 825 a.C. (tal como fecha Mariano Torres Ortiz los primeros hallazgos púnicos en esa capital). Más tarde llegarán los asentamientos permanentes fenicios en las costas hispanas (Malaka, Sexi etc), que se calculan construidos entorno al siglo VIII a.C.. Siendo la importancia de ciudades tales como Cádiz y Málaga, su continuidad hasta nosotros (cultural y cívica); tanta que tres mil años después siguen teniendo casi el mismo nombre, conservando costumbres parecidas a las del otro lado del Mediterráneo y viviendo -en gran parte- de forma paralela a como lo hicieron aquellos pueblos que vinieron a fundarlas desde Canaán.
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Pero regresando al Canaán en los tiempos que iniciaron sus viajes hasta la Península Ibérica; como recordaremos, habíamos dicho que en el siglo X a.C se había fundado el reino unido de Juda-Israel. Un Estado fuerte, liderado y unificado entonces por David, quien había arrinconado a los cretenses (Filistea) a una franja al Sur de Haifa (Gaza). Victoria contra los filisteos que debió de generar grandes enemistades vecinales, llegando a costar muy cara a los israelitas. Tanto que parece fueron los filisteos quienes convencen años más tarde a un faraón de origen hermanado con ellos (Shesonq) para atacar Jerusalén -llegando través de Gaza, con su ayuda-. Y aunque hacia el 961, toma su relevo como monarca de Israel Juda, Salomón; quien ya crea un gran Estado fuerte y poderoso -por todos conocido-. Tristemente, a su muerte (sobre el 933 a.C) se disgregaron de nuevo los dos reinos: el del Norte (Israel), y el del Sur (Judá). Una separación que fue precisamente motivada por los filisteos (Pueblos del Mar), que tras la muerte del famoso rey Salomón observan la debilidad de su hijo Roboám y aprovecharon la ocasión para dar infraestructura a Egipto, con el fin de que atacasen la capital del reino hebreo. De tal manera, se sabe que el Faraón Shesonq -Sesac ó Shishaq, primero de la llamada Dinastía Libia- procedente de un Pueblo del Mar; atacó Jerusalén con mil doscientos carros y sesenta mil hombres, destruyendo parte del templo de Salomón (Salm. (II,12,9), rindiendo el reino y obligándoles a pagar tributo. De este hecho dan cuenta las inscripciones del Templo de Karnak (en la actual Luxor) tanto como el Antiguo Testamento (Cron. 12;3) (Parali. II,12) (I Rey.14,25).
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Dicho Faraón era de origen “mercenario”, de la tribu Mashawa; relacionándose su elevación al poder con Pueblos del Mar y debiéndose pensar muy ligado a los filisteos, quienes les proporcionarían la referida ayuda para invadir Jerusalén. Por su parte, Shesonq, ya había dado refugio al sublevado “gran intendente” de Salomón, pariente del rey y llamado Jeroboam. Quien tras la llegada al trono del sucesor, como nieto de David (Roboám), supo que se iba a sublevar el Norte (Israel de Judá). Aprovechando la ocasión, Jeroboam se proclamará rey de Israel, dividiendo así en dos el Estado de Israel. Unos reinos que así permanecieron dos siglos fraccionados; desde esta fecha (+/-el 931 a.C.) y hasta que Asiria asedia las fronteras judíos (desde el 732 a.C.) Creando en ese “país” del Norte, una Sociedad más liberal, con una monarquía electa; con una religión y una cultura más cercana a la de los Pueblos del Mar y a la de Egipto (muy diferente a la de Judá -el Estado del Sur-).
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Por cuanto expresamos, las costas de Canaán durante el periodo unificado de Israel-Judá (unos setenta años) gozaron de enorme prosperidad. Asimismo, durante los reinados de David y Salomón, también Fenicia vivió un gran esplendor -encabezado por sus grandes capitales; los puertos de Tiro y Sidón-. Principalmente cuando sobre el año 969 a..C., muere el rey de Tiro (Abibal) dejando en el trono al famoso Hiram, quien se alió con David y después con Salomón -llegando a colaborar en el famoso templo- (Reyes 1). Hiram fué conocido por fortificar Tiro en la forma de isla artificial sobre una gran roca en medio del mar, tomando su nombre de la voz fenicia “zur”, que significa “piedra”. Dicho rey constructor la dotó de puertos, canales, aljibes y fuentes nacidas del mar; obteniendo el agua del subsuelo submarino. Por su parte, tras Hiram, esta fué la ciudad dominante de Fenicia, sobre la misma Sidón, y ejerció un comercio e influencia siempre pacífica y amistosa sobre Judá e Israel (2,Sam,5,11; 1,Re 5,15ss; 9, 12 ss; 16, 31). Asimismo la Biblia narra como Hiram, amigo de David y Salomón, vendía madera de sus cipreses a cambio de aceite, aceitunas y vinos de Israel (2 Sam 5,11, 1 Re.5,24). Citando (1,Re, 7,13ss ,37,40) que en la construcción del Templo trabajó un artesano broncista llamado Tiro de Hiram, quien se identifica con el mencionado rey tirio, famoso por su flota que traía metales preciosos, especialmente de las costas hispanas. Además se dice ayudó a Salomón a construir una flota (1, Re. 9,26); armada de Israel que parece ser, solo tuvo un carácter defensivo y nunca fue de gran relevancia. Por lo que la alianza con Hiram de Tiro se supone fue fundamental para la prosperidad y el comercio de los hebreos. Tal como relatan los textos bíblicos, donde se narra el modo en que el rey de Israel importaba oro y plata de Tarshis. Diciendo textualmente: “El peso del oro que importaba Salomón cada año, era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro (...) Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano, de oro puro. En los días de Salomón la plata no era apreciada. Porque la flota del rey iba a Tarshish con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de Tarshish, y traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales”. (31) .
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AL LADO Y ABAJO: Junto estas líneas, dibujos míos del altar del holocausto y del altar del incienso judíos. Modernamente se figuraron en bronce, aunque como ordena El Levítico, el gran altar de cuernos debería hacerse solo con piedras y sobre la tierra (tal como hemos visto el de Beersheva antes). Bajo estas lineas, los tres clérigos del Templo de Salomón (dibujados por mí): En el centro, el sacerdote supremo, a nuestra derecha el levita y a nuestra izquierda el rabí. Observemos que la característica que destaca al supremo es el ephod (mandil) con su pectoral de Aarón (hecho en metales y gemas preciosas) y su tocado. De igual manera, las joyas del tesoro de El Carambolo, contienen diademas y pectorales.
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Como hemos expuesto repetidamente, durante aquel tiempo de enormes crisis -tras la aparición del Hierro y con la llegada de los Pueblos del Mar-, Egipto decide refugiarse en el desierto y no llevar actuaciones hacia el exterior; cerrándose y sin fabricar más barcos que los necesarios para guardar sus costas. Mientras, la Hélade estaba aún por nacer, después de haber caído Micenas y el mundo minóico (Creta y Chipre). Por todo ello, los marineros canaaneos fueron los dueños del Mediterráneo e incluso del Mar Rojo. La fuerza marítima de Tiro y Sidón se extendió paulatinamente y las flotas fenicias ocuparon el litoral del Norte de Oriente Medio, mientras se alían con los hebreos para lograr puertos y astilleros en el Mar Rojo. Por su parte, los Filisteos ocuparon la zona Sur de Canaán, dejando para los judíos una pequeña franja de costa (cercana a Haifa -Joppe-), desde la que apenas realizaban singladuras con carácter comercial, sino principalmente militares. En el Mar Rojo, fenicios y hebreos ejercerían labores de vigía continua con sus barcos, para evitar el paso de egipcios por esa franja; aunque parece evidente que desde el punto de vista marítimo los israelitas y los judíos dependían enteramente de los fenicios. Debido a ello, los reyes David y Salomón se distinguieron por sus alianzas continuas con estos pueblos marineros (púnicos o flisteos); lo que al parecer no fue muy bien visto por algunos de sus súbditos -los más puritanos-. Quienes observaron tal proximidad a fenicios y peleteos, como algo muy dañino para el culto y la pureza religiosa judía. Siendo este posiblemente el origen de la escisión entre Judá e Israel, al la muerte de Salomón; ya que los del Sur no aceptaban tener relaciones tan cercanas a esos otros pueblos (tan próximos a los egipcios). Tanto que cuando desaparece Salomón, los Faraones, conociendo el rechazo de los habitantes de Judá hacia Egipto, aprovechan la diferencia de pensamiento entre los hebreos del Norte y del Sur para atacar Jerusalén y provocar esta segregación durante siglos (manteniendo siempre buen contacto con los reyes de Israel). Todo ello supuso una gran inseguridad en el reino de Judá, por cuya la inferioridad sobre el mar -apenas sin armada- estuvieron obligados a retroceder en las costas. Así podría decirse que los hebreos del Sur quedaron prácticamente sin fronteras con el Mediterráneo desde el siglo IX a.C.; tan solo teniendo los de Israel acceso y salida hacia sus playas del Mar Rojo, con el apoyo de Fenicia.
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15 - a) Los ataques de Asiria y la paulatina destrucción de Canaán:
(Para una mejor comprensión de los epígrafes que a continuación redactamos, recomendamos ver nuestra cronología, contenida en cita (37) o en última imagen)
En lo que se refiere a la Historia de este área, hasta la llegada de Roma, podríamos resumirla brevemente: Describiendo que la prosperidad y situación de bonanza en Oriente Medio se mantuvo hasta la llegada del invasor asirio. Quienes decidieron conquistar y asediar Canaán desde los siglos VIII al VI a.C.; realizando sucesivos ataques y razzias sobre Fenicia, Israel y Judá. Logrando rechazar aquellas agresiones y oponerse a esta ocupación siria sobre todo Judá -debido a su conservadurismo religioso-; pues el reino del Norte (Israel) tras decenios pagando tributo a Assur e intentado sobrevivir frente a las sucesivas acometidas de Salmansar; desaparece en el 721 a.C., al ocuparlo Sagón (quien lleva a cautiverio parte de su población). Siendo “absorvida” por Assur, que infringía un duro sistema de deportaciones a los Estados conquistados. Los habitantes que se libran del cautiverio en Babilonia (de la esclavitud asiria), se verían obligados a exiliarse a otras zonas, aunque en su mayoría huyen a Judá. Es en este momento cuando las tradiciones del Norte se recogen y valoran entre los judíos del Sur, que de algún modo intentó conservar la historia y el talante de Israel (un Estado más egipcio y canaaneo, de carácter abierto; que los de Judá no apreciaron plenamente hasta entonces). Del modo que vamos relatando, desde comienzos del siglo VIII a.C., los asirios dominan a los hebreos y los subyugan desde el 687 a.C., al considerar a Judá un buen vasallo. Pero tras cien años de pago a Asiria, esta cae en manos de los babilonios, que terminan conquistando el reino de Judá, esclavizando a su población y destruyendo su ciudad y Templo capital.
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El reino judío fue así definitivamente incorporado como provincia de Nínive en el 587 a.C., con la “desaparición” de Jerusalén; huyendo los judíos que logran escapar, hacia Egipto o dispersándose por mar -sufriendo el resto cautiverio en Babilonia-. Pese a todo, los hebreos pudieron sobrevivir al yugo de Nabucodonosor y hasta consiguieron adaptarse a esa cautividad -de alguna manera, pues los fenicios no fueron capaces de soportarla-. Afortunadamente aquel rey asirio era un hombre culto y se interesó por la gran tradición judía, intentando modificar sus bases, e influirles socialmente para que no se sublevaran a su mandato. Lo consiguió y los judíos adoptaron gran parte de tradiciones y costumbres de Nínive, de cuyo dominio no guardaron un recuerdo tan negativo. Naciendo por entonces un nuevo nacionalismo judío vinculando a Babilonia; afirmándose que el ancestro más antiguo de Israel -Abrahám- había venido de Mesopotamia, por cuanto era normal que sus descendientes volvieran allí.
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Por su parte, en el 574 a.C. la capital fenicia Tiro, llevaba trece años de asedio llevado a cabo por Nabucodonosor. El puerto púnico no se doblegaba debido a su situación de isla vigilada y protegida por centenares de naves, aunque ese año del 574 la ciudad se rinde, firmando un tratado con los babilonios. Pese a conseguir mantener parte de su ciudadela principal -al estar sobre la “roca” artificial-, todas sus factorías y puertos de costa habían sido devastados; debido a lo que caen en decadencia, para nunca más tener primacía en el Mediterráneo. Decenios después tras la incorporación de Babilonia a Persia con Ciro I -en el 538 a.C.-; se permite la creación de una nueva Judea-Persa en el interior de Canaán (entorno al 516 a.C. y bajo el dominio mesopotámico). Es en este momento en el que se redactan en El Antiguo Testamento las profecías sobre Tiro y Sidón, que recogemos en citas; culpando a los fenicios de haber provocado los males israelitas, al caer en desgracia de Yahveh, por solo codiciar el oro y la plata (que traían de Tarshisjunto a las naves fenicias). Siendo de gran interés los pasajes bíblicos que incluyo en cita (32) ; donde podemos leer ese estado de crisis y el odio hacia Fenicia o Filistea, responsabilizándoles de la decadencia judía por enseñarles a amar solo las riquezas. Culpando a las importaciones de telas, maderas y metales preciosos venidas de Tarshis, de estos males que sufre Israel.
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Es en este momento, cuando permite a los judíos crear una Judea persa, donde elevaron el Segundo Templo, en un pequeño reino -muy disminuido- y que da comienzo en el 516 a.C.. Por su parte, el resto de las costas fenicias van siendo desmanteladas y absorbidas por emporios marítimos de otras culturas; o bien sometidas fuertemente al yugo Babilonio y luego al de Persia -tras el mencionado año de 538 a.C. en que la capital mesopotámica es unida al reino persa-. Jamás se permitió a los fenicios ya prosperar (más que bajo el control de Assur, Babel o Persépolis) y Tiro tuvo que pagar fuertes tributos. Primero a los asirios, contra quienes intentó levantar una liga de pueblos canaaneos para independizarse; por lo que se ganó la gran enemistad de Persia, que la subyugó. Sidón actuó de forma mas inteligente y cuando Babilonia toma nuevo rumbo sobre Asiria, consigue ganarse la confianza de ellos y de los persas, para prosperar bajo su dominio. Situación que se mantuvo hasta que las costas fenicias fueron conquistadas por Alejandro Magno en el 331 a.C.; quien decidió definitivamente derruir y destruir Tiro y su roca, conviertiéndola en un terraplén con acceso a pié desde la costa. Fue este un fin -triste y paulatino- de la Thalasocracia fenicia (dominio púnico de los mares), que había comenzado a gobernarlos desde principios del siglo XII a.C.; manteniendo ese estatus hasta el siglo VI a.C., trás el asedio de Tiro y Sidón por Nabucodonosor que acabó con el poder naval canaaneo. Esos hechos y la caída de Fenicia, fueron aprovechados por otras zonas portuarias del Mediterráneo; para prosperar y quedarse con las rutas comerciales que había abierto y dominado hasta entonces Tiro y Sidón (durante seis siglos). Una talhasocracia que fue heredada por los griegos focenses durante unos decenios y posteriormente por los cartagineses; quienes les derrotan en Alalia (destruyendo la flota griega). Cuando los de Cartago odiaron y asediaron a estos marineros helenos de la fócida, considerando que les habían robado su herencia mercantil fenicia, usurpando su puesto en el mar Mediterráneo.
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AL LADO Y ABAJO: A nuestra derecha: Uno de los altares de Coria de El Rio, estudiados y excavados por los profesores J.L. Escacena y F. Amores, en el lugar llamado Cerro de San Juan y en que algunos defienden estuvo en Mons Cassius. Sobre estas aras hemos tratado en distintos artículos nuestros, recomendando consultar a los lectores interesados dos de ellos: El primero (que podrán encontrar pulsando su enlace), en que analizábamos y comentamos las fases de El Carambolo y su relación con estas aras. El segundo (igualmente abajo con su link), donde hemos pretendido fechar los edificios tartessios conforme a sus coordenadas astrales:
- EL CARAMBOLO, SUS ETAPAS, Y LA SAGRADA "PIEL DE TORO" (altares, pectorales y recintos tauromorfos) http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/08/el-carambolo-sus-etapas-y-la-sagrada_27.html
- EL CARAMBOLO, LOS SANTUARIOS Y LOS EDIFICIOS TARTÉSSICOS: Conclusiones a sus mediciones y coordenadas astrales http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/10/el-carambolo-los-santuarios-y-los.html

ABAJO: Altar en miniatura casi igual a los aparecidos en Megiddo, pero en este caso hallado en Campello (Alicante) -tal como lo expone el Museo Arqueológico de Alicante, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. Se fecha en etapa greco-fenicia de colonización y se relaciona con Akra Leuke o la colonia griega junto a la que se encontró (Lucentum).
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15 - b) La Historia de Canaán y su proyección en la Península Ibérica:
(Para una mejor comprensión de los epígrafes que a continuación redactamos, recomendamos ver nuestra cronología, contenida en cita (37) o en última imagen)
Por su parte, tales situaciones vividas en Canaán y Fenicia, provocan diversas consecuencias y hasta etapas históricas en nuestra Península; tanto que llega a marcar la Primera y la Segunda Edad del Hierro. Siendo este el momento en el que se fecha la monarquía de Arganthonio en Tartessos y la posterior destrucción del “imperio turdetano”, junto a la Cádiz fenicia. Todo lo que se sucede entre el 650 y el 531 a.C.; cuando en el otro lado del Mediterráneo Asiria asediaba Canaán, entrando Tiro y Sidón en decadencia. Arribando por entonces a la Península los helenos, para absorber las rutas fenicias del metal. Siendo este el momento en que se establecen los puertos helenos en el Levante ibérico (Hemeroskopeion, Alonis, Leukade, Mainake y etc.); emporios fundados por los focenses para heredar el mercado de las ciudades entonces asediadas en Canaán (Tiro y Sidón). Quedando así gran parte de la ruta del metal en manos de los griegos; quienes llevarán hasta la Hélade oro, plata, estaño y cobre importados del Atlántico, vía el Levante peninsular y por singladuras marítimas recorriendo el norte del Mediterráneo (gracias a la ayuda de la dinastía de Arganthonios, según describe la leyenda). Generándose así una tremenda pugna entre los focenses y los cartagineses -o los fenicios establecidos en nuestras tierras-; donde los púnicos comenzarán a intentar evitar esa otra linea de comercio del metal atlántico, hasta Oriente Medio. Todo lo que culmina en una guerra entre Cartago y la flota focense, que es destruida en Alalia (Córcega) hacia el año 535 a.C., acabando así la Thalasocracia helena. Momento en que podemos fechar la caída de Tartessos, un reino o zona de Turdetania que también sería aniquilado por los cartagineses, tras haber comerciado sus metales con los griegos durante más de un siglo (a través de una vía terrestre, hasta las bases helenas de Levante). Ello abriría ya la brecha para que Cartago decidiera hacerse con la Península (principalmente para dominar las minas de Iberia) trasladando a sus generales hasta nuestras tierras; dando comienzo con los almirantes (Hannon y Himilkón), hasta la venida y los Bárquidas. Iniciándose y desarrollándose así la Segunda Edad de Hierro, peninsular.
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Pero para estudiar como se producen estos hechos, recogeremos brevemente lo que fue sucediendo desde el año 1000 a.C. en el Sur de Iberia. Un área dominada fuertemente por Fenicia desde el siglo VIII a.C.; tanto que mantuvo baluartes como la conocida Gadir (Cádiz) o Baria (Villaricos en Malaga), convertidas en auténticos emporios púnicos, sin apenas competencia y con gran libertad de movimientos -al menos durante cuatro siglos-. De tal modo, desde Gibraltar hasta Alicante (por el Este) y desde el Estrecho, hasta Cádiz (por el Oeste); los fenicios llegan a tener asentamientos cada cuatro kilómetros en toda la costa, habiendo situado en ellas factorías y ciudades importantísimas. Todo, apenas sin la aparición de extraños ni extranjeros y sin otros navegantes de importancia capaces de seguir sus rutas; al menos hasta fines del siglo VII a.C.. Pues tras una duradera bonanza y estabilidad económica en esta colonización fenicia peninsular, tras el 700 a.C., arqueológicamente veremos que dichas fundaciones costeras se ven obligadas a fortificarse. Lo que hace entender que comienzan problemas con los indígenas íberos; pero sobre todo con otras gentes que llegarían por mar con la misma intención -para asentarse en nuestra zona-. Probablemente como fruto de los asedios y decadencia que desde entonces ya sufría Tiro y Sidón en el siglo VII a.C..
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No sabremos nunca si dicha competencia que surge a Fenicia en el litoral hispano procede de su propia hija Cartago, o más bien hay que pensar en la presencia de griegos y anatolios en nuestras tierras (pero el hecho es que comienzan algunos problemas que obligan amurallar la bases púnicas). Debiendo considerar que son los helenos quienes instigan a nuestros colonizadores; pues la historia narra cómo gentes procedentes de zonas cercanas a Grecia, dañaron sobremanera el mercado y la expansión fenicia. Ya que no solo deseaban competir comercialmente con ellos; sino además hicieron causa para recaudar fondos, con el fin de que las ciudades helenas atacadas por los persas tuvieran dinero para enfrentarse a los ejércitos de Persépolis. Siendo este el comienzo de una pugna interminable y con enorme rivalidad entre griegos y púnicos; sembrando desde entonces una discordia continua entre ambos (por motivos mercantiles, culturales y militares). Todo lo que culminaría en diversas guerras, donde unos y otros se intentaron arrebatar el trono como reyes del Mar Mediterráneo (thalasócratas). Finalmente ganaron la última batalla los cartagineses, que en el 535 a.C. vencen en Alalia (Córcega) a los griegos focenses, destruyendo gran parte de la flota helena y quedándose como herederos de Fenicia. Siendo esta la fecha que se da precisamente para la caída de Tartessos -como dijimos-, pues se considera que a partir de entonces la Península ya apenas pudo comerciar con Grecia, y sobre todo porque el Sur de Iberia quedó en manos y a merced de los cartagineses. Quienes la Historia supone, se vengarían de los reyes turdetanos, considerados filohelenos; que comerciaron con los griegos para ayudarles en sus guerras frente a los persas -cuando los asirios expulsan a los focenses de sus ciudades en Anatolia, obligándoles a asentarse en Occidente-.
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Por su parte, los cartagineses recogerían el trono del las rutas del Mediterráneo, hasta que Roma se lo arrebató. Cuando los latinos logran destruir su odiada Cartago, que había sido fundada en el 814 a.C. -en la actual Túnez-, por miembros de la familia real de Tiro (cuando deciden establecerse en el Oeste). Su nombre fue la de “ciudad nueva” (Kart-Hadtha) y nació como base militar para vigilar y dirigir fundamentalmente el comercio entre la Península Ibérica y Fenicia. Estando los cartagineses sometidos totalmente a su “madre” Tiro, tanto como para pagar en todas y cada una de sus transacciones comerciales un diezmo (un 10% a su ciudad fundadora). Pero tras el cerco y la caída de Tiro por Nabucodonosor (el 574 a. C.) queda liberada de tal hegemonía fenicia y pasa a sustituirla en importancia y fuerza comercial. Así, en el 550 a.C. la dinastía cartaginesa fundada por Magón pasa a controlar Sicilia con Cerdeña; y en el 535 a.C. -como hemos dicho- vence a los griegos en la famosa batalla de Alalia, logrando así los cartagineses a ser los mas fuertes del Mediterráneo. Heredando todas las bases y el imperio marítimo de Tiro, se sucede la transición desde Fenicia a Cartago -de la flota y de su poder-.
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Los habitantes del Sur Ibérico Penínsular, deseosos de mantenerse independientes, viendo que no pueden conseguirlo tras la caída de Tartessos y la aparición de un nuevo gobernante como Cartago, parece que intentan tomar Gadir. Debiendo así los cartagineses defender Gadir del asalto de los iberos (turdetanos); y tras salvar esta ciudad debe pensarse que comienzan a avanzar sobre el Betis dominando paulatinamente el mediodía Peninsular (haciéndose los almirantes cartagineses principalmente con las rutas del metal y con el control del mar). De este modo y hasta el siglo III a.C. gobernaron amplias zonas de Iberia, donde los cartagineses obtenían grandes riquezas, de forma natural y a través del comercio con los indígenas. Pero tras este siglo III a.C. se ven obligados a subyugarlos para poder pagar a los romanos los impuestos que estos habían exigido a Cartago al perder la I Guerra Púnica contra ellos. Así llegará Amílcar Barca en el 227 a.C. a nuestras tierras para sacar de ella todo el rendimiento posible, conquistando totalmente el Sur de Iberia; aunque los Oretanos (tribu del alto Guadalquivir) le dan muerte en el 229 a.C.. Le sustituye Asdrubal Barca (su yerno), que funda Cartagena y fue asesinado igualmente por los íberos tan solo ocho años después. Tras este, en el 221 a.C. pasa el poder a Aníbal Barca quien conquistó todo el poniente peninsular (gracias a sus pactos con reyes iberos), llegando a Barcelona y pasando a Roma. Con ello se produce la Segunda Guerra Púnica, en la que lucharon romanos y cartagineses desde el 219 al 206 a.C. y que termina con la fase dominio púnico en nuestras tierras; entrando ya Roma.
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AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, de nuevo otra imagen del anterior altar, en su exposición en el Museo de Alicante -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras fotos-. Se trata de una miniatura, casi igual a los altarcillos aparecidos en Megiddo; aunque en este caso fue hallado en Campello (Alicante). Se fecha en etapa greco-fenicia de colonización y se relaciona con Akra Leuke o la colonia griega junto a la que se encontró (Lucentum).
BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dibujo mío de diferentes altares con cuernos hallados en Tell Miqne (fechados entre el siglo XI y el IX a.C.). Semejantes a otros muchos encontrados en ciudades de Canaán (principalmente en Megiddo y Tell Beersheva); estas mesitas-pebeteros con astas se consideran de procedencia sirio-chipriota y más concretamente, heredados desde el mundo minóico. Descendiendo de los altares con cuernos existentes ya en el tercer milenio a.C. en Creta y que también proliferaron en Chipre desde el 1600 al 600 a.C.. Comúnmente se hallan unidos al culto del aceite de oliva; a mi juicio, considero que la unión entre esas aras de cuernos y el aceite, estaría en el concepto de "luz". Simbolizado en las astas, al quemar en ellos óleo (usándolos como lámparas votivas). Pero también en el proceso de industria y comercio de los derivados del olivo; que obligaban a una exportación organizada, e incluso a depender de una marina mercante que lo distribuyera. Porque las astas y las puntas se identificaban con los promontorios y con los cabos; y los cabos con los faros (encendidos a modo de cuernos por las noches). Faros que eran imprescindibles para la navegación; en unas singladuras que se realizaba usando miras semejantes a cuernos, o bien de cabotaje.
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De la manera antes narrada finalizaron unos ocho siglos de dominio sobre la Península Ibérica, de estos navegantes y mercaderes procedentes de civilizaciones púnicas. Pueblos de origen en su mayoría canaanita, que comenzaron a llegar desde el siglo X a.C. para comerciar y asentarse en nuestro litoral; donde unos cien años después ya tenían fundaciones y factorías. Bases en nuestra geografía atlántica y mediterránea, cuya situación y riqueza se guardaba como verdaderos secretos de Estado. Puesto que las expediciones y la colonización fenicia del Occidente mediterráneo fue históricamente un hito incomparable; tanto desde el punto mercantil, como cultural y tecnológico. Resultando una obra colosal, tan solo comparable a las grandes colonizaciones realizadas por civilizaciones como Egipto, Mesopotamia o Grecia. En la que estos púnicos ya llegan desde sus primeras expediciones hasta las costas gallegas, cantábricas y pasaron a las del Báltico o a las inglesas (en busca de metales, ámbar y nuevos productos). De dichos periplos apenas quedó documentación histórica; pues sus datos se conservaron como verdaderos secretos de Estado en las ciudades púnicas. Escondiendo la existencia de estas rutas hasta el ámbar del Norte de Europa, el oro gallego o los metales de Andalucía; tal como durante la Historia se han ocultado todos los secretos comerciales y militares. Secretismo que asimismo se considera la principal causa del pacto Roma Cartago, en el 509 a.C.; en el que se prohibía navegar más allá de las Columnas de Hércules -el famoso tratado de Non Plus Ultra, que recogemos en cita (33) -
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Asimismo hay documentación histórica que acredita esta ocultación de las rutas marinas del los metales preciosos Atlántico; sobre todo durante el periodo tartessio, tanto que hubieron de ser buscadas por los almirantes cartagineses al llegar a Iberia (tras la caída de la civilización turdetana). Realizando largos periplos los generales Himilkón y Hannon al mando de barcos de Cartago, entre el 450 y el 425 a.C.; justo después de pasar a dominar los púnicos nuestras tierras. Un viaje documentado, en el que los navegantes de Cartago intentaron redescubrir la ruta de los metales atlánticos; que se sabía ocultada durante siglos y que denominaban "el camino hacia las Cassitérides" (34) . Singladura que llevaba hasta las “fuentes del estaño”, de las que los fenicios conocían su existencia, tras años de comercio con Tartessos; aunque desconocían su situación real. Por todo lo que Himilkón se dirigió desde Gadir hacia el Norte; mientras que Hannon, después de cruzar el Estrecho, viajó por tierras africanas (poniendo rumbo el Sur, buscando también aquellos misteriosos yacimientos). A mi juicio, tras haber hallado los cartagineses esas minas de casiterita, oro, plata y estaño (en Galicia y las Islas Británicas); se apresuraron a firmar el famoso tratado de Plus Ultra con Roma. Para proteger estas rutas que conducían hasta las fuentes de los metales. Un acuerdo marítimo de fronteras que evitaba conflictos entre ambas potencias militares, con el que se reparten las áreas de comercio y de dominio; dejando el Océano (con Tartessos, o lo que quedaba de este) bajo la zona de influencia púnica.
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Por su parte y acerca del secretismo de estas rutas del estaño, se conserva descrito un pleno de la Asamblea de Ciudadanos de Cartago, en el que esta premia al capitán de una nave cartaginesa que hunde su propio barco, al verse seguido por romanos en aguas del Atlántico, para no delatar el camino marítimo hacia los metales. Así explica esta historia Estrabón, quien escribe acerca del estaño del litoral atlántico peninsular: En un principio este comercio era explotado por los phoinikes desde Gadeira, quienes ocultaban a los demás las rutas que conducían a estas islas. Cierto navegante, viéndose seguido por los rhomaínoi, que pretendían conocer la ruta de estos emporios, varó voluntariamente por celo nacional en bajo fondo, donde sabía que habrían de seguirle los rhomaínoi; pero habiendo logrado salvarse él de este naufragio general, le fueron indemnizadas por el Estado las mercancías que perdió" (35) . De todo ello ha de deducirse que tales rutas, bases y puertos -primero tartessios, luego fenicios y más tarde cartagineses-, se mantuvieron ocultadas en secreto de un modo inquebrantable, desde tiempos inmemoriales y hasta la llegada de los romanos. Por ello, tras la llegada de Roma, los nuevos dueños de nuestras costas intentan buscar esos caminos (rutas, minas) y lugares atlánticos; donde los púnicos obtenían metales preciosos. Vías y emplazamientos que muchas veces los latinos no consiguen redescubrir (probablemente al llegar los romanos hasta ellos por vía terrestre); por cuanto quedan idealizados en la leyenda o en la mitología.
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Este sería el caso de las famosas Islas Kassitérides, donde los fenicios obtenían el estaño (casiterita) y plata en tanta abundancia, que volvían con sus anclas y herramientas de este metal -para no perder peso en el cabotaje de las naves-. Pero a esas tierras, los romanos llegaron por tierra a través de calzadas (siguiendo la Ruta de la Plata o bien atravesando la Galia). Por lo que aunque los latinos buscaron con celo su situación; no se pudo determinar si aquellas Kassiterides eran las Islas Cies (frente a Vigo), algún archipiélago del Atlántico o las mismas Islas Británicas. Porque con la desaparición de los fenicios, se perdió el camino para llegar a ellas; todo lo que muestra el secretismo con el que se guardaban las rutas marinas. Singladuras y descripciones, que se conocen levemente al haber caído en manos grecorromanas, quienes las utilizaron posteriormente en beneficio propio, para conseguir alcanzar sus metales. Aunque accedieron a Galicia y a las Islas Británicas por otras vías, tal como hemos dicho: Atravesando Hispania o Francia (hechos que plasman los periplos y narraciones massiliotas de Piteas y Rufo Festo Avieno en el siglo IV a.C.). Por todo ello, se tardaron muchos siglos en descubrir o identificar si aquellas tierras a las que los fenicios accedían desde el Estrecho de Gibraltar -poniendo rumbo Norte desde el Atlántico-, eran las mismas que aparecieron frente a las costas de Galicia o de la Galia.
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AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, altar tartessio en forma de piel de toro hallado en El Carambolo. Bajo este párrafo: En la parte superior, los dos pectorales de el tesoro de El carambolo (con forma de pellejo de buey). En la parte baja, lingotes de cobre del siglo XII a.C. y de procedencia cretochipriota. Como hemos estudiado repetidamente, estos “talentos” eran fundidos con el diseño de un cuero figurando su valor en “cabezas de ganado”; pero asimismo recordaban al Labrys o hacha sagrada de la Edad del Bronce. Una bifaz venerada por toda la cultura minóica, como símbolo de la protección en la guerra, pero también del bienestar y del comercio (al haber sido estas hachas bippenas las primeras “monedas” o piezas para el cambio y trueque).
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16- Conclusión:
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El contacto con el mundo de Canaán dio lugar al nacimiento de las civilizaciones más importantes de la Iberia protohistórica -refiriéndonos a la tartéssica (turdetana) y a las del mediodía o del Atlántico-. Originadas ya desde el Bajo Bronce -hacia el siglo XIII a.C.-, tras la visita de los primeros precolonizadores (Cretochipriotas y Pueblos del Mar). Aunque nuestras tierras eran ya conocidas en Oriente Medio desde el III milenio a.C., por sus riquezas en oro y plata; fama que unos siglos después atraería a muchos otros “nuevos descubridores” (como fueron los fenicios y luego los helenos). Por su parte, el establecimiento de estas gentes originarias de Canaán durante unos ochocientos en nuestra Península, culturizaron las tierras que luego sería Andalucía en una forma que jamás pudo olvidar, siendo aún difícil distinguir el arte de Siria, Israel o del Líbano, con la arquitectura y música meridional hispánica. Quedando tan marcadamente orientalizado el Sur Peninsular, que ello seguramente provocó sucesivas oleadas de inmigraciones venidas desde estas costas de Oriente Medio y Asia Menor. Regresando repetida y nuevamente a tierras que les eran comunes y familiares, las gentes de Siria o de Canaán -al menos, a nuestro modo de entender-. Nos referimos a la conquista árabe tras el 711 d.C., tanto como a parte de la diáspora judía; que se establece en nuestras tierras ya desde tiempos muy lejanos, pudiéndose datar una gran colonia hebrea sefardí con anterioridad al siglo IV a.C. Lo mismo que sucede con la llegada de los musulmanes, que dominaron la Hispania Meridional -en mayor o menor medida- desde el 711 d.C. al 1492. Siendo obligados a abandonar definitivamente nuestras tierras los hebreos en esa fecha de la conquista de Granada y los moriscos en tiempos de Felipe III. Pero, pese a estos edictos de expulsión de los judios (en 1492) y el muy posterior de los moriscos (en 1609), la realidad del Betís siempre fué la de “Un Sueño de Oriente Medio trasladado en espíritu y recuerdos”. Pues en ella se ha vivido durante siglos (o milenios) de una forma muy parecida a como se hizo en Siria, Palestina o Persia. Conservándose aquella cultura ancestral que comenzó a entrar a España hace más de tres mil años; que nos ha dado unas pautas de estética paralelas a ese mundo oriental. Civilización que nos llegó desde Canaán y que fué crucial para la formación del arte del Sur Peninsular hispano, y en especial del Flamenco.
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Tras casi un milenio de historia, civilización y cultura común entre Canaán e Iberia (36) , entró Roma a dominar nuestra Península. Pero el Imperio romano era muy distinto y su fórmula estatal chocaba frontalmente con los principios religiosos, culturales o civiles de estos pueblos canaanitas, al igual que con los iberos. El contacto llego a ser tan duro, que en muchos casos Roma hubo de exterminar -literalmente- ciudades y civilizaciones en Canaán o en Iberia, para conseguir hacerse con el poder. Tal fue el caso de la mayoría de los judíos y de gran parte de los iberos de la meseta; cuyos centros urbanos fueron arrasados y sus gentes exterminadas o vendidas como esclavos -consiguiendo solo así Roma acabar con las sublevaciones-. Ello conllevó la pérdida de la lengua y la historia ibérica anterior; que erradica Roma casi por completo en nuestra Península. En el caso de Hispania sabemos que las luchas entre iberos y romanos duraron mas de dos siglos: Desde la aparición de Escipión el Africano hacia el 219 a.C. (para hacerse con el poder en Hispania, tras vencer a los cartagineses), a las últimas revueltas en los alrededores de Numancia (en Termantia). En el de Judea, tras la llegada de los romanos a principios del siglo I a.C y la victoria de Pompeyo, se consigue de algún modo someterla en el 63 a. C.. Pero sabemos que aún cien años después, los judíos seguían sin aceptar el poder de Roma. Por lo que es enviado hasta ella Tito para somertela; lo que consigue “de alguna forma” en el año 70 d.C. de un modo terrible: Crucificando a gran parte de sus hombres, destruyendo Jerusalén con su templo, y obligando a emigrar fuera de su tierra a la mayoría de los hebreos. Pese a todo, la vida espiritual judía continuó en secreto dentro de las casas y en las sinagogas, sin conseguir que aceptasen plenamente los cultos y costumbres romanas. Consecuentemente, desde el 132 al 135 d.C. vuelven a sublevarse los hebreos, con ocasión de una visita de Adriano a las ruinas de Jerusalén, lugar donde ese Emperador decide construir un templo de Júpiter. Revuelta que vuelven a erradicar los romanos, obligando a los judíos “practicantes” a dispersarse por el Imperio (diáspora) con el fin de “vaciar” Judea del espíritu y culturas hebreas.
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De tal manera, vemos como estas tierras lejanas y de Oriente Medio, caminaron de nuevo a la par con Iberia; desde los primeros siglos de nuestra Era y hasta la Edad Media. Ya que fueron gobernadas en paralelo por los romanos y sus sucesores (los godos o visigodos en nuestras latitudes y los bizantinos en el Este) hasta la aparición en ambas de los árabes con una nueva fé -el Islám-. Pues tras la muerte del Profeta Mahoma, se establecen sus descendientes como herederos de reino, en Siria; gobernando por un siglo el Califato de Damasco con el nombre de los Omeyas. Así cuando algunos de los familiares del califa afirmaron que la dinastía proveniente de la hija (Fátima), era ilegítima -reconociendo solo como verdaderos herederos a los que procedían de rama masculina-. Bajo este argumento y estandarte, los descendientes de unos primos de Mahoma -llamados los Abasies- consiguen el apoyo de los musulmanes, recién convertidos al Islam (tribus del Sur de Arabia). Luchando y arrebatando el trono de Damasco a los Omeyas en el año 747 d.C.. Tras su victoria citan a los vencidos que se escondían, convocando una falsa reunión para conversar, perdonarles y llegar a un acuerdo; celebración que aprovechan para que los Omeyas allí presentes fueran degollados.
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Murieron en esa ocasión todos los sucesores al trono, a excepción de uno, llamado Abderramán, que consigue huir hasta El Magreb. Viniendo a nuestras tierras tan solo cuarenta y cinco años después del desembarco de Tarik (tras la llegada de los primeros musulmanes, venidos de Siria y el Norte de África). Así, este huido de Siria, crea en Córdoba en el 756 el Califato Independiente de Damasco; coronándose bajo el nombre de Abderramán I, donde da comienzo una cultura que en todos los modelos fué una “réplica” -en parte mejorada- de las que entonces eran las capitales del Mundo (Bagdad y la mencionada Damasco). Nuevamente y desde ese siglo VIII d.C., nuestras tierras fueron totalmente influenciadas por Oriente Medio, Persia y el norte de Africa; al igual que lo habían sido cuando las dominaron los fenicios y los cartagineses. Ello comprende un proceso de otros ocho siglos en los que se fraguarán las artes temporales del Sur de España; donde la influencia oriental juega un papel absolutamente determinante. Especialmente para los que luego sería el Flamenco; cuya danza, melodías, poemas, cantos, ritmos, instrumentos y estética, proceden en gran parte de Oriente Medio (del mundo árabe más antiguo).
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AL LADO Y ABAJO: Dos dibujos míos, en el superior vemos un Sumo sacerdote del Templo de Salomón, ataviado con su delantal, pectoral y diadema; luciendo asimismo sus atributos: La Menhorá (candelabro de siete brazos) y el incesario. En el de abajo, he dibujado un supuesto sacerdote supremo de El Carambolo, con el pectorál, la corona, los brazales; junto a los candeleros de Lebrija y el incensario (Tymiatherion) de La Joya.


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ABAJO: Junto a un dibujito mío de Sevilla; CRONOLOGÍA DE CANAÁN COORDINADA CON TARTESSOS. Ver cita (37) donde asimismo se recoge.
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CITAS:
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(1): Acerca de cuanto decimos, recomendamos leer nuestros artículos de TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE:
131º- LOS BUEYES DE GERIÓN Y EL ALTAR PIEL DE TORO (Capítulo 99 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"): En la que da comienzo la segunda parte del estudio Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Manteniendo la tesis de que los pectorales de este ajuar simbolizarían los mencionados bueyes; como culto a deidades de los metales de origen micénico-canaaneo. Dioses del oro y del bronce que se veneraban en altares similares a los encontrados en las zonas de Tartessos. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/03/los-bueyes-de-gerion-y-el-altar-piel-de.html
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132º.- EL ALTAR DEL TORO Y SU POSIBLE ORIGEN NEOHITITA -análisis del estudio de Almagro Gorbea, Lorrio, Mederos y Torres- (Capítulo 100 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"). ANALIZAMOS UN ESTUDIO DE LOS PROFESORES ANTES CITADOS, REFERIDO AL ALTAR CON FORMA "PIEL DE BUEY"; EN EL QUE ESTOS DEDUCEN ES DE ORIGEN NEOHITITA Y QUE -EN GRAN PARTE- TIENE ESTA FORMA DE CUERO EN RAZÓN DEL TOTEM ALLÍ SACRIFICADO. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/03/el-altar-del-toro-y-su-posible-origen.html
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133º.- LA MESA DE ASTAS Y EL ALTAR EN PIEL DE TORO -parte primera- (Capítulo 101 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"). ES EL INICIO DE UN LARGO CAPÍTULO DIVIDIDO EN DOS PARTES, DONDE ANALIZAMOS LAS ANALOGÍAS ENTRE LOS ALTARES CANAANEOS DE CUERNOS, LAS MESAS SAGRADAS JUDÍAS Y ESTAS DE TARTESSOS. DESCUBRIENDO GRAN SIMILITUD ENTRE TODAS ELLAS. ADEMÁS PROPONEMOS UNA NUEVA VISIÓN DE LA POSIBLE DESTRUCCIÓN DE TARTESSOS TRAS EL AÑO 536 a.C. CUANDO LOS JUDÍOS Y PARTE DE LOS FENICIOS PUEDEN REGRESAR A SU REINO QUE LOS ASIRIOS LES HABÍAN ASESDIADO Y ARREBATADO DURANTE DÉCADAS. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/03/la-mesa-de-astas-y-el-altar-en-piel-de_29.html
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133º (b).- LA MESA DE ASTAS Y EL ALTAR EN PIEL DE TORO -parte segunda- (Capítulo 101 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"): ES LA CONTINUACIÓN DEL ARTÍCULO ANTERIOR Y EN ESTE TRATAMOS SOBRE LOS ALTARES TARTESSIOS CON FORMA DE CUERO, CONSIDERANDO SON UNA REINTERPRETACIÓN DE LAS ARAS CANAANEAS (posiblemente importadas por judíos en su huida de las invasiones asirias). POR LO DEMÁS Y SOBRE LOS CONTACTOS ENTRE ISRAEL Y TARTESSOS; HABLAMOS DE JONÁS E INCLUSO DE UNA NUEVA HIPÓTESIS PARA COMPRENDER LA CAIDA DE TARTESSOS, TRÁS EL RETORNO DE JUDIOS Y FENICIOS A ORIENTE MEDIO CON LA LIBERACIÓN DE CIRO (en el año 537 a.C., rey aqueménide que devuelve su reino a los hebreos) http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/03/la-mesa-de-astas-y-el-altar-en-piel-de.html
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134º - LA TARSHISH BÍBLICA Y LOS ALTARES APARECIDOS EN TARTESSOS, SEMEJANTES A LOS CANAANEOS (Capítulo 102 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"). BASÁNDONOS EN LAS CONCLUISONES ANTERIORES Y SIENDO EVIDENTE QUE APARECIERON GENTES DE CANAÁN EN TARTESSOS (fenicios; israelitas; judïos o filisteos). ESTUDIAMOS LAS CITAS BÍBLICAS, LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA TARSHISH MENCIONADA POR LA BIBILIA, HA DE SER TARTESSOS. AL MENOS CUANDO SE REFIERE A QUE EMBARCAN DESDE JOPPE (HAIFA), PUES TARSO DISTABA APENAS UNOS TRES DÍAS DE ESTE PUERTO DE ISRAEL Y OFFIR ESTABA EN ETIOPÍA. POR LO DEMÁS, HAY COINCIDENCIAS ENTRE LAS FECHAS Y CRONOÑOGÍAS DE ISRAEL-JUDÁ Y TARTESSOS: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/04/la-tarshish-biblica-y-los-altares.html
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135º - ALTARES TARTESSIOS, CULTOS CTÓNICOS Y CRISOLES (Capítulo 103 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"): ESTUDIAMOS EL SIGNIFICADO DEL TORO Y SUS ASTAS, SIMBOLIZADO ENTRE LOS MARINEROS DE LA EDAD DEL BRONCE COMO PUNTAS DE TIERRA O CABOS QUE SERVÍAN PARA NAVEGAR. ESTUDIAMOS EL TORO COMO TOTEM CTÓNICO Y PROPONEMOS LA IDEA DE QUE EL PUIG CAMPANA Y EL CABEZÓ DEL ORO PUEDAN SER OBSERVARORIOS ASTRONÓMICOS. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/05/altares-tartessios-cultos-ctonicos-y.html
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(2): Sobre el modo de celebrar en altar, ordena El Antiguo Testamento:
EXODO 20, 23-26: (23) “No hagáis junto a mi dioses de plata, ni dioses de oro, os haréis. (24) Altar de tierra harás para mi, y sacrificaras sobre el tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en cualquier lugar donde yo haga que este la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. (25) Y si me haces altar de piedras, no las labres de cantería, porque si alzas herramienta sobre ese, lo profanarás. (26) Y no subirás por unas gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta junto a él”.
Siendo el altar que ordena Yahvé exactamenta igual a los que se han descubierto en Tartessos: Muy sencillo, hecho sobre la arena y en todo caso, adornado con algunas hileras de piedra. Paarece lógico pensar que esas mesas sagradas que han aparecido en El Carambolo, en Coria del Río o en Malaka, sean de origen caananita y no púnico, sino más bien hebráicas o israelitas.
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(3): Para comprender la importancia de la presencia de los Pueblos de Mar y de los micenios en Canaán, recomendamos leer nuestro artículo -resumido abajo, en la cita (22) -
LOS HEREDEROS DE MICENAS, su establecimiento en Israel y su relación con Tartessos.
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(4): Éxodo 1, 13, “los egipcios esclavizan a los israelitas y amargan sus vidas obligándoles a trabajar en el adobe y duras labores de arcilla, o con toda faena del campo”
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(5): LA TUMBA DE TUTANKHAMÓN, Howard Carter, Capítulo I // Destinolibro; Barcelona 1988.
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(6): J. Cambell manejó una reedición de la obra de Freud impresa en 1939, editada por Knopf MOSES AND MONTEISM ; Alfred A. Knopf, Nueva York 1939.
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(7): Joseph Campell; LAS MÁSCARAS DE DIOS. Mit. Occidental, cap. 2 -IV “La victoria de los hijos de la luz” // Ed. Alianza Madrid 1992
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(8): Idem cita anterior
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(9): Otto Rank: EL MITO DEL NACIMIENTO DEL HÉROE // BARCELONA, Paidós, 1981
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(10): Mito narrado por Justino (44,4) del que recomendamos leer el estudio que sobre esta leyenda realiza J. Bermejo y Barrera, en MITOLOGÍA Y MITOS DE A HISPANIA PRERROMANA // Akal Madrid 1982 // Cap IV.
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(11): Éxodo 2, 10: “SE LLAMÓ MOISÉS (EN HEBREO MOSHEH), PORQUE SE DIJO: -En verdad lo que surge del agua (del Mosheh)”-
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(12): FLAVIO JOSEFO en CONTRA APIÓN (SOBRE LA ANTIGÜEDAD DEL PUEBLO JUDÍO) Libro I; cnfunde a los hicsos con su propio pueblo argumentando que el nombre de HICSO significa “reyes pastores” y se refiere a los judíos, que normalmente se dedicaron a esta labor en Palestina.
Recogemos a continuación lo que Flavio Josefo añade sobre los hicsos:
14. (73) Empezaré con los escritos de los egipcios. No es posible que me sirva de esos escritos en
su propia lengua. Maneto fue de origen egipcio, pero se instruyó en el griego, pues escribió la historia de su patria en este idioma, tomándola como dice él mismo de los libros sagrados; demostró que Herodoto se equivocó en muchos aspectos tocantes a los egipcios. (74) Maneto en el segundo libro de la historia de Egipto escribe así sobre nosotros. Permítaseme copiar sus mismas palabras, puesto que lo cito como testigo: (75) “Tuvimos un rey de nombre Timeo, durante cuyo reinado, estando la divinidad indignada con nosotros, ignoro por qué motivo, desde las regiones orientales lanzó sobre nosotros hombres de raza desconocida, que con suma audacia sometieron a nuestro país fácilmente y sin lucha. (76) Después de apresar a los príncipes, incendiaron despiadadamente las ciudades y destruyeron los templos de los dioses. En fin, se comportaron cruelmente con los habitantes, matando a unos y reduciendo a la esclavitud a otros con sus hijos y mujeres. (77) Al final hicieron rey a uno de ellos, de nombre Salatis. Este habitaba en Menfis e hizo tributarias a las provincias superior e inferior, construyendo fortalezas en lugares convenientes. Protegió especialmente a la región oriental, teniendo en cuenta a los asirios, que podían llegar a ser más poderosos y codiciar su reino e invadirlo. (78) Habiendo conquistado en la prefectura de Saite una ciudad muy adecuada ubicada al oriente del río Bubastita que alguien denominó Avaris según la teología antigua, la protegió con muros fortísimos, después de haber ubicado en la misma para su custodia una multitud de doscientos cuarenta mil hombres. (79) Iba allí en la época del verano, para recolectar el trigo y a la vez para pagar a los soldados y ejercitarlos para terror de los extraños. Habiendo reinado por espacio de diecinueve años, falleció. (80) Después de este rey hubo otro, por espacio de cuarenta y cuatro años, de nombre Beón. Luego otro de nombre Apacnas, durante treinta y seis años y siete meses. Luego Apofis por espacio de sesenta y uno, y Janías, cincuenta años y un mes. (81) Después de todo éstos, Asis durante cuarenta y nueve años y dos meses. Y estos seis fueron los príncipes primeros, todos ellos belicosos y ansiosos de suprimir radicalmente a los egipcios. (82) Esta nación se llamaba la de los hicsos, esto es, reyes pastores. Hic en la lengua sagrada significa rey. Sos significa pastor o pastores según el dialecto común; de ahí la palabra compuesta de hicsos. (83) Hay algunos que dicen que fueron árabes.” En otros ejemplares dice que hicsos no significa reyes, sino que al contrario indica pastores cautivos. Hic en la lengua egipcia y hac con aspiración significa precisamente cautivos. Esto me parece más verosímil y más de acuerdo con la historia antigua. (84) “Los reyes antedichos procedentes de esos llamados pueblos y sus sucesores se dice que tuvieron a Egipto bajo su potestad por espacio de quinientos once años. (85) Entonces se produjo una grave y prolongada guerra contra los pastores de parte de los reyes de Tebaida y del resto de Egipto. (86) Bajo el rey cuyo nombre era Misfragmutosis, fueron derrotados aquellos pastores y expulsados de todo Egipto y encerrados en un lugar cuyo ámbito era de mil yugadas y que se llamaba Avaris. (87) Estaba defendido y amurallado fuertemente, y allí guardaban su fortuna y el resultado de sus rapiñas. (88) El hijo de Misfragmutosis, Tumnosis, le puso sitio con un ejército de cuatrocientos ochenta mil hombres, empeñado en apoderarse del mismo por la fuerza; pero desesperó del éxito del asedio. Entonces hizo con ellos un pacto por el cual podrían salir de Egipto e ir a donde quisieran. (89) Ellos con sus familias y bienes, de acuerdo con lo pactado, no menos de doscientos cuarenta mil, se dirigieron por el desierto a Siria. (90) De miedo al gobierno de los asirios, que entonces dominaban en Asia, edificaron en aquella región que actualmente conocemos con el nombre de Judea, una ciudad capaz de contener esos miles de hombres y le dieron el nombre de Jerusalén.”
(91) En otro libro sobre Egipto, Maneto dice: “Esta gente a la cual denominamos pastores, en sus libros sagrados son llamados cautivos." Y esto con razón. Era propio de nuestros antiguos progenitores mantener rebaños; y, por el hecho de llevar una vida pastoril, eran denominados pastores. (92) También no sin razón son denominados cautivos en los libros de los egipcios, porque nuestro progenitor José dijo al rey de Egipto que él era cautivo; y posteriormente invitó a ir a Egipto a sus hermanos. Pero sobre el particular en otra parte haremos una investigación más detenida.
15. (93) Ahora presentaré como testigos de nuestra antigüedad a los egipcios; y continuaré con las
referencias cronológicas de Maneto. Dice así: (94) “Después de salir de Egipto el pueblo de los pastores hacia Jerusalén; el rey Tumnosis que los expulsó, reinó durante veinticinco años y cuatro meses, y falleció. Recibió el reino de su hijo Cebrón, que gobernó durante trece años. (95) Después Amenofis durante veinte años y siete meses; su hermana Amesis durante veintiún años y nueve meses. Después de ella Mefres por doce años y nueve meses. Luego Meframutosis durante veinticinco años y nueve meses. (96) Luego Tmosis durante nueve años y ocho meses. A continuación de él Amenofis II durante treinta años y diez meses. Luego Oro durante treinta y seis años y cinco meses. Su hija Acencres gobernó durante doce años y un mes. Después de ella su hermano Ratotis durante nueve años. (97) Luego Acenqueres durante doce años y tres meses. Luego Armais durante cuatro años y un mes. A continuación Rameses un año y cuatro meses. Después Armeses Miammi durante sesenta años y dos meses. (98) Luego Amenofis III durante diecinueve años y seis meses. Después Setosis, llamado también Rameses, que dispuso de muchas tropas de caballería y una flota. Este nombró a su hermano Armais procurador de todo el Egipto y le pasó la potestad real; solamente le prohibió el uso de la corona y que no ofendiera a la reina y madre de sus hijos y que se abstuviera además de las concubinas reales. (99) Él, habiendo emprendido una expedición a Chipre y Fenicia y contra los asirios y los medos, a algunos con las armas y a otros sin lucha, los sometió por terror a su gran poderío. Ensoberbecido por los éxitos obtenidos, aumentó su audacia y conquistó las ciudades orientales y las provincias. (100) Como pasara mucho tiempo, Armais, a quien había dejado en Egipto, sin temor ninguno por todo lo que el hermano le había dicho que se abstuviera, violentó a la reina, y siguiendo su capricho hizo uso de las concubinas. Cediendo a la persuasión de los amigos se ciñó la corona y se sublevó contra el hermano. (101) Pero el que atendía los asuntos sagrados de Egipto envió a Setosis Codicilos, informándolo de todo y que su hermano Armais se había sublevado en guerra contra él. Setosis regresó a Pelusio y recuperó su reino. (102) Esta provincia fue denominada Egipto por su nombre. Se dice que Setosis se llamaba Egipto, y su hermano Armais, Danao.”
16. (103) Esto es lo que dice Maneto. Si tenemos en cuenta la época en que empieza esta historia, constará por completo que a quienes ellos denominaban pastores, eran nuestros mayores, que salieron de Egipto y se establecieron en nuestro país trescientos noventa y tres años antes de la llegada de Danao a Argos, personaje a quien los argivos consideran, sin embargo, el más antiguo de sus reyes.
(104) De este modo se obtienen dos testimonios importantes, extraídos por Maneto de los anales egipcios: uno, que fuimos a Egipto desde otra parte; y el otro, que de allí emigramos a otra región, lo que ocurrió en una poca tan antigua, que antecedió a la guerra de Troya en mil años. (105) En cuanto a lo que Maneto agregó, no fundándose en los escritos egipcios, sino, como él mismo confesó, tomándolo de autores inciertos, lo trataré después más particularmente, demostrando que se trata de mentiras carentes de toda verosimilitud.
FLAVIO JOSEFO : CONTRA APIÓN (SOBRE LA ANTIGÜEDAD DEL PUEBLO JUDÍO) Libro I
FUENE: 5 volúmenes traducidos del griego al español por Luis Farré. (Buenos Aires: Acervo Cultural / Editores, 1961.) Vol. 5: Contra Apión.
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Asimismo recomendamos leer
HISTORIA DE EGIPTO, Manetón
VERSIÓN DE César Vidal Manzanares (liberada en la RED en pdf).
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Recomendamos la traducción de Luis Farré. (Buenos Aires: Acervo Cultural / Editores, 1961.) en su Vol. 5 para leer “Contra Apión o sobre la antigüedad del pueblo judío” Joshep FLAVIO (5 volúmenes obras completas de FLAVIO JOSEFO).
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(13): A CONTINUACIÓN RECOGEMOS LOS COMENTARIOS AL RELATO DE MANETÓN HECHOS POR FLAVIO JOSEFO, TEÓFILO, AUTÓLICO
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Fr. 42 (de Flavio Josefo, Contra Apión, I, 14, pp. 73-92) PAG 38 y 39 (sic) DEL LIBRO DE CÉSAR VIDAL
91. En otro libro de su Historia de Egipto, Manetón dice que la raza de los denominados «pastores» es descrita, en los libros sagrados de Egipto, como «cautivos», y su afirmación es correcta. Ciertamente, nuestros remotos antepasados tuvieron como costumbre hereditaria el apacentar ganado, y como llevaban una vida nómada, fueron llamados «pastores» 34.
92. Por otra parte, en los registros egipcios fueron denominados, no sin razón, cautivos, puesto que nuestro antepasado José dijo al rey de Egipto 35 que era un cautivo, y más tarde, con el consentimiento del rey, llamó a sus hermanos a Egipto. Pero trataré este tema más a fondo en otro lugar.
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Fr. 51 (de Teófilo61, A Autólico, III, 19) (SIC) PAG 44 DEL LBRO DE CESAR VIDAL.
Moisés era el caudillo de los judíos, como ya he dicho, cuando fueron expulsados de Egipto por el rey faraón cuyo nombre era Tétmosis63. Después de la expulsión del pueblo, este rey, según se dice, reinó 25 años y 4 meses, según el cálculo de Manetón.
2. Después de él, Jebron reinó 13 años.
3. Después de él, Amenofis reinó 20 años y 7 meses.
4. Después de él, su hermana Amesse reinó 21 años y 1 mes.
5. Después de ella, Mefres reinó 12 años y 9 meses.
6. Después de él, Meframmutosis reinó 20 años y 10 meses.
7. Después de él, Tutmoses reinó 9 años y 8 meses.
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Fr. 54 (de Josefo, Contra Apión, I. 26-31, pr. 227-287). pag 47 y ss (sic) DEL LIBRO DE CÉSAR VIDAL
227. El primer escritor al que voy a referirme es aquel que utilicé un poco antes como testigo de nuestra antigüedad.
228. Me refiero a Manetón. Este escritor, que desarrolló la tarea de traducir la historia de Egipto de los libros sagrados, empezó señalando que nuestros antepasados vinieron contra Egipto con muchos miles de personas y que lograron el dominio sobre sus habitantes. Después él mismo admitió que, en fecha posterior, fueron expulsados del país, ocuparon lo que ahora es Judea, fundaron Jerusalén y construyeron el templo. Hasta ese punto Manetón siguió las crónicas.
229. Después, prestando oído a leyendas y a murmuraciones acerca de los judíos, se tomó la libertad de interpolar historias improbables en su deseo de confundirnos con una multitud de egipcios que, a causa de la lepra y de otras enfermedades, habían sido condenados al destierro de Egipto.
230. Después de citar a un rey Amenofis, un personaje ficticio —razón por la cual no se atrevió a definir la duración de su reinado, aunque en el caso de los otros reyes menciona los años con precisión—, Manetón le atribuye ciertas leyendas, habiendo olvidado sin duda que según su propia crónica el éxodo de los Pastores de Jerusalén tuvo lugar 518 años antes.
231. Porque era rey Tetmosis cuando salieron; y, según Manetón, los reyes posteriores sumaron 393 años hasta los dos hermanos Setos y Hermeos, el primero de los cuales, según cuenta, tomó el nuevo nombre de Egipto y el último el de Dánaos. Setos expulsó a Hermeos y reinó 59 años; después, Rampses, el mayor de sus hijos, reinó 66 años.
232. Así que, después de admitir que habían pasado tantísimos años desde que nuestros padres abandonaron Egipto, Manetón interpola ahora a este supuesto Amenofis. Este rey, señala, concibió el deseo de contemplar a los dioses, como Hor, uno des predecesores en el trono, había hecho; y comunicó su deseo a su tocayo Amenofis el hijo de Paapi, el cual, en virtud de su sabiduría y conocimiento del futuro, era
considerado partícipe de la naturaleza divina.
233. Su tocayo le contestó entonces que podría ver a los dioses si limpiaba toda latierra de leprosos y otras personas contaminadas.
234. El rey se complació en aquella respuesta y reunió a todos los que había en Egipto cuyos cuerpos sufrían la enfermedad. Eran un total de 80.000 personas.
235. A continuación los deportó a las canteras del este del Nilo para que trabajaran allí separados del resto de los egipcios. Entre ellos, añade Manetón, había algunos príncipes dotados de educación, que habían sido tocados por la lepra.
236. Entonces este sabio vidente llamado Amenofis fue lleno del pavor de que la cólera divina se descargara contra él y contra el rey si se descubría aquel maltrato; y añadió la predicción de que ciertos aliados se unirían a la gente contaminada y se apoderarían de Egipto por 13 años. No arriesgándose a comunicar personalmente tal profecía al rey, dejó un relato completo de la misma por escrito y a continuación se quitó la vida. El rey cayó en un estado de profunda postración.
237. Entonces Manetón continúa como sigue (cito literalmente del mismo):
«Cuando los hombres de las canteras habían sufrido maltratos durante un tiempo considerable, suplicaron al rey que les concediera como morada y refugio la ciudad abandonada de los Pastores, Avaris, y aquél se lo concedió. Según una tradición religiosa, esta ciudad estaba desde tiempos antiguos dedicada a Tifón.
238. »Al ocupar la ciudad y utilizarla como centro para su rebelión, nombraron como su caudillo a uno de los sacerdotes de Heliópolis llamado Osarsef, y juraron obedecerlo en todo.
239. »Lo primero que éste hizo fue promulgar una ley en el sentido de que no deberían adorar a los dioses ni privarse de ninguno de los animales considerados como especialmente sagrados en Egipto, sino que deberían consumirlos todos por igual, y que no deberían tener relaciones con nadie externo a su pacto.
240. «Después de promulgar un gran número de leyes como éstas, completamente opuestas a las costumbres egipcias, les ordenó que con sus manos repararan los muros de la ciudad y que se prepararan para la guerra con el rey Amenofis.
241. »Después, de consuno con algunos otros sacerdotes y personas contaminadas como él mismo, envió una embajada a los Pastores que habían sido expulsados por Tetmosis, a la ciudad de Jerusalén; y narrándoles la dificultad en que se hallaban tanto él como sus compañeros, les rogó que se les unieran en un ataque contra Egipto.
242. »Les prometió primero llevarlos a su morada ancestral de Avaris, proveer a sus tropas con abundantes recursos, combatir a su favor siempre que surgiera la necesidad y colocar Egipto sin dificultad bajo su dominio.
243. »Entusiasmados con esta propuesta, todos los pastores, en número de 200.000, se pusieron en camino y al poco tiempo llegaron a Avaris. Cuando Amenofis, el rey de Egipto, supo de la invasión, quedó profundamente turbado, porque recordó la predicción de Amenofis, el hijo de Paapis.
244. «Primero, reunió a una multitud de egipcios; y habiéndose aconsejado de los principales entre ellos, ordenó que se trajeran ante su presencia los animales sagrados que eran honrados con mayor reverencia en los templos, y dio instrucciones a cada grupo de sacerdotes para que ocultaran las imágenes de los dioses de la manera más segura posible.
245. »En cuanto a su hijo de cinco años Setos, también llamado Rameses por su abuelo Rapses, le envió a refugiarse al lado de un amigo. Después cruzó el Nilo con 300.000 de los guerreros más bravos de Egipto, y se enfrentó con el enemigo. Pero, en lugar de trabar combate, decidió que no debía luchar contra los dioses,
246. »y se retiró apresuradamente a Menfis. Allí se hizo cargo de Apis y de otros animales sagrados que había ordenado llevar a aquel lugar; y se dirigió hacia Etiopía con todo su ejército y la muchedumbre de los egipcios.
247. »El rey etíope, que, como muestra de gratitud por un servicio, se había convertido en su súbdito, le dio la bienvenida, mantuvo a toda la muchedumbre con los productos del país que eran apropiados para el consumo humano, les asignó ciudades y pueblos para el período señalado de 13 años de destierro de su reino, y estacionó específicamente un ejército etíope en las fronteras de Egipto para guardar al rey Amenofis y a sus seguidores.
248. »Esa fue la situación en Etiopía. Mientras tanto, los solymitas descendieron al lado de los egipcios contaminados y trataron a la gente de una manera tan impía y salvaje que la dominación de los Pastores pareció una edad de oro a los que eran testigos de las atrocidades presentes.
249. »Porque no sólo quemaron ciudades y aldeas, saqueando los templos y mutilando las imágenes de los dioses sin medida, sino que también se habituaron a utilizar los santuarios como cocinas donde asar los animales sagrados que adoraba la gente, y obligaban a los sacerdotes y profetas a sacrificar y degollar a los animales, y después los expulsaban desnudos.
250. »Se dice que el sacerdote que redactó su constitución y sus leyes era nativo de Heliópolis, se llamaba Osarsef a causa del dios Osiris y adoraba en Heliópolis, pero cuando se unió a esta gente, cambió su nombre y fue llamado Moisés.»
251. Tales son las historias egipcias acerca de los judíos, junto con muchos otros cuentos que no consigno por amor a la brevedad. Manetón añade, sin embargo, que, en época posterior, Amenofis avanzó desde Etiopía con un gran ejército, mandando también una fuerza su hijo Rampses, y que los dos trabaron combate con los Pastores y sus contaminados aliados, y los derrotaron, matando a muchos y persiguiendo a otros hasta las fronteras de Siria.
252. Este, junto con otros cuentos de naturaleza similar, es el relato de Manetón. Antes de que pruebe que sus palabras son mentiras y estupideces manifiestas, mencionaré un punto en concreto, que se refiere a mi refutación posterior de otros escritores. Manetón nos ha hecho una concesión. Ha admitido que nuestra raza no era de origen egipcio, sino que llegó a Egipto procedente de otro lugar, tomó posesión de la tierra y
después la abandonó.
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(14): MOISÉS TIRA UNA CORONA REAL DE NIÑO Y EL ESCRIBA DESEA MATARLO AL CONSIDERARLO UN MAL PRESAGIO; FINALMENTE LO SALVA EL REY DE EGIPTO: Relato narrado por Flavio Josefo en Libro I cap. IX
(SIC)
CAPITULO IX Las aflicciones que sufren los hebreos en Egiptodurante cuatrocientos años
6. Después Termutis le impuso el nombre de Mouses, recordando su extracción del río, porque los egipcios llaman Mo al agua, y Uses a lo que es salvado de ella. Uniendo las dos palabras formaron el nombre que le dieron. Y de acuerdo con la predicción de Dios fué, por su gran inteligencia y su desdén por las dificultades, el más ilustre de los hebreos. (Porque Abram fué su antepasado de la séptima generación. Moisés era hijo de Amram, que era hijo de Caat, cuyo padre Leví era hijo de Jacob, que era hijo de Isaac, el hijo de Abram.)
La inteligencia de Moisés no era la de su edad, sino muy superior a su término medio. Reveló una rapidez de aprehensión mayor de la habitual, presagiando grandes acciones para cuando llegara a ser hombre. Dios le dió también una estatura que a los tres años ya era maravillosa. En cuanto a su belleza, nadie dejaba de asombrarse por la hermosura de su rostro cuando lo veía. Frecuentemente sucedía que la gente que se cruzaba con él cuando lo llevaban por el camino volviera la cabeza para seguir mirándolo; dejaban lo que estaban haciendo y se quedaban un rato largo contemplándolo. Porque la belleza del niño era tan notable y natural por muchos conceptos que detenía a los espectadores obligándolos a mirarlo largo rato.
7. Advirtiendo Termutis lo notable que era el niño, lo adoptó como hijo porque ella no los tenía. Un día se lo llevó a su padre y le dijo que pensaba hacer de él el sucesor del rey, si Dios quería que no tuviese un hijo propio.
-He criado un niño -dijo-, de forma divina y de mente generosa. Y como lo he recibido por la merced del río, de manera maravillosa, he creído conveniente adoptarlo como hijo y heredero de tu trono.
Diciendo esto puso al niño en los brazos de su padre, quien lo oprimió sobre su pecho y, para subrayar las palabras de su hija, puso amablemente su corona en la cabeza. Pero Moisés la arrojó al suelo y con ademanes pueriles la hizo rodar y la pisó, lo que pareció traer un mal presagio para el reino de Egipto.
Cuando lo vió el sagrado escriba (el mismo que había pronosticado que su nacimiento derribaría el dominio del reino), hizo una violenta tentativa para matarlo, y con voz terrible exclamó:
-Este, loh, rey!, es el niño de quien Dios nos previno que si lo matábamos nos libraríamos del peligro. Ahora él mismo confirma la predicción, atropellando tu autoridad y pisoteando tu corona. Elimínalo, y libra a los egipcios del miedo que tienen por su causa; y quita a los hebreos las esperanzas de ser animados por él.
Pero Termutis se lo impidió y le arrebató el niño de las manos. El rey no se apresuró a matarlo, porque Dios protegió a Moisés induciendo al rey a salvarle la vida. Fué luego educado con gran esmero. Los hebreos pusieron en él sus esperanzas en la certeza de que haría grandes cosas. Los egipcios, en cambio, desconfiaban del resultado que daría su educación. Pero se abstuvieron de matarlo porque si Moisés era muerto no quedaría ninguno, ni pariente ni adoptado, que pudiera pretender la corona con beneficio para ellos.
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(15): Éxodo, 14; 21-31
21 Extendió Moisés su mano sobre el mar; y el SEÑOR, por medio de un fuerte viento solano que sopló toda la noche, hizo que el mar retrocediera; y cambió el mar en tierra seca, y fueron divididas las aguas.
22 Y los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda.
23 Entonces los egipcios reanudaron la persecución, y entraron tras ellos en medio del mar todos los caballos de Faraón, sus carros y sus jinetes.
24 Y aconteció que a la vigilia de la mañana, el SEÑOR miró el ejército de los egipcios desde la columna de fuego y de nube, y sembró la confusión en el ejército de los egipcios.
25 Y entorpeció las ruedas de sus carros, e hizo que avanzaran con dificultad. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos ante Israel, porque el SEÑOR pelea por ellos contra los egipcios.
26 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros y su caballería.
27 Y extendió Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer, regresó el mar a su estado normal, y los egipcios al huir se encontraban con él; así derribó el SEÑOR a los egipcios en medio del mar.
28 Y las aguas volvieron y cubrieron los carros y la caballería, a todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó ni uno de ellos.
29 Mas los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda.
30 Aquel día salvó el SEÑOR a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar.
31 Cuando Israel vio el gran poder que el SEÑOR había usado contra los egipcios, el pueblo temió al SEÑOR, y creyeron en el SEÑOR y en Moisés, su siervo.
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(16): JONÁS 1, 3: Narra como el profeta huye de su misión hacia Nínive, y en Haiffa toma un barco en dirección hacia Tarshish. Recogemos el texto bíblico donde se muestra como los pasajes a Tarshis se tomaban en el Mediterráneo -en puerts junto a Haifa- y debían ser barcos pilotados por filisteos o por fenicios; quienes practicaban religiones con sacrificios humanos (con culto a tifonio, tal como muestra el texto de Jonás)
Jonás huye de Jehová (1)
(1) Vino la palabra de Yahvéh a Jonás hijo de Amitay, diciendo: (2) Levántate y ve a Nínive a
predicar en aquella gran ciudad, y pregona contra ella, porque su maldad ha subido hasta mí. (3)
Pero Jonás se levantó y para huir de la presencia de Yahvéh fua a Tarsis; descendió a Jope, y
halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para ir con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová. (4) Pero Yahveh hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en la mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. (5) Los marineros tuvieron miedo y cada uno clamaba a su dios; echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarse de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, se había acostado, y dormía profundamente.
(6) Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: -¿Qué haces aquí, dormido? Levántate, y clama a tu Dios; quizás él se acordará de nosotros, y no pereceremos-. (7) Le dijeron cada uno a su compañero: -Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal-. Jugaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. (8) Entonces le dijeron ellos: -Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?- (9) Él les respondió: -Yo soy hebreo, y temo a Yahveh, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra-. (10) Entonces aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: -¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado-. (11) Y le dijeron: -¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete?-. Porque el mar se iba embraveciendo más y más. (12) Él les respondió: -Tomadme y echadme al mar, y el mar se aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros-. (13) Con todo, aquellos hombres remaron con ahínco para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos. (14) Por lo cual clamaron a Jehová y dijeron: -Te rogamos ahora, Yahvéh que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Yahveh eres el que ha obrado conforme a tu beneplácito. (15) Así que tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; que se aquietó de su furor. (16) Temieron aquellos hombres a Yahveh con gran horor, y le ofrecieron sacrificios, e hicieron votos. (17) Pero Yahveh tenía preparado un gran pez que se tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches".
Oración de Jonás (2)
(1) Entonces oró Jonás a su Dios Yahveh desde el vientre del pez, (2) y dijo: -Invoqué en mi angustia a Yahveh, y él me oyó. Desde el seno del Seol clamé, y oíste mi voz. (3) Me echaste a lo más hondo en medio de los mares, y me rodeó la corriente. Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. (4) Entonces dije: Soy rechazado de delante de tus ojos; mas todavía miraré hacia tu santo templo. (5) Las aguas me rodearon hasta el alma; rodeóme el abismo y las algas se enredaron a mi cabeza. (6) Descendí a los cimientos de los montes; la tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Yahveh Dios mío. (7) Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Yahveh y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. (8) Los que siguen vanidades ilusorias, abandonan su misericordia (9) mas yo te ofreceré sacrificios con voz de alabanza; pagaré lo que prometí, pues a salvación es de Yahveh. (10) Y dio orden Jehová al pez, que vomitó a Jonás en tierra.
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(16b): Sobre los rituales parecidos y el sentido de ofrecer una víctima propiciatoria para acabar con la tempestad, recomendamos leer nuestro artículo 95º:
DEL FARMACÓS Y DEL FÁRMACON -parte segunda-: Sobre el "farmacós" o la inmolación humana (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXVI). ANALIZA LOS SACRIFICIOS HUMANOS EN LAS CEREMONIAS RELIGIOSAS, Y SUS SUSTITUCIÓN POR LA DE ANIMALES ENTRE PUEBLOS ABRAHÁMICOS. Para leerlo pulsar a continuación: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/del-farmacos-y-del-farmacon-parte.html
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(17): A CONTINUACIÓN RECOJO ENTERAMENTE LO QUE ESCRIBE FLAVIO JOSEFO ENTORNO A ESTE PASAJE DE LA HISTORIA DE EGIPTO DE MANETO (o Manetón):
FLAVIO JOSEFO : CONTRA APIÓN (SOBRE LA ANTIGÜEDAD DEL PUEBLO JUDÍO) Libro I
(fuente: 5 volúmenes traducidos del griego al español por Luis Farré. (Buenos Aires: Acervo Cultural / Editores, 1961.) Vol. 5: Contra Apión)
26. (227) Mencionare especialmente a uno que poco antes presenté como testigo de nuestra antigüedad. (228) Me refiero a Maneto, que afirma exponer la historia de Egipto de acuerdo con sus libros sagrados. Confiesa que nuestros progenitores llegaron a Egipto en muchas decenas de miles y que sometieron a sus habitantes; luego reconoce que posteriormente salieron de aquella región y ocuparon la zona que ahora se denomina Judea, y luego de edificar Jerusalén levantaron el Templo. Hasta aquí siguió las historias antiguas. (229) Después, abusando de su licencia, quiere aparecer recogiendo todos los rumores y las fábulas que circulaban en el exterior acerca de los judíos, e inserta hechos increíbles, intentando mezclarnos con la multitud de egipcios leprosos y afectados por otras enfermedades que fueron obligados, según dice, a escapar de Egipto. (230) Agrega el nombre de un rey imaginario, Amenofis, sin atreverse a decir la época de su reinado, a pesar de que en todo lo demás procede cuidadosamente; a todo esto agrega varias fábulas, olvidando que previamente había dicho que quinientos dieciocho años antes había acaecido la salida de los pastores hacia Jerusalén. (231) El rey de Egipto, cuando salieron, era Tutmosis. Según el autor los reinados subsiguientes abarcaron un lapso de trescientos noventa y tres años hasta llegar a los hermanos Setón y Hermeo; a Setón lo denomina Egipto, a Hermeo Danao. A este último lo expulsó Setón, quien reinó cincuenta y nueve años, y luego lo hizo su hijo mayor Rampsés, durante sesenta y seis años. (232) Reconoce que nuestros antepasados salieron de Egipto antes de este período, luego supone al tal rey Amenofis; dice que éste anhelaba poder contemplar a los dioses, como lo había hecho Oro, uno de sus predecesores y que comunicó este su deseo a un hijo de un tal Paapis, que también se llamaba Amenofis y que, a su parecer, participaba de la naturaleza divina, a causa de su sabiduría y conocimiento de lo futuro. (233) Y éste habría dicho al rey, que podría contemplar a los dioses, si limpiaba al país de los leprosos y de todos los impuros. (234) El rey, muy satisfecho con esto, afirma que congregó a todos los afectados por alguna enfermedad corporal que se encontraban en Egipto; se reunió una multitud de ochenta mil. (235) Los envió a las canteras, a la parte oriental del Nilo, para que trabajaran igual que los otros egipcios enviados allí. Dice que entre ellos habla algunos sacerdotes eruditos enfermos de lepra. (236) Pero aquel sabio y mago Amenofis temió concitar la ira de los dioses contra él y el rey, si pareciera que se les hubiese hecho violencia. Agregó, además, a su predicción, que cierto pueblo acudiría en ayuda de los impuros, conquistaría a Egipto y lo mantendría bajo su dominio durante trece años. Pero no se atrevió a decir todo esto al rey, sino que lo dejó por escrito y luego se suicidó. Por este motivo el rey quedó desconsolado. (237) Luego escribe textualmente: “Después de estar mucho tiempo trabajando en las canteras, pidieron al rey que les diera para su descanso y seguridad una ciudad. Les otorgó la ciudad de Avaris, que había sido abandonada por los pastores. Esta ciudad, según la antigua teología, era la de Tifón. (238) Una vez en la misma, consideraron que el lugar era adecuado para revueltas; nombraron jefe a Osarsif, uno de los pontífices heliopolitanos y juraron que lo obedecerían en todo. (239) Este les puso como primera ley que no adoraran a los dioses, y que no se abstuvieran de aquellos animales que entre los egipcios eran considerados especialmente sagrados, sino que mataran y consumieran animales de toda clase; además que no tuvieran relación sexual con nadie que no fuera de su misma secta. (240) Ordenó estas cosas y muchas otras contrarias a las costumbres de los egipcios; luego ordenó que con la cooperación de muchos se levantaran los muros de la ciudad y se prepararan a guerrear contra el rey Amenofis. (241) Osarsif, habiendo tomado consigo otros sacerdotes y algunos de los manchados, envió legados a los pastores que, habiendo sido expulsados por Tutmosis, se retiraron a la ciudad denominada Jerusalén. Después de exponer la manera ignominiosa como los habían tratado, les pidió que emprendieran una expedición a Egipto. (242) Les prometió que primeramente los llevaría a su antigua patria Avaris y les proporcionaría en abundancia todo lo necesario, y cuando fuera necesario pelearían con ellos; y que podrían someter fácilmente al país. (243) Ellos se alegraron sobremanera y muy gozosos, en número de doscientos mil, salieron y poco después llegaban a Avaris. Amenofis rey de los egipcios, así que oyó hablar de la invasión, se sintió muy desanimado, porque recordó lo que había predicho Amenofis hijo de Paapis. (244) Primeramente congregó al pueblo y celebró asamblea con sus príncipes, y se hizo traer los animales sagrados, especialmente aquellos que se adoraban en los templos; ordenó a cada uno de los sacerdotes que ocultaran bien los simulacros de los dioses. (245) Procuró que se trasladara a casa de un amigo a su hijo Setón, de cinco años de edad, que se llamaba Rameses por su abuelo Rampsés. Él salió con los demás egipcios, en número de trescientos mil guerreros ejercitados; sin embargo, al encontrarse con los enemigos no luchó. Pensando que lucharía contra los dioses, (246) retrocedió y se dirigió a Menfis. Habiendo tomado consigo a Apis y a los demás animales sagrados que hizo conducir a su lado, se trasladó a Etiopía con todo el ejército y la multitud de egipcios. El rey de los etíopes le estaba obligado por un gran número de beneficios. (247) Lo recibió y ordenó a todo el pueblo que le entregara lo necesario para el sostén de aquellos hombres, así como también ordenó que se le entregaran las ciudades y pueblos que fueran necesarios hasta que pasara la fatalidad de aquellos trece años. Ordenó también al ejército etíope que custodiara a Amenofis y a sus soldados instalando un campamento en los límites con Egipto. (248) Estas son las cosas que acontecieron en Etiopía. Cuando vinieron los solimitanos con los egipcios manchados trataron tan mal a los hombres, que causaron una impresión pésima, en todos los que observaron su impiedad. (249) No satisfechos con incendiar las ciudades y los poblados, y con cometer sacrilegios y derribar los simulacros de los dioses, usaron los mismos para asar la carne de los animales sagrados a los que se tributaba culto divino, y obligaron a los sacerdotes y profetas a que los mataran y luego los expulsaron desnudos del país. (250) Se dice que el gobernante era legislador, sacerdote, de origen heliopolitano; se llamaba Osarsif, por Osiris, dios de la ciudad de Heliópolis, pero cambió de nombre y se llamó Moisés.”
27. (251) Esto es lo que los egipcios cuentan de los judíos, además de muchas otras cosas, que omito en beneficio de la brevedad. También dice Maneto que posteriormente Amenofis regresó de Etiopía con un gran ejército, así como su hijo Rampsés con otro ejército; una vez que entraron en lucha con los pastores y los impuros los vencieron, mataron a muchos de ellos y los persiguieron hasta los límites de Siria. (252) Estas y otras cosas similares escribió Maneto. Probaré que dice embustes y notorias mentiras, pero haré primero una distinción relativa a lo que más adelante diré. Nos concede y reconoce, que nuestro pueblo no es de origen egipcio, que nuestros antepasados procedían de otra parte y que ocuparon Egipto y luego salieron de allí. (253) Pero que los enfermos egipcios no se mezclaron con nosotros, que Moisés que condujo al pueblo, no fue su jefe, sino que los precedió en muchas generaciones, me esforzaré en demostrarlo con los mismos relatos de Maneto.
28. (254) La causa que da como punto de partida de su fábula es algo ridículo. Dice: “El rey Amenofis deseaba ver a los dioses.” ¿A cuáles? Si a los que ellos aceptaban, el buey, el macho cabrío, los cocodrilos y los cinocéfalos, ya los veía. (255) En cuanto a los dioses celestes, ¿cómo podía verlos? ¿Cómo concibió este deseo? Precisamente porque antes otro rey los había visto. Por él había sabido cómo eran y cómo los había visto; de tal manera que no necesitaba nuevos artificios para verlos. (256) Pero quizá se diga que hay que tener en cuenta a aquel mago sabio, por cuyo intermedio esperaba poderlo lograr. Si así fuera, ¿cómo no supo con antelación que esto no llegaría a acontecer, pues de hecho no aconteció? Luego, ¿por qué motivo los dioses escapaban a la visión de sus ojos por la presencia de los mutilados y leprosos? A los dioses no les indignan los cuerpos mutilados o debilitados sino la perversidad. (257) ¿Luego quién logró que ochenta mil leprosos y enfermos se reunieran casi en un día? ¿O por qué el rey no cumplió las instrucciones del mago? Pues el vate había indicado que los enfermos fueran expulsados de Egipto; sin embargo, el rey ordenó que los enviaran a las canteras, como si necesitara obreros y no purificar la región. (258) Afirma también que el mago se mató, al prever la ira de los dioses y los males que iban a acontecer en Egipto, predicción que dejó por escrito al rey. ¿Cómo el mago no supo su muerte desde el principio? (259) ¿Cómo no se opuso al deseo del rey que quería ver a los dioses? ¿A qué venía el miedo por calamidades que no iban a acontecer en su época? ¿Qué mal grave lo estaba amenazando, que fuera peor que el que él mismo se apresuró a infligirse? (260) Pero veamos ahora la mayor tontería de todas. Aunque informado de estos hechos, y temeroso de lo que podría ocurrir, tampoco se decidió a expulsar de la ciudad a aquellos enfermos de los cuales debía limpiar a Egipto, sino que a su pedido, como dice, les entregó la ciudad que otrora habitaran los pastores, cuyo nombre era Avaris. (261) Reunidos en ella eligieron como jefe a uno que fuera en otro tiempo sacerdote en Heliópolis. Y éste fue el que les enseñó a que no rindieran culto a los dioses, ni se abstuvieran de los animales adorados en Egipto, sino que los mataran y consumieran, y que no se unieran sino con los que fueran de la misma secta. Por intermedio de un juramento los obligó a perseverar en estas leyes. Luego de fortificar a Avaris, declaró la guerra al rey. (262) Luego agrega: “Envió delegados a Jerusalén, pidiendo a sus ciudadanos que se le unieran, prometiéndoles entregarles Avaris, antigua patria de los que iban a venir desde Jerusalén. Si atacaban, desde allí podrían someter todo el Egipto.” (263) Después añade:
Se presentaron con doscientos mil soldados, pero el rey de los egipcios, Amenofis, siendo de opinión que no tenía que luchar con los dioses, se fugó sin pelear a Etiopía y allí entregó el buey Apis con otros animales sagrados a los sacerdotes, y dio orden de que los guardaran.” (264) Y a continuación: “Así que vinieron los jerosolimitanos destruyeron las ciudades, incendiaron los templos y mataron a los jinetes, sin abstenerse de ninguna iniquidad o crueldad. (265) El que les dio la forma de gobierno y las leyes era de origen heliopolitano, de nombre Osarsif, nombrado así por el dios heliopolitano Osiris. Luego, habiendo cambiado de nombre, se llamó Moisés. (266) Amenofis, en el año decimotercero, pues éste era el lapso decretado por los hados para que fueran expulsados del reino, avanzó desde Etiopía con grandes tropas y en el encuentro con los pastores y los impuros triunfó de ellos en la guerra y mató a muchos, persiguiéndolos hasta los límites de Siria.”
29. (267) En todo esto no se dio cuenta que mentía sin el menor asomo de verosimilitud. Los leprosos y la multitud que estaba con ellos, aunque al principio se indignaron con el rey y con aquello que los trataron mal, incluso de acuerdo con la predicción del mago, sin embargo cuando se los eximió de trabajar en las canteras y recibieron de él una ciudad y una región, no hay duda que tendrían sentimientos más pacíficos. (268) En el supuesto de que lo odiaran, habrían intrigado solamente contra él, sin hacer la guerra a todos, pues no hay duda que les quedarían muchos parientes en el país. (269) Pero, aunque decidieran luchar contra los hombres, no había motivo para que lucharan contra sus mismos dioses y adoptaran leyes contrarias a las propias, con las que habían sido educados. (270) Debemos agradecer a Maneto el que diga que los jefes de esta trasgresión fueron, no los que vinieron de Jerusalén, sino los mismos egipcios, y entre ellos especialmente fueron los sacerdotes quienes lo imaginaron todo y obligaron a la multitud con juramento. (271) Pero es contrario a la razón suponer que ninguno de los familiares o amigos de esa gente se plegara a la revuelta ni participara en los peligros, y que los maculados tuvieran que enviar a Jerusalén a pedir ayuda. (272) ¿Qué clase de parentesco o amistad había anteriormente entre ellos? Al contrario, eran enemigos, y muy disímiles en sus costumbres. Ellos, dice, sin demora estuvieron listos a obedecerlos, inducidos por la promesa de que llegarían a ocupar Egipto. Como si no conocieran suficientemente el país, del cual fueron expulsados por la fuerza. (273) Si su vida hubiera sido miserable o en trance de necesidad, quizá se expusieran al peligro. Viviendo en una ciudad feliz y en un país suficientemente grande, mejor que Egipto, ¿qué razón había para que se expusieran al peligro, corriendo a ayudar a los que habían sido sus enemigos, y que además estaban enfermos, atacados por enfermedades que ninguno de ellos estaba dispuesto a tolerar? Porque ellos no podían prever que el rey iba a evadirse. (274) Al contrario, dice el mismo Maneto, que el hijo de Amenofis les salió al encuentro en Pelusio con trescientos mil hombres. Esto era sabido por todos los que habían penetrado en el país. ¿Cómo podían conjeturar su cambio de propósito y huída? (275) Luego dice que después de ocupar los graneros de Egipto, el ejército de los jerosolimitanos ocasionó grandes daños. Les reprueba estos hechos, como si no los hubiera introducido él mismo en calidad de enemigos, o como si se pudiera tachar de crimen lo que hacían los que habían sido llamados para eso del exterior, cuando lo mismo hicieron y juraron que lo harían en adelante los egipcios. (276) “Después de un t iempo, dice, atacó a los enemigos, los venció, mató a muchos, los puso en fuga y los persiguió hasta Siria.” Como si fuera tan fácil capturar a Egipto, y aun procediendo de cualquier parte; (277) pero los que entonces lo habían conquistado, informados de que Amenofis vivía, no protegieron los caminos procedentes de Etiopía, a pesar de que estaban bien preparados para ello, ni se preocuparon de reunir más tropas. “El rey los persiguió, dice, hasta Siria, matándolos, a través del desierto arenoso.” Esto es, por lugares por donde a un ejército le sería difícil pasar, incluso sin lucha.
30. (278) Pero según Maneto ni nuestra raza es oriunda de Egipto, ni se produjeron mezclas. Es verosímil que muchos de los leprosos y enfermos hayan perecido en las canteras, pues estuvieron allí por largo tiempo y fueron tratados duramente; muchos otros murieron en las luchas que tuvieron lugar posteriormente y muchos otros durante la fuga.
31. (279) Me resta refutar lo que dice de Moisés. A este hombre los mismos egipcios lo consideran admirable y divino; con increíble malignidad quieren hacerlo suyo, diciendo que era de Heliópolis, uno de los sacerdotes del lugar, expulsado con los demás a causa de la lepra. (280) Consta en sus anales que vivió quinientos dieciocho años antes y que condujo a nuestros padres de Egipto hacia la región donde ahora estamos. (281) Sus propias palabras prueban que no sufría de esta enfermedad. Prohibió que los enfermos de lepra vivieran en ciudades o poblados; debían andar solos y con los vestidos desgarrados. Cualquiera que los tocara, o viviera bajo su mismo techo, sería también considerado impuro. (282) Si un leproso sanaba de la enfermedad y el cuerpo volvía a su estado normal, debía pasar por ciertas purificaciones, lavarse en agua de fuente, cortarse todo el pelo y ofrecer muchos sacrificios de diversas clases, ante de ser admitido en la ciudad santa. (283) Era lógico que el que hubiera estado sometido a tamaña calamidad, fuera solícito y humano con aquellos que estuvieran afligidos por el mismo mal. (284) Pero no sólo dispuso lo mencionado con relación a los leprosos, sino que no admitió en las funciones sagradas a los que estuvieran mutilados en la más mínima parte del cuerpo; incluso si algún sacerdote dedicado a las funciones sagradas sufre un accidente, Moisés ordenó que fuera privado del honor. (285) ¿Es verosímil que diera leyes contra sí mismo, para su oprobio y daño? (286) Maneto, además, le muda el nombre de la manera más inverosímil. Dice que se llamaba Osarsif, nombre nada semejante al que reemplaza. Su verdadero nombre, Moisés, significa salvado de las aguas; pues los egipcios llaman moy al agua. (287) Espero haber demostrado suficientemente que Maneto, cuando se atiene a los anales de los antiguos, no se aleja mucho de la verdad; pero cuando acude a las fábulas de autores desconocidos, las combina de un modo poco verosímil o presta fe a aquellos que las narraron por odio a nuestro pueblo.
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(18): Así es como se describe la famosa Tiro, fundada por Hiram en el siglo X a.C.; construida a unas millas de la costa, en mitad de mar, aprovechado unas rocas y sobre las que desarrolla una ciudadela que envuelve puertos, casas y fortalezas de un modo inexpugnable. Tanto, que realmente no lograron tomar Tiro ni los griegos de Alejandro; debiendo rendirlo por asedio para llegar a pactos.
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(19): Fue Sabatino Moscati, quien afirma que la conjunción de Canaaneos (marinos) unidos a los Pueblos del Mar, conformaron Fenicia. A mi juicio, hay otros factores que se unen para lograr esta civilización púnica. Uno de ellos, el componente egipcio (al ser Tiro y Sidón los puertos sustitutos de Biblos), tanto como unos rasgos unidos al Egeo (donde los fenicios asientan sus primeras colonias); teniendo una gran influencia cretochipriota. De tal manera podríamos decir que Fenicia se forma de la unión entre canaaneos costeros y Pueblos del Mar; tras heredar el mundo cretochipriota (con la caída de las civilizaciones micénicas y chipro-minóicas) y por a intercesión de Egipto, que toma como comerciantes y banqueros a los llegados a sus tierras desde Tiro y Sidón.
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(20): JUECES 13-16; la historia de Sansón:
Jueces 13-16 Reina-Valera:
Nacimiento de Sansón - 13
1 Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años. 2 Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. 3 A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. 4 Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. 5 Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos. 6 Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre. 7 Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte. (...) 12 Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él? 13 Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije. 14 No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé. 15 Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito. 16 Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová. (...) 21 Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová. 22 Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto. 23 Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto. 24 Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. 25 Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.
Sansón y la mujer filistea de Timnat - 14
1 Descendió Sansón a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos. 2 Y subió, y lo declaró a su padre y a su madre, diciendo: Yo he visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer. 3 Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada. 4 Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de Jehová, porque él buscaba ocasión contra los filisteos; pues en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel. 5 Y Sansón descendió con su padre y con su madre a Timnat; y cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un león joven que venía rugiendo hacia él. 6 Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. 7 Descendió, pues, y habló a la mujer; y ella agradó a Sansón. 8 Y volviendo después de algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león; y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un panal de miel. 9 Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando alcanzó a su padre y a su madre, les dio también a ellos que comiesen; mas no les descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo del león. 10 Vino, pues, su padre adonde estaba la mujer, y Sansón hizo allí banquete; porque así solían hacer los jóvenes. 11 Y aconteció que cuando ellos le vieron, tomaron treinta compañeros para que estuviesen con él. 12 Y Sansón les dijo: Yo os propondré ahora un enigma, y si en los siete días del banquete me lo declaráis y descifráis, yo os daré treinta vestidos de lino y treinta vestidos de fiesta. 13 Mas si no me lo podéis declarar, entonces vosotros me daréis a mí los treinta vestidos de lino y los vestidos de fiesta. Y ellos respondieron: Propón tu enigma, y lo oiremos. 14 Entonces les dijo: Del devorador salió comida, /// Y del fuerte salió dulzura. /// Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días. /// 15 Al séptimo día dijeron a la mujer de Sansón: Induce a tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos? 16 Y lloró la mujer de Sansón en presencia de él, y dijo: Solamente me aborreces, y no me amas, pues no me declaras el enigma que propusiste a los hijos de mi pueblo. Y él respondió: He aquí que ni a mi padre ni a mi madre lo he declarado, ¿y te lo había de declarar a ti? 17 Y ella lloró en presencia de él los siete días que ellos tuvieron banquete; mas al séptimo día él se lo declaró, porque le presionaba; y ella lo declaró a los hijos de su pueblo. 18 Al séptimo día, antes que el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron: ¿Qué cosa más dulce que la miel? /// ¿Y qué cosa más fuerte que el león? mi él les respondió: /// Si no araseis con mi novilla, /// Nunca hubierais descubierto mi enigma. 19 Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y descendió a Ascalón y mató a treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se volvió a la casa de su padre. 20 Y la mujer de Sansón fue dada a su compañero, al cual él había tratado como su amigo.
Sansón y los filisteos - 15
1 Aconteció después de algún tiempo, que en los días de la siega del trigo Sansón visitó a su mujer con un cabrito, diciendo: Entraré a mi mujer en el aposento. Pero el padre de ella no lo dejó entrar. 2 Y dijo el padre de ella: Me persuadí de que la aborrecías, y la di a tu compañero. Más su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, pues, en su lugar. 3 Entonces le dijo Sansón: Sin culpa seré esta vez respecto de los filisteos, si mal les hiciere. 4 Fue Sansón y cazó trescientas zorras, y tomó teas, y juntó cola con cola, puso una tea entre cada dos colas. 5 Después, encendiendo las teas, soltó las zorras en los sembrados de los filisteos, y quemó las mieses amontonadas y en pie, viñas y olivares. 6 Dijeron los filisteos: ¿Quién hizo esto? Y les contestaron: Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero. Y vinieron los filisteos y la quemaron a ella y a su padre. 7 Entonces Sansón les dijo: Ya que así habéis hecho, juro que me vengaré de vosotros, y después desistiré. 8 Y los hirió cadera y muslo con gran mortandad; y descendió y habitó en la cueva de la peña de Etam. Sansón derrota a los filisteos en Lehi 9 Entonces los filisteos subieron y acamparon en Judá, y se extendieron por Lehi. 10 Y los varones de Judá les dijeron: ¿Por qué habéis subido contra nosotros? Y ellos respondieron: A prender a Sansón hemos subido, para hacerle como él nos ha hecho. 11 Y vinieron tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto? Y él les respondió: Yo les he hecho como ellos me hicieron. 12 Ellos entonces le dijeron: Nosotros hemos venido para prenderte y entregarte en mano de los filisteos. Y Sansón les respondió: Juradme que vosotros no me mataréis. 13 Y ellos le respondieron, diciendo: No; solamente te prenderemos, y te entregaremos en sus manos; mas no te mataremos. Entonces le ataron con dos cuerdas nuevas, y le hicieron venir de la peña. 14 Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos. 15 Y hallando una quijada de asno fresca aún, extendió la mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres. 16 Entonces Sansón dijo: Con la quijada de un asno, un montón, dos montones; /// Con la quijada de un asno maté a mil hombres. 17 Y acabando de hablar, arrojó de su mano la quijada, y llamó a aquel lugar Ramat-lehi.[a] 18 Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos? 19 Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó. Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore,[b] el cual está en Lehi, hasta hoy. 20 Y juzgó a Israel en los días de los filisteos veinte años.
Sansón en Gaza (Sansón y Dalila)- 16
1 Fue Sansón a Gaza, y vio allí a una mujer ramera, y se llegó a ella. 2 Y fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y lo rodearon, y acecharon toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo: Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos. 3 Mas Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.
Sansón y Dalila
4 Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila. 5 Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata. 6 Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado. 7 Y le respondió Sansón: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres. 8 Y los príncipes de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban enjutos, y ella le ató con ellos. 9 Y ella tenía hombres en acecho en el aposento. Entonces ella le dijo: !!Sansón, los filisteos contra ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando toca el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza. 10 Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme, pues, ahora, te ruego, cómo podrás ser atado. 11 Y él le dijo: Si me ataren fuertemente con cuerdas nuevas que no se hayan usado, yo me debilitaré, y seré como cualquiera de los hombres. 12 Y Dalila tomó cuerdas nuevas, y le ató con ellas, y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y los espías estaban en el aposento. Mas él las rompió de sus brazos como un hilo. 13 Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de mi cabeza con la tela y las asegurares con la estaca. 14 Y ella las aseguró con la estaca, y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar con la tela. 15 Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. 16 Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. 17 Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres. 18 Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los principales de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero. 19 Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él. 20 Y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él. 21 Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel. 22 Y el cabello de su cabeza comenzó a crecer, después que fue rapado.
Muerte de Sansón
23 Entonces los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón su dios y para alegrarse; y dijeron: Nuestro dios entregó en nuestras manos a Sansón nuestro enemigo. 24 Y viéndolo el pueblo, alabaron a su dios, diciendo: Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, y al destruidor de nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de nosotros. 25 Y aconteció que cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos divierta. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos; y lo pusieron entre las columnas. 26 Entonces Sansón dijo al joven que le guiaba de la mano: Acércame, y hazme palpar las columnas sobre las que descansa la casa, para que me apoye sobre ellas. 27 Y la casa estaba llena de hombres y mujeres, y todos los principales de los filisteos estaban allí; y en el piso alto había como tres mil hombres y mujeres, que estaban mirando el escarnio de Sansón. 28 Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos. 29 Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra. 30 Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida. 31 Y descendieron sus hermanos y toda la casa de su padre, y le tomaron, y le llevaron, y le sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años.
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(21): Muchos son los ritos y mitos acerca del pelo masculino y la fuerza o el poder del guerrero. Entre ellos, destaca la costumbre de la casta SIC en la India, que al ser la casta guerrera prohibe cortarse el pelo a sus hombres; quienes desde niños lo llevan en un moño sobre la cabeza y al pasar a adultos o esconderán bajo un turbante. Los mitos acerca de esta fuerza escondida en el cabello son interminables, y existían costumbres tales como la tonsura. En algunas ocasiones obligada para los iniciados en la guerra, aunque en otras el hecho de ser tonsurado significaba que debían dejar el trono o los títulos. Así le sucedió al rey godo Wamba, quien tras emborracharse fue tonsurado por quienes le dieron el alcohol y tuvo que dejar de reinar, para ingresar en un convento como monje (donde terminaría sus días). Una historia real y sucedida en la Hispania de hace mil trescientos años, que mucho nos recuerda a la de Sansón. Tan extraña como real y que termina concediendo la santidad al rey godo Wamba, venerado como San Bamba desde la Edad Media.
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(22): POR LA IMPORTANCIA DE CUANTO EXPONEMOS EN ESTE ARTÍCULO MENCIONADO, A CONTINUACIÓN ICLUYO ALGUNOS DE SUS PÁRRAFOS:
3) PELASGOS, DANAOS Y TROYANOS (Peleset, Danuna y Tjeser). Los Pueblos del Mar asentados en Canaán.
Hemos de considerar a los mencionados filisteos, danuna y tjeser establecidos a comienzos del siglo XII a.C. junto a los judíos, como los herederos de las principales civilizaciones marineras que gobernaron el Egeo durante parte del II milenio a.C. -llamados comúnmente micenios (minoico-micenios)-. Culturas que sabemos, fueron destruidas al menos en dos ocasiones: Primero durante la "caida" del imperio Minoico (propiamente) con la explosión del volcán Tera-Santorino, que asoló la zona en el siglo XVII a.C. y posteriormente con la invasión doria, que acaba con Micenas unos quinientos años después. Sobre el cataclismo del Tera, que se fecha comunmente en el XVII a.C. (aunque otros investigadores lo datan un siglo más tarde) se corresponde con la etapa que cierra el periodo cretochipriota denominado Protopalacial y que había comenzado en el siglo XXI a.C.. Época del verdadero reino de Minos que termina con la erupción del mencionado volcán que hizo nacer la actual isla de Santorini hacia el 1650 a.C. a la que siguió un siglo de rehabilitaciones denominado Neopalacial, llegando finalmente en el XV a.C. el dominio de Micenas sobre Creta. Civilización que se mantuvo como dueña del Egeo hasta la aparición del Hierro (o hasta Troya, que se fecha en el 1212 a.C.).
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Momento este en el que se vuelven a destruir las culturas herederas de las minoicas, cuando las invaden y asolan los dorios. Obligando por entonces a los micenios supervivientes a huir de sus tierras; migraciones y gentes a las que el historiador francés Emmanuel Rougé etiquetó hace unos ciento cincuenta años, como los "Pueblos del Mar". Así los textos egipcios, los de Ugarit o La Biblia, recuerdan como marineros errantes y sin hogar, vagaron desde el siglo XIII al XI a.C., luchando y buscando un lugar donde asentarse. Pudiendo considerarse al llamado Filisteo como el principal de aquellos y que tras su huida de la expansión del hierro desde las zonas griegas, logra establecerse junto a los Danuna y Tejeser, en la zona costera de Canaán. Siendo los denominados "Peleset" originarios principalmente de la Kaftor minoica (Creta) y con los que en los decenios siguientes sus vecinos judíos tuvieron que resolver varios conflictos culturales y fronterizos. Hasta que finalmente, los filisteos fueron en su mayor parte vencidos y asimilados entre los semitas que habitaban Canaán. Tanto que se afirma, hacia el 1050 a.C., ya estaban mezclados con los israelitas y tenían religion y ritos en común; algo que igualmente hubo de suceder con los Tjeser y sobre todo con los Danuna, que se tienen por la Tribu de Dan.
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Sea como fuere, el contacto entre estos pueblos filisteos (egeos o micénicos) y los israelitas -incluso con el pueblo de Abraham-, parece que era ancestral. Así la Biblia cita claramente pactos entre ese patriarca de los judíos y el rey de los "philisteos" al que denomina Abimeleq. Del mismo modo que menciona iguales alianzas habidas entre el hijo de Abraham (Isaac) y el descendiente de Abimeleq -al que da un mismo nombre que su padre-. Hechos estos que se recogen en el Génesis (XX y XXVI) y que determinan claramente que entre los judíos y aquellas gentes que consideramos eran los egeos de Creta (pelasgos minóicos) había una estrecha unión. Tanta que se dice claramente en el Antiguo Testamento que Abraham y su hijo Isaac habitaron en los dominios de aquellos reyes Abimeleq. Un territorio llamado Gerar y que les fue cedido por el rey de los filisteos, con los que pactaron y se mantuvieron en paz. Área que consideramos eran tierras dominadas o gobernadas por los minóicos o los cretochipriotas entre los siglos XVIII al XVI a.C. (cuando podemos situar la existencia legendaria e histórica de los mencionados patriarcas Abraham e Isaác).
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Indicando todo ello el estrecho lazo existente entre el pueblo de Israel y el cretochipriota del II milenio a.C.; el filisteo, cuyo comercio se centraba en la venta de metales a Egipto; por lo que obligadamente hemos de suponer que unos y otros tenían asentamientos en la zona central de Oriente Medio. Puertos desde donde cargar y descargar los minoicos sus mercancías, para lo que necesariamente habrían de pactar con los pueblos mercaderes y que vivían en este área. Gentes dedicados a las caravanas y al pastoreo, cuya riqueza procedia en gran parte del comercio y de organizar viajes para intermediar entre Mesopotamia y Oriente Medio (Creta, Egipto y Babilonia). Siendo históricamente comprensibles y plausibles los hechos que nos narra el Antiguo Testamento, al exponer que Abraham e Isaac se establecieron en tierras de los filisteos, donde pactaron para vivir con ellos, gracias a lo que logran un gran progreso. Todo lo que con seguridad se refiere a un comercio común establecido desde los siglos XVIII al XVI a.C. entre los minoicos y las tribus canaanitas más avanzadas, procedentes de Mesopotamia (los pueblos llamados abrahámicos).
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4)- DE LOS DANAOS Y LA TRIBU DE DAN; DE LOS FILISTEOS Y GOLIAT (los descendientes de Micenas afincados en Canaán y su aportación a la apertura de rutas comerciales hacia Tartessos).
Por cuanto decimos, creemos que podría identificarse perfectamente este Abilemec con antiquísimos monarcas micénios, cuyos más arcaicos representantes comunmente se recuerdan con el nombre de Melisos o Meliseos. Por considerar el mito minóico que el comienzo de la civilización se produjo gracias a un gobernante que enseñó la apicultura y de allí, que los primeros reyes legendarios (de Creta) tuvieran un nombre relacionado con las abejas o la miel. Siendo así, identificamos el Abimelec bíblico con el Abas-Meliseo de Creta, el monarca más antiguo de aquella isla y padre de la civilización minoica. Algo que confirmaría el pleno contacto de los israelitas con los micénios desde tiempos inmemoriales y que explicaría por qué encontraron refugio en sus tierras. Por su parte y sobre estos llegados desde el Egeo y asentados entre los judíos hacia el 1180 a.C.; sabemos a través de los restos hallados en los yacimientos, que eran de origen micénico. Ya que las cerámicas y los objetos que aparecen en tierras de los mencionados Filisteos -de los Dan (danaos) y otras gentes huidas hasta las costas de Israel en el siglo XII a.C.- son claramente micénicas (cretochipriotas o anatólicas).
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Ello concuerda con lo que mencionan Las Sagradas Escrituras hablando Jeremías de que los filisteos eran "un resto de los de Kaftor". Por su parte, el Génesis narra que los filisteos y los kaftoritas descendían de Kasluhies, cuyo padre era Egipto -Misraim- . Habiendo de entenderse esta Kasluhies fuera la misma Chipre, o bien Biblos ("hijas" de el Nilo). Sobre todo ello, Sandars especifica que "el nombre de Kaptara (Caftor), tras la segunda mitad del II milenio a.C. se amplia al Egeo y no solo a Creta". Comentando el mismo autor acerca de aquellos pueblos asentados junto a los israelitas y en la cuenca de Canaan en estos siglos, que eran incircuncisos y de religión cercana a la canaanea; añadiendo que "lo poco colegirse de su lengua parece apuntar hacia Anatolia", tanto como sus señores eran llamados en idioma protoindoeuropeo "Seren" . Esta última apreciación de Sandars es de gran importancia, puesto que tal como nos indica, eran gentes de idioma y costumbres protoindoeuropeas, iguales a las Egeas del II milenio y por lo tanto muy cercanas a las micenias. Habiendo de considerar que micenios y canaaneos (concretamente israelitas) tenían muchas coincidencias culturales y religiosas -en común-.
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Todo lo que unido a las cerámicas de tipología cretense y chipriota halladas en los asentamientos de los filisteos, danaos y Pueblos del Mar afincados en la costa de Israel, explica claramente que se trata de gentes huidas desde el Egeo -Creta y Chipre-. Algo que atestiguan las piezas de barro filisteas, que estudió Furumark; profesor que las relaciona claramente con la tipología "micénica III, CIb" (13) . De un modo igual a como lo hace Muhly, que considera toda la cerámica de estos pueblos aparecidos en las costas junto a Israel en el siglo XII a.C., una simple variante de la de Micenas. Por su parte y en lo que se refiere a las influencias y gentes venidas desde el cercano Chipre (isla que compartió la civilización de Creta), Sandars se expresa del siguiente modo: "Chipre desempeñó una función fundamental en estos tiempos violentos y confusos. Entre el 1200 y el 1050 a.C. disminuyó la población, se abandonaron los antiguos asentamientos (...) al final solo quedaron un puñado de pueblos que disfrutaban de una civilización material cuyos orígenes al tan nombrado Mundo de la Edad de Bronce Cretense, de Grecia continental, de Siria y Palestina; y de su propio trasfondo chipriota" . Para terminar el mismo autor concluyendo que "Chipre es el presente entre el mundo micénico, Egipto y Palestina" .
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Acerca de las historias o leyendas que quedaron sobre esos micénios (Pueblos del Mar) afincados entre los israelitas, destacan dos muy llamativas. Primero la de Goliat, el héroe homónimo de los filisteos de la ciudad de Galhát. En segundo lugar las referencias a la tribu de Dan, que se sabe o supone originada por los Danaos (de la que trataremos después). Acerca de la preciosa narración de Goliat, hemos de decir que el nombre de este jefe o héroe filisteo es el mismo que el de la tierra donde se asentaron aquellos (Galhat), denominación que hoy ha terminado pronuciándose como Gaza. Siendo muy llamativo que aquella voz en hebreo "GAHLT" se traduce por: "los errantes", "los que peregrinan"; dando a entender que estos "galhat" afincados en las costas de la actual palestina (philistaina) tenían para los israelitas una procedencia y denominación igual a la que les daban en el Nilo (egipcios que denominaban "marineros errantes" a esosque hoy llamamos Pueblos del Mar).
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Por su parte, sobre el gigante Goliat nos cuenta Samuel como aquel habitaba la ciudad de Gat (del mismo nombre al suyo -que sabemos era la de "los errantes"-). Guerrero de enorme fuerza se enfrentó contra el pequeño David, quien pese a su teórica inferioridad le mató con un golpe de honda. Todo lo que comprende y relata de manera figurada la enorme armada y ejércitos que tendrían estos Pueblos del Mar asentados en la franja costera de Israel, a los que los judíos consiguen vencer, probablemente gracias al nuevo armamento de hierro -y las recientes técnicas militares de fines del II milenio a.C.; lo que se quizás se sublima en la honda- . Por su parte, sabemos que los filisteos se gobernaron en forma de ligas (típicamente egea) y en una pentarquía de alianzas promovidas por las cinco ciudades en las que estaban asentados (Asdod, Ascalón, Ecrón, Gaza y Gat; siendo estas dos úlimas las homónimas del gigante Goliat). Aunque aquellas pronto debieron de pactar con las de Israel e incluso asimilarse o incorporarse al territorio judío (que es quizás lo que seguramente narra esta victoria de David).
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Sobre los filisteos, tambien La Biblia menciona otras bellas historias, entre las que destaca la de Sansón. Esta vez un gigante israelita que se enamora de la preciosa filistea a la que descubre el secreto de su fortaleza (que residía en el cabello). Explicando probablemente la narración de Sansón de manera simbólica, como en aquel tiempo una de las formas de integrar a los Pueblos del Mar afincados en la costa e incorporarlos a los judíos, fue la de mezclarse con ellos -o casarse con sus mujeres-. Hecho que motivó seguramente que unos dos siglos después del asentamiendo de los filisteos o de los Danaos en la franja Gaza, ya estuvieran asimilados prácticamente con sus vecinos de Israel.
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Por su parte, el otro importante Pueblo del Mar que fue a parar a las costas cercanas a Judá ya dijimos que era el Danao (que identificamos con los aqueos, denominados en Grecia danaos). Sobre aquellos, se considera que finalmente fueron a vivir a las cercanías del Monte del Golán, territorios que hasta entonces eran fenicios. Allí los danaos se convirtieron en uno de los pueblos de Israel (la Tribu de Dan). Siendo su tierra -Tel Dan- finalmente anexionada por los arameos, a comienzos del siglo IX a.C.. Igualmente se refieren Las Sagradas a los Dan en tiempos de Abraham, lo que a mi modo de ver habríamos de identificar no con la mencionada venida de los aqueos al Golán, sinó con la visita de los pueblos hebreos en épocas arcaicas a zonas del Egeo (es decir a las cercanías de Troya).
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Estos pueblos huidos de Micenas, tanto como la relación entre los judíos y los reyes fenicios (junto a otros hechos) motivaron la estrecha relación entre la Tarshish bíblica (Tartessos) e Israel. Ciudad o territorio allende los mares que se cita en La Biblia más de treinta veces. Pese a ser común la identificación de aquella con la civilización turdetana, hay quienes aún afirman que las naves de Tarshis se tomaban desde el Mar Rojo, teoría que desea situar esa ciudad lejos de la ibérica y en las proximidades el Golfo Arábigo. Aunque en las referencias bíblicas se manifiesta que aquellos barcos de Tarshish salían desde puertos de Gaza -o del litoral mediterráneo israelita-; tanto como se llegaba hasta Tarshish por mediación de los reyes y rutas de Tiro y Sidón (ciudades que como todos sabemos se hallaban en Oriente Medio).
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RESUMEN DE NUESTRO ARTÍCULO:
LOS HEREDEROS DE MICENAS, su establecimiento en Israel y su relación con Tartessos.
Para leerlo pulsar el siguiente enlace:
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(23): Hesiodo, Teog 188-200 // Apolodor I, 13 (nacimiento de Afrodita)
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(24): "Odisea" VI a VII ; XII 388-493 // XIII 1, 187 // XIV 245 y ss // XVIII y XIX
(25): SOBRE LA HISTORIA DE LOS ALEFATOS Y ALFABETOS RECOMENDAMOS LEER:
-Robert Graves, el Alfabeto LOS MITOS GRIEGOS (58) RBA Barcelona 2005
-Reading the Past. I. HODDER Cambridge University Press, 27 nov. 1986
-Early History of the Alphabet: an Introduction to West Semitic Epigraphy and Palaeography. JOSEPH NAVE Jerusalem: Magnes Press - Hebrew University 1982.
-The Story of Writing: Alphabets, Hieroglyphs & Pictograms. ANDREW ROBINSON New York: Thames & Hudson.1995
ACERCA DE PALÁMEDES Y SU SIGNFICADO, CONSULTAR MI TRABAJO EN
JUEGO DE OCA (Fundación Joaquín Díaz, Valladolid 2007) EL JUEGO DE LA OCA Y SU TOTEM ÁNADE.
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(26): JUEGO DE OCA (Urueña, Fund. Joaquín Díaz; Valladolid 2007; artículo "El juego de la
Oca y su totem ánade" Capítulo dedicado a Palámedes.
Ángel Gómez-Morán Santafé
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(27): SOBRE TAMMUZ, recomendamos leer el artículo de Robert Graves en LOS MITOS GRIEGOS -idem (25) : 18, 6-7
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(28): Hesiodo. Teog. 333 /// Apold. Rod. Argo IV
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(29): SOBRE OSIRIS DE BIBLOS Y ADONIS, RECOMENDAMOS LEER
EL CAPÍTULO 13 del libro II (final) : “OSIRIS”
LA RAMA DORADA” de Sir James George Frazer
(México, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA 1944)
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(30): ACERCA DE ESTE TEMA, RECOMENDAMOS LEER EL LIBRO DE
Antonio Piñero “AÑO I” (ed. Laberinto, Madrid 2008).
Capítulo XI, “Las religiones mistéricas”
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(31): Menciones en Reyes y Crónicas, del oro y naves de Tarshis:
1 Reyes (11-13 y 22-24):
(11) La flota de Hiram que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de sándalo, y piedras preciosas. (12) Con la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales, arpas también y salterios para los cantores; nunca vino semejante calidad de madera de sándalo, ni se ha visto hasta hoy así (13) Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso, y todo lo que pidió, además de cuanto le regaló, ella se volvió y se fue a su tierra con sus criados. (22) Porque el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarshish, con la de Hiram. Una vez cada tres años venía la flota de Tarshish y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales. (23) Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría.
2 Cronicas (9; 12-22):
(12) El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y le pidió, más de lo que ella había traído al rey. Después ella se volvió y se fue a su tierra con sus siervos. (13) El peso del oro que importaba Salomón cada año, era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro. (14) sin lo que traían los mercaderes y negociantes; también todos los reyes de Arabia y los gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón.(15) Hizo también el rey Salomón doscientos paveses de oro batido, cada uno de los cuales tenía seiscientos siclos de oro labrado; (16) asimismo trescientos escudos de oro batido, teniendo cada escudo trescientos siclos de oro; y los puso el rey en la casa del bosque del Líbano. (17) Hizo además el rey un gran trono de marfil, y lo cubrió de oro puro.(18) El trono tenía seis gradas, y un estrado de oro fijado al asiento; brazos a uno y otro lado de este y dos leones que estaban junto a los brazos. (19) Había también allí doce leones sobre las seis gradas, a uno y otro lado. Jamás fue hecho trono semejante en reino alguno. (20) Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano, de oro puro. En los días de Salomón la plata no era apreciada. (21) Porque la flota del rey iba a Tarshish con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de Tarshish, y traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
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(32): SON MUY INTERESANTES LOS TEXTOS BÍBLICOS DE LA ÉPOCA QUE A CONTINUACIÓN RECOGEMOS, DONDE SE DESRIBE EL ODIO DE LOS JUDÍOS HACIA TIRO Y SIDÓN A QUIENES CULPABAN DE HABER ENVENENADO ISRAEL CON SU ORO Y PLATA, TRAÍDO DE TARSHIS. CULPANDO A LOS FENICIOS DE AQUELLA CAÍDA DE ISRAEL Y JUDA EN MANOS DE LOS BABILONIOS, COMO CASTIGO DE YAHVÉ POR IMPIEDAD Y POR ESE DESEO DE TENER ORO, PLATA Y BIENES. EVIDENTEMENTE ESTOS TEXTOS ESTÁN YA REDACTADOS BAJO EL INFLUJO ASIRIO Y EN PLENA DECADENCIA DE JUDÁ E ISRAEL; CUANDO LOS BABILONIOS LES PERMITEN REGRESAR A SU TIERRA, PERO CUSTODIADOS BAJO SU PODER.
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Isaías 23; 1-18:
"(1) Profecía sobre Tiro. Aullad, naves de Tarshish, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Kitim ya les es revelado. (2) Callad, moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te abastecían. (3) Su provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las naciones. (4) Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes. (5) Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro. (6) Pasaos a Tarshish; aullad, moradores de la costa. (7) ¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos. (8) ¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra? (9) Yahveh el de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra. (10) Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarshish, porque no tendrás ya más poder. (11) Extendió su mano sobre el mar, Yahveh hizo temblar los reinos mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas.(12) Y dijo: -No te alegrarás más, oh oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Kitim, y aun allí no tendrás reposo-. (13) Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas.(14) Aullad, naves de Tarshish, porque destruida es vuestra fortaleza.(15) Acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera.(16) Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada.(17) Y acontecerá que al fin de los setenta años visitará Yahveh a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra.(18) Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Yahveh, no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante de Yahveh, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente".
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Ezequiel 26; Profecía contra Tiro
26 (1) Aconteció en el undécimo año, en el día primero del mes, que vino a mí palabra de Yahveh, diciendo: (2) -Hijo del hombre, por cuanto dijo Tiro contra Jerusalén, bien quebrantada está la que era puerta de las naciones; a mí se volvió por lo que yo seré llena, y ella desierta-. (3) Por tanto, así lo ha dicho Yahveh el Señor: -He aquí yo estoy contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas. (4) Demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres; barreré de ella hasta su polvo, la dejaré como una peña lisa. (5) Un tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he hablado -dice Yahveh el Señor-. Y será saqueada por las naciones (6) y sus hijas que están en el campo serán muertas a espada y así sabrán que yo soy Yahveh-. (7) Porque así lo ha dicho el Señor: -He aquí que del norte traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos y carros y jinetes, y tropas y mucho pueblo. (8) Matará a espada a tus hijas que están en el campo, y pondrá contra ti torres de sitio, y levantará contra ti baluarte, y escudo afirmará contra ti.
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Ezequiel 27
27 (1) Vino a mí palabra de Yahveh, diciendo: (2) -Tú, hijo de hombre, levanta endechas sobre Tiro. (3) Dirás a Tiro, que está asentada a las orillas del mar, la que trafica con los pueblos de muchas costas -Así ha dicho Yahvéh el Señor- Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta hermosura. (4) En el corazón de los mares están tus confines; los que te edificaron completaron tu belleza. (5) De hayas del monte Senir te fabricaron todo el maderaje; tomaron cedros del Líbano para hacerte el mástil. (6) De encinas de Basán hicieron tus remos; tus bancos de pino de las costas de Quitim, incrustados de marfil. (7) De lino fino bordado de Egipto era tu cortina, para que te sirviese de vela; de azul y púrpura de las costas de Elisa era tu pabellón. (8) Los moradores de Sidón y de Arvad fueron tus remeros; tus sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos fueron tus pilotos. (9) Los ancianos de Gebal y sus más hábiles obreros calafateaban tus junturas; todas las naves del mar y los remeros de ellas fueron a ti para negociar, para participar de tus negocios. (10) Persas y los de Lud y Fut fueron en tu ejército tus hombres de guerra; escudos y yelmos colgaron en ti; ellos te dieron tu esplendor. (11) Y los hijos de Arvad con tu ejército estuvieron sobre tus muros alrededor, y los gamadeos en tus torres; sus escudos colgaron sobre tus muros alrededor; ellos completaron tu hermosura. (12) Tarsis comerciaba contigo por la abundancia de todas tus riquezas; con plata, hierro, estaño y plomo comerciaba en tus ferias. (13) Javán, Tubal y Mesec comerciaban también contigo; con hombres y con utensilios de bronce comerciaban en tus ferias. (14) Los de la casa de Togarma, con caballos y corceles de guerra y mulos, comerciaban en tu mercado. (15) Los hijos de Dedán traficaban contigo; muchas costas tomaban mercadería de tu mano; colmillos de marfil y ébano te dieron por sus pagos. (16) Edom traficaba contigo por la multitud de tus productos; con perlas, púrpura, vestidos bordados, linos finos, corales y rubíes venía a tus ferias. (17) Judá y la tierra de Israel comerciaban contigo; con trigos de Minit y Panag, miel, aceite y resina negociaban en tus mercados. (18) Damasco comerciaba contigo por tus muchos productos, por la abundancia de toda riqueza; con vino de Helbón y lana blanca negociaban. (19) Asimismo Dan y el errante Javán vinieron a tus ferias, para negociar en tu mercado con hierro labrado, mirra destilada y caña aromática. (20) Dedán comerciaba contigo en paños preciosos para carros. (21) Arabia y todos los príncipes de Cedar traficaban contigo en corderos y carneros y machos cabríos; en estas cosas fueron tus mercaderes. (22) Los mercaderes de Sabá y de Raama fueron también tus mercaderes; con lo principal de toda especiería, y toda piedra preciosa, y oro, vinieron a tus ferias. (23) Harán, Cane, Edén, y los mercaderes de Sabá, de Asiria y de Quilmad, contrataban contigo. (24) Estos mercaderes tuyos negociaban contigo en varias cosas; en mantos de azul y bordados, y en cajas de ropas preciosas, enlazadas con cordones, y en madera de cedro. (25) Las naves de Tarsis eran como tus caravanas que traían tus mercancías; así llegaste a ser opulenta, te multiplicaste en gran manera en medio de los mares. (26) En muchas aguas te engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó en medio de los mares. (27) Tus riquezas, tus mercaderías, tu tráfico, tus remeros, tus pilotos, tus calafateadores y los agentes de tus negocios, y todos tus hombres de guerra que hay en ti, con toda tu compañía que en medio de ti se halla, caerán en medio de los mares el día de tu caída. (28) Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán las costas. (29 Descenderán de sus naves todos los que toman remo; remeros y todos los pilotos del mar se quedarán en tierra (30) y harán oír su voz sobre ti, y gritarán amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán en ceniza. (31) Se raerán por ti los cabellos, se ceñirán de cilicio, y endecharán por ti endechas amargas, con amargura del alma. (32) Y levantarán sobre ti endechas en sus lamentaciones, y endecharán sobre ti, diciendo: ¿Quién como Tiro, como la destruida en medio del mar? (33) Cuando tus mercaderías salían de las naves, saciabas a muchos pueblos; a los reyes de la tierra enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tu comercio. (34) En el tiempo en que seas quebrantada por los mares en lo profundo de las aguas, tu comercio y toda tu compañía caerán en medio de ti. (35) Todos los moradores de las costas se maravillarán sobre ti, y sus reyes temblarán de espanto; demudarán sus rostros. (36) Los mercaderes en los pueblos silbarán contra ti; vendrás a ser espanto, y para siempre dejarás de
ser.
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2Crónicas 20; 35-37
(34) Los demás hechos de Josafat, primeros y postreros, he aquí están escritos en las palabras de Jehú hijo de Hanani, del cual se hace mención en el libro de los reyes de Israel. (35) Pasadas estas cosas, Josafat rey de Judá trabó amistad con Ocozías rey de Israel, el cual era dado a la impiedad. (36) e hizo con él compañía para construir naves que fuesen a Tarshish; y construyeron las naves en Ezión-Geber. (37) Entonces Eliezer hijo de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat, diciendo: Por cuanto has hecho compañía con Ocozías, Jehová destruirá tus obras. Y las naves se rompieron, y no pudieron ir a Tarshish".
1Reyes 22; 48 y 49
(48) Josafat había hecho naves de Tarshish, las cuales habían de ir a Ofir por oro; mas no fueron, porque se destrozaron en Ezión-Geber. (49) Entonces Ocozías hijo de Acab dijo a Josafat: Vayan mis siervos con los tuyos en las naves. Mas Josafat no quiso.
SALMOS 48; 7 y 8
(7) Con viento solano quiebras tú las naves de Tarshish. (8) Como lo oímos, así lo hemos visto. En la ciudad de Yahveh de los ejércitos"
SALMOS 72; 7-11
(7) Florecerá en sus días justicia, Y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. (8) Dominará de mar a mar y desde el río hasta los confines de la tierra. (9) Ante él se postrarán los moradore del desierto y sus enemigos lamerán el polvo. (10) Los reyes de Tarshish y de las costas traerán presentes; Los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones. (11) Todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán.
JEREMÍAS 10; 8 y 9:
(8) Todos a la par están embrutecidos y atontados; las vanidades por las que han sido aleccionados no son más que un pedazo de madera; (9) plata trabajada de Tarshish y oro de Ofir, obras del artífice y de manos del orfebre; los visten de azul y de púrpura, por obra de peritos es todo.
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(33): Cuando los helenos habían sido vencidos tras la batalla de Alalia ( en el 535 a.C.) y desarbolada por los cartagineses la armada jonia. Alejados los focenses del mercado y de las rutas marinas, los fenicios y los latinos se hacen dueños del Mediteráneo. Para no tener conflictos, se reparten las áreas de comercio y de dominio, "cayendo" el Océano con Tartessos (o lo que quedaba de él), bajo la zona de influencia cartaginesa. De tal manera, en el año 509 a.C., el senado romano y el cartaginés firman un pacto denominado del Plus Ultra, por el cual se impedía a los del Lacio, navegar más allá del Estrecho de Gibraltar, en los siguientes términos que recoge.
Polibio en HISTORIAS (III,22)
"...Habrá alianza entre los romanos y los cartagineses, y los aliados de ambos, con estas condiciones: No navegarán los romanos ni sus aliados, más allá del Bello Promontorio, a no ser que los empuje alguna tempestad o ataque enemigo, y, en caso de ser empujadas (sus naves) por estas razones de fuerza, no le será lícito comprar ni llevarse nada, excepto lo que sea necesario para el mantenimiento del barco o para el culto de sus dioses (partiendo en un máximo de cinco días)..."
-siendo esas palabras PLUS ULTRA, las que generaron el lema-.
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(34): Sobre el tema de los periplos de Hannon y Himilcón. Ver fuentes en: Paléfato y Pomponio Mela. junto a Plinio el Viejo (consultar al respecto: "La España de hace dos mil años, según P.Mela y P. el Viejo", editado por Austral, bajo la dirección y comentarios de García y Bellido; MADRID 1987). Hist. Nat Plinio el Viejo, Lib II 169 y Lib. V, 8 y ss.
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(35): (Estrabon, III, 5, 11)
Sobre el tema de las rutas de las Kassitérides recomendamos leer, Las naves de Kérné (II). Navegando por el Atlántico durante la protohistoria y la antigüedad (69 y ss) VICTOR GUERRERO AYUSO
Donde el autor escribe:
"el estaño de las Kattiterides desde allí hacia el Sur, por derroteros celosamente guardados como con denciales, para después ser redistribuido por los comerciantes gaditanos en el Mediterráneo, es algo que está fuera de toda duda razonable, no sólo a partir de las fuentes literarias, sino igualmente por las arqueológicas (López Pardo 1992; 1996). Es seguro que estos derroteros que conectaban centros productores de estaño e implementos manufacturados de bronce eran ya conocidos y frecuentados desde al menos mediados del II milenio BC (p.e. Huth 2000; Guerrero 2004 a), por lo tanto, las rutas que, como secreto de Estado, eran guardadas por los fenicios habían sido tomadas, de grado o por la fuerza, de comunidades indígenas irlandesas y bretonas, cuyos intercambios, organizados en redes locales y regionales de redistribución, eran sensiblemente distintas de las fenicias, pero igualmente e caces. El mérito verdaderamente propio de los fenicios fue conectar estas redes de intercambio con las del Mediterráneo y hegemonizar las rutas de larga distancia hasta el Mediterráneo Central, trans riendo parte de estos beneficios hasta Oriente. La desarticulación de las redes aborígenes de intercambio marino a la llegada de los fenicios esta comenzando a ser arqueológicamente documentada también en las Baleares (Guerrero 2007; Guerrero et al. 2007), aunque sin duda el problema debió de ser general".
Pag 66 y ss de
LOS FENICIOS Y EL ATLÁNTICO IV COLOQUIO DEL CEFYP
CENTRO DE ESTUDIOS FENICIO Y PÚNICOS 2008
GONZÁLEZ ANTÓN, R., LÓPEZ PARDO, F. Y PEÑA ROMO, V. (eds)
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(36): Recordemos brevemente cómo fue la caída de Canaán en manos persas y luego en las de Roma:
Finalizando sobre lo que se fue aconteciendo en ambos lados del Mediterrráneo, recordemos que la Fenicia vencida por los babilonios, se somete al dominio de los persas, cuando este imperio en el 538 a.C. se anexiona Babilonia. Tras ello, dijimos que Sidón consigue subsistir pactando con Persia, mientras Tiro se muestra reticente, algo que le cuesta su destrucción cuando en el 331 a.C. llegan unos nuevos dueños sucesores del poder Persa: Los helenos al mando de Alejandro Magno. Estos fueron los años en los que los cartagineses comienzan a intentar suceder a Tiro y Sidón en nuestra Península y en los que en gran parte consiguen dominar. Así desde el final del siglo VI a.C., tras la paulatina caida de Tartessos sobre el 535 a.C. vemos como Cartago va llegando a nuestras costas e intentando reconstruir lo que fué la Talhasocracia fenicia, realizando expediciones, periplos, fundando ciudades, defendiendo bases y factorías de Tiro o Sidón y conquistando tierras adentro. Por otro lado, la etapa de dominio heleno de Canaán no fué del todo negativa para el reino de Judá que consigue subsistir con el nombre de Judea hasta la llegada de los romanos. De igual forma, en nuestras tierras, en esos siglos del III al I a.C., se desarrolla la disputa entre catagineses, iberos y romanos para conseguir el poder en ellas, con sucesivas e “interminables” guerras, que terminan con la conocida victoria de los latinos. Y al igual que en Iberia, en Canaán ocurrieron hechos similares, pues los pueblos originarios de estas zonas, que habían pactado y aceptado con cierta facilidad a anteriores invasores (como los persas, o los helenos), muy por el contrario ante la presencia de los romanos, se sublevaron en gran parte sin aceptar su dominación.
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(37):
CRONOLOGÍA DE ETAPAS Y MIGRACIONES TARTESSIAS, EN RELACIÓN CON ACONTECIMIENTOS DE ORIENTE MEDIO Y ANATOLIA

-SIGLOS XII AL X a.C. EN EL EGEO Y ANATOLIA:
SE DIFUNDE EL HIERRO, EXPULSANDO DE ANATOLIA Y DEL EGEO A LAS ANTIGUAS CULTURAS DEL BRONCE.
-GUERRA DE TROYA (hacia el 1212 a.C.)
-LOS PUEBLOS DEL MAR (marineros o mercenarios de las costas de Anatolia) SE LANZAN A LA BÚSQUEDA DE NUEVAS TIERRAS, INVADEN EGIPTO Y LLEGAN HASTA CERDEÑA, ITALIA Y LA PENÍNSULA IBÉRICA.
-LOS DORIOS (indoeuropeos) SE ADUEÑAN DEL EGEO, CAE MICENAS Y EL MUNDO MINÓICO.
-LOS MICÉNIOS Y MINÓICOS HUYEN A CHIPRE Y A TIERRAS DE CANAAN.
EL EGEO QUEDA EN MANOS DE INDOEURPEOS.
-ANATOLIA PASA A MANOS DE TRIBUS DEL HIERRO, CREÁNDOSE ALGUNOS REINOS NEOHITITAS.
-FENICIA SE EXPANDE POR EFECTO DE LA CAÍDA DEL MUNDO HITITA Y DEL MINÓICO Y MICENIO. AVANZA PRIMERO HACIA EL EGEO Y DESPUÉS HACIA OCCIDENTE (comenzando las colonizaciones de sus grandes puertos, Tiro y Sidón).
- SIGLO X a.C., EMERGEN NUEVAS CULTURAS EN EL SUR PENINSULAR COMO CONSECUENCIA DE LA VISITA DE COLONOS. NACE PAULATINAMENTE LO QUE SE LLAMARÍA TARTESSOS.
- 966 al 928 a.C. Israel: Salomón, creación del Reino unido de Israel
- 928 a.C. Israel: Rebelión de las tribus del norte contra separación de Judá (dos reinos distintos)
- 928 a.C, Judá nació como Estado tras la muerte del rey Salomón.
- 875 a,C, Acoso sirio. Alianza Israel con Fenicia
- 838 a.C. Israel ya es tributaria de Salmanasar III
- 814 a.C. Fenicios, ante el empuje de Asiria, fundan Cartago en Túnez.
- 748 a.C. Israel a.C. tributaria plena de Asiria.
- 732 a.C. Caida de Israel, dominio de Asiria.
- 726 a.C. Salmanasar III invade el norteño reino de Israel.
- 722 a.C. Sargón derrota la capital israelita (Samaria) y lleva a numerosos israelitas cautivos a Asiria.
- Gordion: 710 a.C. Los cimmerios invaden Asia Minor y Midas solicita ayuda al rey de Asria Sargon II
- siglo VII a.C., Jerusalén capital de Judá,; gran auge de población y de poder. Apoyo asirio, que veía en Judá un valioso vasallo y una importante fuente de aceite de oliva.
- Siglos VIII y VII en Fenicia: Gran influencia y presión de Asiria, pese a ello Tiro y Sidón se mantienen independientes y como un solo reino.
- 700 a.C. TARTESSOS: COMIENZA EL LLAMADO PERIODO ORIENTALIZANTE, DE SEGURO MOTIVADO POR LOS HUIDOS DE LAS CONVULSIONES DE ORIENTE MEDIO (isrealitas, frigios y fenicios).
- Gordion: 696 a.C. Se supone que Midas se ve obligado a huir o a suicidarse, al tener su reino vencido y acabado.
- 672 a. C. Fenicia. Tiro fue asediada por Esarhaddon, y del 668 al 667 a.C. por Assurbanipal, pero no pudieron conquistarla.
- La prosperidad de Judá bajo el vasallaje asirio terminó con la caída del Imperio Asirio (lucha entre la Dinastía XXVI de Egipto y el Imperio Neobabilonio).
- 670 a.C. TARTESSOS: FINALIZA EL LLAMADO PERIODO ORIENTALIZANTE, PARA INICIARSE EL TARDÍO Y MÁS AUTÓCTONO. PROBABLEMENTE MOTIVADO PORQUE LAS INVASIONES DE BABILONIA EMPUJAN A GRIEGOS (jonios) HACIA OCCIDENTE MIENTRAS JUDÁ Y FENICIA SE DEBILITAN. Es la que se conoce como etapa de Arganthonios o filohelena, que termina en la derrota de Alalia (531 a.C.).
- Gordion: 620 a.C. Los lidios (helenos) expulsaron a los cimerios y conquistaron lo que ya se llamaba Frigia.
- 591 al 572 a. C.. Tiro es asediada y ocupada por Nabucodonosor II de Babilonia (durante trece años, sin llegar al éxito). Firman un acuerdo de paz por el cual Tiro pagó tributo a los babilonios -hecho que recoge el profeta Ezequiel (hacia el 574 a. C.)-.
- 597 y 582 a.C. Judá en medio de la zona en disputa condujo a la destrucción del reino luego siguió el Cautiverio en Babilonia tras la derrota de Nabucodonosor en el 586 a.C.
- Gordion: 547 a.C. La conquista persa llevo de nuevo a Gordio (reino de Midas) a ser capital de la satrapía de Frigia perdiendo hegemonía los lidios (griegos).
- 537 a.C. DERROTA DEL IMPERIO NEOBABILÓNICO Y CAIDA DE ASIRIA BAJO LOS PERSAS: CIRO LIBERA ISRAEL y JUDÁ Y PACTA MANTENER TRIBUTARIA A FENICIA.
- 531 a.C. DERROTA DE LOS GRIEGOS EN ALALIA; PROGRESIVA DESAPARICIÓN DE TARTESSOS. Destrucción de Tartessos quizás no solo motivada por la caida del comercio heleno en el Mediterráneo, al perder su dominio tras ser vencidos por Cartago. Sinó probablemente también debida al regreso a su lugar de origen de muchos judíos y fenicios asentados hasta entonces en Tartessos; tras serle devueltas por los aqueménides.

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